Bueeeeeeno, allá vamos otra vez...
Finiquitado el
Phantasy Star 3.
Si durante la segunda generación descubres que el mundo en realidad es una estación espacial, en la tercera el giro argumental es que ni Layla ni Orakio, los dos héroes que dividieron el mundo en su guerra, seguían una causa justa, sino que ambos fueron engañados por una entidad para que sembrasen el caos. Ambos se dieron cuenta del engaño a tiempo y unieron fuerzas para derrotar a dicha entidad, pero supongo que a ninguno de sus seguidores les llegó la invitación a esta última reunión de equipo.
El enfrentamiento final contra Dark Force (que por supuesto es la entidad de la que hablamos; este bicho aparece en todos los juegos de la saga parece) es un poco anticlimático. Llegas a una bio-esfera nueva de la estación espacial que está bastante vacía (aunque esto es algo común en todas las bio-esferas, la verdad) salvo por una ciudad flotante donde la gente es muy, muy mala. Y digo que son malos porque básicamente todos los NPCs con los que hablas allí se retuercen el bigote y rien a lo "muajaja" mientras se vanaglorian de lo bien que están saliendo sus planes. El caso es que caminas por el único camino de la ciudad (que como no puede ser de otra forma es lo suficientemente serpenteante como para atravesar cada rincón a pesar de que como diseño urbano debe ser un dolor de huevos para la gente que vive ahí, supongo que por eso tienen tan mala hostia) y llegas a la última mazmorra donde se esconde Dark Force.
Esta última mazmorra tiene las mismas pintas que todas las mazmorras anteriores, lo cual hace que sea poco llamativa como recta final del juego. Incluso el eventual encuentro con Dark Force sucede con muy poca fanfaria. Te lo encuentras encerrado en un cofre ahí en medio, como si fuese un mimico, y cuando lo abres se rie de ti, te ataca y empieza el combate final. Ni siquiera tiene "sala de trono" ni nada parecido. Sí, esto es más o menos el equivalente al encuentro contra él en el juego anterior, pero en ese juego Dark Force no era el jefe final.
Cuando te cargas al bicho, lo cual no es para nada tan difícil como en
Phantasy Star 2, tu héroe genérico de
Fire Emblem decide que se va a cargar la ciudad y lanza un hechizo que hace que todo empiece a derrumbarse. No es capaz de esperar a salir a un lugar seguro, no. Vamos, este plan es del nivel de cuando el Equipo Magma en
Pokémon Rubí decide que va a hacer entrar en erupción un volcán cuando todos sus integrantes están metidos dentro del cráter. Menos mal que está la waifu androide de turno para usar un conveniente hechizo de teletransporte y conseguir salvar a todo el mundo a tiempo.
No hay mucho más que pueda decir más allá de lo que ya comenté en la entrada anterior, y mi opinión sobre el juego no ha cambiado en absoluto.
Personalmente, el juego me ha gustado marginalmente más que el anterior. Esto es debido a que, al final del día, no es tan frustrante. El elevado número de combates aleatorios comparados con los dos juegos anteriores, sin embargo, sigue convirtiendo la exploración en un absoluto coñazo y hace que la mejora frente al juego anterior sea eso: marginal. Y juntando las partes en un todo la verdad es que el juego sigue pareciéndome feo, aburrido y monótono, tanto artística como jugablemente.
Me ha gustado: La idea de las tres generaciones de héroes, si bien no siento que aporte gran cosa en este caso, no deja de ser una idea curiosa e interesante.
No me ha gustado: La frecuencia de combates aleatorios es obscena. Los entornos son feuchos y poco variados.
El siguiente juego a jugar es uno que tengo desde los tiempos de la Wii, pero que no había tocado hasta ahora.
De Blob.
En
De Blob llevas a una bola de pintura que forma parte de un grupo de resistencia contra el imperio de la tinta, quienes han invadido el lugar y han chupado todo el color dejando la ciudad entera en un estado monócromo. Usando tus poderes de pintura puedes absorber tintes de los robots que encuentras por el camino para luego ir saltando por ahí y pintando los edificios y estructuras que tocas.
El juego se divide en niveles, a su vez divididos en zonas. Para ir avanzando por el nivel tienes que pintar edificios, superar misiones, derrotar enemigos, etc... Haciendo esto obtienes puntos de color que acaban abriendo las puertas cerradas cuando tienes suficientes. Los niveles tienen un límite de tiempo (la explicación es que es el tiempo que tienes para liarla parda antes de que los del imperio de la tinta logren movilizar el grueso de su ejército contra ti), pero al menos por ahora ese límite ha sido extremadamente generoso, obteniendo además tiempo extra al superar misiones y abrir zonas nuevas.
Por supuesto, la mecánica del color es el principal atractivo del juego. Blob puede obtener pintura derrotando a unos robots con forma de botella que están por todas partes y vienen en tres variedades: Rojo, azul y amarillo. Además de esto, si ya tienes un color puedes intentar hacer una mezcla para obtener colores secundarios. Por ejemplo, si eres amarillo y te cargas a un robot azul, en vez de azul Blob pasa a ser verde. Si luego derrotas a otro robot azul siendo verde, entonces sí pasarías a ser azul. Además de los tres colores básicos, también están el verde, naranja y púrpura, además del marrón, que es el que se obtiene mezclando los tres. Si entras al agua pierdes el color y te vuelves translúcido, lo cual no es necesariamente malo porque puede servirte para volverte de uno de los colores básicos sin necesidad de cargarte a más de un robot en el proceso, y además te salva si un enemigo te cubre de tinta.
