24-04-2014 19:17
Roma (Federico Fellini)
Nos encontramos ante una de las ciudades más famosas del mundo, que ocupa el rol de personaje, de protagonista incluso, en una historia que carece de linealidad y sentido convencional. Observamos sus monumentos, sus calles, su tráfico, sus gentes, sus fiestas, etc. a lo largo de tres espacios temporales: años 30, II Guerra Mundial y años 70 (época en la cual se rodó la película).
Tanto el tiempo como la propia variedad de situaciones que origina la ciudad, permiten a Fellini mostrar al espectador todo tipo de caras de la sociedad y del lugar. La primera etapa, desde el punto de vista de un infante, muestra a Roma mitificada, como una leyenda. Las imágenes de sus monumentos la magnifican y acentúan su grandeza. Pero tampoco faltan a la cita escenas más grotescas, centradas en suburbios y personajes marginales.
Roma contiene multitud de escenas evocadoras y que no dejan indiferente al espectador. La expedición por los túneles y el posterior descubrimiento de las pinturas antiguas (su deterioro simboliza el paso del tiempo), la entrada a Roma del equipo de rodaje por la autovía, con el tráfico y el tumulto in crescendo, el surrealista desfile de moda eclesiástico o como no, las preguntas a Fellini sobre la objetividad de su obra acerca de la visión que pretende mostrar de Roma.
A Fellini se la suda mucho la historia. Prefiere emociones e imaginación a exactitud. Hace de un circo su propio y único espectáculo. La vida y la muerte, el paso del tiempo, las relaciones humanas, la infancia ... todo tiene cabida en Roma.
Nos encontramos ante una de las ciudades más famosas del mundo, que ocupa el rol de personaje, de protagonista incluso, en una historia que carece de linealidad y sentido convencional. Observamos sus monumentos, sus calles, su tráfico, sus gentes, sus fiestas, etc. a lo largo de tres espacios temporales: años 30, II Guerra Mundial y años 70 (época en la cual se rodó la película).
Tanto el tiempo como la propia variedad de situaciones que origina la ciudad, permiten a Fellini mostrar al espectador todo tipo de caras de la sociedad y del lugar. La primera etapa, desde el punto de vista de un infante, muestra a Roma mitificada, como una leyenda. Las imágenes de sus monumentos la magnifican y acentúan su grandeza. Pero tampoco faltan a la cita escenas más grotescas, centradas en suburbios y personajes marginales.
Roma contiene multitud de escenas evocadoras y que no dejan indiferente al espectador. La expedición por los túneles y el posterior descubrimiento de las pinturas antiguas (su deterioro simboliza el paso del tiempo), la entrada a Roma del equipo de rodaje por la autovía, con el tráfico y el tumulto in crescendo, el surrealista desfile de moda eclesiástico o como no, las preguntas a Fellini sobre la objetividad de su obra acerca de la visión que pretende mostrar de Roma.
A Fellini se la suda mucho la historia. Prefiere emociones e imaginación a exactitud. Hace de un circo su propio y único espectáculo. La vida y la muerte, el paso del tiempo, las relaciones humanas, la infancia ... todo tiene cabida en Roma.
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