30-03-2017 23:44
(30-03-2017 19:22)Bonjour escribió:@MMalkavian Yo estoy más o menos de acuerdo en lo que dices respecto al contenido, aunque por supuesto que la incitación al odio no me parece una filfa y la meto en el saco. Hoy día me parece un problema mucho más grave en la sociedad el rechazo sistemático a cualquier colectivo que la posibilidad de que alguien cumpla una amenaza de muerte, sencillamente por los casos efectivos de cada ámbito que se dan y sus consecuencias, a pesar de que aisladamente me parezca obviamente más grave una agresión física que de casi cualquier otro tipo (y pongo el "casi" por cubrirme las espaldas ante una posible rectificación futura). Incluso podría compartir lo que dices del derecho al honor, pero lo otro ni de coña, jamás.
Y por otro lado añadiría un "libertad de expresión depende", pero en cuanto a la forma y no al contenido, porque insisto en que no es lo mismo que cuentes un chiste negrísimo o, directamente, opines que fulanito merece la muerte y lo digas alegremente por ahí, a que hagas una campaña publicitaria para crear la opinión de que tal fulanito merece la muerte, sea con mensajes en autobús, haciendo anuncios en el periódico o como te plazca. Yo no voy a vigilar lo que uno dice en su casa, en la calle, en el bar, en su whatsapp, en el facebook o en el twitter, que además queda siempre a título personal. Pero desde luego hay cosas que, teniendo el mismo contenido (incluso literalmente) me pueden parecer censurables en un caso y no censurables en otro. Y no veo en ello ninguna contradicción, ni hipocresía, ni mucho menos que "dependa de a quién se ofenda".
Es una postura bastante razonable, pero el problema que tiene priorizar la forma —y el contexto—frente al contenido es que es tremendamente subjetiva. Y la subjetividad crea tipos penales difusos y agravios comparativos. Con la ley en la mano dos jueces pueden concluir cosas completamente opuestas, cosa que ya pasa a día de hoy en muchos asuntos.
Solo para matizar mi opinión un poco más. No creo que la ley deba perseguir un bien moral, ni siquiera el bien de la mayoría. Creo que la ley debe limitarse a ser árbitro de las relaciones —o desencuentros en este caso— entre personas libres. Que la sociedad evolucione y cambie las leyes es lo ideal y lo natural, pero los funcionarios de justicia deben limitarse a administrar justicia interpretando la ley de la forma más aséptica y consistente posible.
Por eso me gusta la separación de poderes, y no me gustan ni los políticos que quieren convertir a los tribunales en una herramienta de ingeniería social, ni los jueces "excesivamente creativos" en el ejercicio de sus funciones.
Un Saludo
PD: El contexto siempre va a ser muy importante a la hora de establecer atenuantes y agravantes, por ejemplo. Pero me refiero a lo desdibujado y manoseado que suele estar dentro de los debates sobre los límites de la libertad de expresión.