Ando con un jaleo de narices y casi se me olvida hacer el resumen semanal. Pero tampoco es que haya gran cosa que decir, la verdad.
Siguiendo con
Atelier Sophie.
Debido a que el juego no está estructurado en capítulos, me cuesta saber exactamente donde me encuentro en temas de lo que me falta por acabar y tal. Además, estoy viendo que este juego en concreto probablemente va a acabar siendo uno de los borrones menos memorables de toda la saga. De hecho, ni siquiera sé muy bien de que hablar...
Bueno, supongo que puedo ir mencionando algunos temas acerca de la alquimia y tal. Justo cuando ya te habías acostumbrado al sistema de
Shallie,
Sophie vuelve a estirar la alfombra de debajo de tus pies y lo cambia por completo. La idea de mezclar materiales dentro de un caldero cobra un nuevo significado cuando ahora cada material aparece representado por una pieza de tetris y tienes que intentar encajarlas todas dentro de una cuadrícula. Hacer que se solapen no significa que la síntesis vaya a fracasar, pero sí que se come algo la calidad del objeto... O eso creo. La verdad es que tampoco tengo mucha idea de lo que estoy haciendo.
Lo único que sé es que he conseguido crear un objeto que tiene una alta probabilidad de causar muerte instantánea a grupos grandes de enemigos, y estoy usándolo para meterme en sitios por los que NO debería meterme todavía. Aunque tampoco es tan complicado esquivar a los monstruos cuando estás en el campo, y solo son un problema cuando te hacen luchar contra algunos como requisito para desbloquear ciertas recetas.
Como contrapartida, Sophie desecha el sistema de objetos usables que empezó a usar Escha & Logy y continuó Shallie. En esos juegos los objetos usables eran parte del equipo. Te los equipabas y eso significaba que ese personaje podía usarlos en combate X veces antes de que se le agotasen (la X es un número que variaba dependiendo del objeto y de su calidad). Cada vez que volvías a casa tras las aventuras, los objetos volvían a rellenarse y al volver a salir volvías a tener todos los objetos equipados listos para ser usados de nuevo sin necesidad de crearlos de nuevo. Esto ya no funciona así... En parte. Los objetos siguen teniendo un número de usos y tienen que ser equipados (y además ahora cualquier personaje puede usarlos, no solo las alquimistas, aunque no todo el mundo puede usarlos todos), pero no se rellenan al volver a casa y tienes que crear más para que no se te acaben las existencias... Hasta que llegas a cierto punto en el que cierto personaje abre en el pueblo un servicio que hace exactamente eso. La única diferencia es que ahora cada vez que regresas a casa recibes una factura según la cantidad de objetos que has usado y hay que volver a rellenar.
Ese mismo personaje también ofrece el servicio de registro y duplicación de objetos que tenían los juegos de la trilogía
Arland y que por alguna razón
Dusk desechó. Vas a su tienda y le ofreces un objeto que has creado y quieres duplicar, y a partir de entonces ese objeto pasa a venderse en su tienda, exactamente igual que el que tú creaste. Si logras crear un objeto tochísimo super útil puedes registrarlo para tener un suministro infinito de él, como hice con una probeta de líquido con la propiedad mata-monstruos que comenté.
Así a lo tonto he encontrado cosas que decir y todo. Si es que solo hace falta exprimir algo la mollera.
Veamos si puedo hacer lo mismo para
The Witcher 3...
No es que el juego me esté resultando poco memorable, pero cuando el 75% del tiempo lo paso explorando resulta complicado mencionar algo distinto a "di vueltas por ahí, maté bichos, jugué a cartas".
En realidad, bueno, maté un wyvern en la cima de una torre en uno de los combates más patéticos que existen (yo dando vueltas y espameando ataques mientras el bicho apenas tenía espacio para girar). También hice las competiciones de carreras de Velen y decidí que no me mola el caballo (de hecho, la gran mayoría del tiempo lo paso corriendo a pie). También gané a los campeones de Gwent de Velen, y me aventuré un poco por la zona de Novigrad, que forma parte del mismo mapa, pero es menos lodazal infecto. Lo cual no significa que sea mejor lugar para vivir; ya tengo marcados en el mapa cuatro o cinco monstruos tochos que me he encontrado dando vueltas por ahí y que planeo cazar en un futuro.