Las misiones te las dan el resto de miembros de la resistencia, y por lo general sabes que tipo de misión es por el color del indicador (que también indica el personaje que te la va a dar). Las misiones azules suelen ser las primeras que encuentras y consisten en seguir unas señales de humo en un límite de tiempo. Por lo general estas misiones tienen como propósito secundario guiarte al siguiente punto de interés o hacerte una ruta para familiarizarte con el nivel. Las misiones verdes consisten en pintas elementos del nivel de colores concretos determinados. Las misiones naranjas consisten en derrotar enemigos. Finalmente, las marrones van de acumular pintura para hinchar a Blob y luego gastarla en edificios importantes, que tienen un número que te indica cuantos puntos de pintura necesitan para ser convertidos (y si debe ser de un color determinado).
Por ahora el juego está bien, pero tampoco me mata demasiado. El principal problema que le veo es que la idea es buena pero se siente que podría ser más. Los niveles van introduciendo elementos nuevos a medida que avanzan, pero la variedad de actividades a realizar es muy estática y al final da la sensación de que no dejas de hacer lo mismo una y otra vez.
Claro que todavía tengo la mitad del juego por delante. A lo mejor meten un cambio enorme en los niveles finales... aunque no creo que lo hagan.
Y para acabar, empezando a jugar al parche 6.2 de
FFXIV. Aviso de
spoilers y todo eso...
El parche empieza directamente con una mazmorra en la que nos metemos en el vacío. Desoxidando un poco el lore, el mundo de
FFXIV está dividido en 14 dimensiones paralelas. El Vacío es también conocido como "El Decimotercero", y fue una dimensión en la que un inbalance masivo de éter con el elemento de la oscuridad acabó inundando el mundo y convirtiéndolo en una especie de abismo oscuro. Todos sus habitantes fueron consumidos por el éter y mutados en lo que hoy en día se conoce como "Voidsent", que son el equivalente a los demonios de
FFXIV. Siempre que un brujo invoca a un demonio, lo que en realidad está haciendo es abrir un portal al decimotercer mundo para que el bicho pase.
Al igual que los Sin Eaters de
Shadowbringers, que nacieron debido a un inbalance en favor de la luz, los Voidsent son criaturas constantemente hambrientas del éter de otros seres vivos. A diferencia de los Sin Eaters, sin embargo, los Voidsent logran mantener una especie de personalidad. Esta personalidad está horriblemente mutada por la locura y el hambre, pero los que son medianamente poderosos son capaces de mantener conversaciones e incluso establecer tratos. De hecho, se dice que la personalidad de un Voidsent no es más que una versión grotesca de la que tenía originalmente antes de mutar, excepto que con todos sus aspectos negativos incrementados. Quizá debido a esto, y a pesar de que muchos de ellos se acaban dando caza los unos a los otros, sí que existe cierta jerarquía, y señores demoníacos lo suficientemente poderosos logran mantener un buen número de siervos bajo su mando, ya sea por vanidad, ambición o sadismo.
Las razones por las que visitamos el Vacío son que estamos ayudando al dragón Vrtra a encontrar a su hermana Azdaja, quien desapareció hacia varias eras durante la guerra contra el ya desaparecido Imperio de Allag. El emperador Xande hizo un pacto con una de las señoras del Vacío, la Nube de la Oscuridad (sí, todo esto es una referencia al
Final 3), y ésta le cedió la capacidad para abrir brechas con las cuales pudiese incrementar el número de tropas con Voidsent. Azdaja se lanzó a por una de estas brechas para cerrarla desde dentro, y a pesar de que funcionó la dragona quedó encerrada en el Vacío. Cientos de años más tarde vamos a ver si podemos encontrar a la dragona sana y salva, pero en el proceso descubrimos que ahora se encuentra en el poder de un tipo llamado Golbez, y un tal Scarmiglione intenta tendernos una emboscada apenas acabamos de entrar en el lugar. Logramos acabar con Scarmiglione, pero como cualquiera que haya jugado al
Final 4 sabrá, Golbez tiene a cuatro demonios que le sirven, y cargarnos a uno no hace más que llamar la atención de los otros tres.
No todo es malo. Al llegar al abismo encontramos también al Voidsent que servía a Zenos, y con un golpe de suerte y un cristal de luz que nos sobraba logramos purificarlo lo suficiente como para que al menos logre recuperar su forma humana original. Sigue teniendo la personalidad de un Voidsent, sin embargo, pero logramos establecer un trato con ella para que nos sirva de guía por su mundo a cambio de una porción de nuestro delicioso éter. Como no tiene nombre, la acabamos llamando Zero, y ahora es nuestra mejor amiga para siempre (mientras sigamos pudiéndole dar caramelos, al menos).
Bueno, pues eso es todo por ahora. Para la semana que viene,
Grimrock 2 regresa, pero también estará el evento de aniversario del
FFXIV. Y más
De Blob aunque no sé si lo habré acabado.