Ah, si, hay una especie de historia principal en el juego, ¿no? Todavía no he encontrado a la familia del Barón. Hablando del Barón, me gusta su personaje, tiene muchas tonalidades. Muy a menudo se presentan a los personajes de su estilo como absolutamente irremediables, pero el hecho de que te lo presenten de forma más humana es un soplo de aire fresco. Ahora mismo estoy explorando los pantanos y creo que por ahí ya voy encaminándome a resolver algunos asuntos de la trama principal. Supongo que ya estoy agotando los sidequests y no me queda más remedio que volver a meterme en la senda principal. Qué remedio...
A punto de acabar
Final Fantasy XIV: Endwalker. Alerta de
spoilers, por supuesto.
La última zona del juego, llamada Ultima Thule, es interesante. Se trata de una especie de cementerio de mundos destruidos y plagados de espectros que no desean otra cosa que desaparecer. La música es como una melodía que suena distante, como si estuviéses escuchándola a través de unas cuantas paredes, y creo que es la canción que sonaba al principio del último trailer que mostraron, pero sin la letra.
Llegamos a Ultima Thule en una especie de nave espacial, pero para conseguir la potencia necesaria hay todo un drama. Tenemos que meternos en el mar de éter y atravesar una mazmorra donde nos topamos con fantasmas de otros personajes muertos. Antiguos antagonistas reaparecen como jefes, mientras que aliados que murieron a lo largo del juego te ayudan (de hecho, una de ellas aparece durante el combate final de la mazmorra para crear un pilar de hielo que bloquea un ataque de muerte instantánea del jefe). La mazmorra es genial, pero lo que viene luego es el verdadero plato fuerte: Tenemos que luchar contra Hydaelyn en un combate "amistoso". Digo "amistoso" porque la tipa es una bestia parda. Especialmente hacia el final hay ataques a los que todavía no he conseguido pillarles el truco.
Pero bueno, de forma paralela a todo esto, también se está llevando a cabo el evento de Halloween, en el que un payaso maligno invita a la gente para asistir a su banquete de los horrores. Tienes que meterte en una mini-mazmorra estacional armado con agua bendita y una linterna e ir espantando espíritus mientras rescatas a NPCs. Es un evento simpático, y para conseguir todos los objetos únicos solo hace falta pasarse la mazmorra tres veces.
Como aperitivo a parte, en las colas de espera de las notarías, bancos y otros lugares donde estoy haciendo muchos trámites últimamente, he estado probando la versión app del juego de mesa de
Cartógrafos.
Básicamente, tienes cuatro cartas que te marcan objetivos. Por ejemplo "3 puntos por cada casilla de agua que esté tocando una montaña", o "6 puntos por cada línea completa", o "6 puntos por cada grupo de pueblos que sea de tamaño 6 o más"... Entonces empiezan a salirte cartas donde te salen como piezas de tetris de diferentes terrenos, y tienes que colocarlas en tu mapa como mejor veas para ir completando los objetivos.
El juego se desarrolla a lo largo de 4 estaciones, y en cada estación solo puntúan 2 de los 4 objetivos, aunque al final los cuatro siempre acaban puntuando dos veces. Pero además cada uno de estos objetivos también tiene una penalización que se aplica a tu puntuación final. Por lo general, objetivos más fáciles con los que es fácil sacar puntos te quitan más puntos al final, mientras que los más complejos tienen una penalización menor. En el juego de mesa esto no se aplica a no ser que juegues en solitario, pero es que eso es precisamente a lo que juegas en la aplicación: Juegas tú solo y luego tu puntuación se mete en un ránking. Aunque, siendo francos, el juego de mesa es un solitario incluso cuando lo juegas con gente. Apenas hay interacción.
El juego tiene otras mecánicas, como las monedas o las cartas de monstruo, que el juego coloca él mismo en el mapa fastidiándote tu magnum opus y luego van chupándote puntos si no las rodeas, pero tampoco voy a enrollarme. La aplicación está bastante bien y el juego es muy adictivo, aunque estoy un poco hasta el gorro de la fijación que tiene por el objetivo de "1 punto por cada agujero 1x1 vacío que dejes". ODIO esa carta porque tiende a entrar en conflicto con muchos de los otros objetivos, y si además es de las que les toca puntuar en las etapas tempranas del juego es muy difícil sacar suficientes puntos para compensar los 20 que te quita al final. Y, por alguna razón, me sale tres de cada cuatro partidas que juego. Deleznable.
Y eso es todo. Para la semana que viene, tengo prácticamente seguro que habré acabado
Endwalker. Ni idea acerca de
Atelier Sophie porque tampoco sé por donde voy ni cuanto me queda. Y
The Witcher 3... Pues es lo que se conoce como proyecto a largo plazo.