18-01-2024 11:31
Vamos con Marte Verde. Haré lo que pueda con este.
Han pasado 50 años desde el fracaso de la primera revolución marciana. Las transnacionales se han hecho con el poder, los gobiernos terranos no son ahora más que marionetas al servicio de sus intereses, y los miembros supervivientes de los primeros cien colonos viven escondidos en comunidades ocultas tras haber sido tachados de terroristas por la propaganda de las autoridades. Pero al igual que las plantas han empezado a florecer en el planeta rojo, nuevas generaciones de nativos surgen de estas comunidades. Estos vástagos de Marte han crecido bajo la tutela de los primeros cien supervivientes, pero también con las leyendas de aquellos que vivieron antes. Una segunda revolución empieza a fraguarse, pero el ímpetu y el idealismo amenazan con convertirla en una repetición de la anterior.
Marte Verde es el segundo libro de la trilogía marciana de Kim Stanley Robinson, y tiene la misma estructura que el primero, es decir, está dividido en varias partes con un número variable de capítulos cada una, y cada grupo de capítulos sigue a un personaje concreto. Muchos de los personajes son del primer libro, que se mantienen vivos y activos gracias al proceso de longevidad que prolonga la vida descubierto en la primera parte de la trilogía, pero también aparecen nuevos protagonistas como Nirgal, uno de los jóvenes que se criaron en una colonia oculta de Marte, y Art, enviado a Marte por Praxis, la única multinacional que parece simpatizar con las células rebeldes.
La estructura no es lo único que se mantiene con respecto a Marte Rojo. El ritmo y estilo siguen siendo los mismos, y como tal esto hace de Marte Verde un libro igualmente difícil de leer, no por temas técnicos sino por su lentitud. Es el tipo de libro que en muchas ocasiones da la sensación de que podrías estar leyendo solo por encima gran parte de él e igualmente no perderte gran cosa en lo que a la trama principal se refiere. En cierta forma el caso de Marte Verde es incluso peor que el de Marte Rojo, puesto que la mayoría de personajes que en el primer libro tenían una personalidad más propensa a tomar cartas en el asunto acabaron muertos, dejando para la secuela a un grupo de personajes más pasivo. Eso, y que este libro es algo más largo que el primero.
Sí que hay ciertos cambios. Sax en concreto era un personaje que en el primer libro tenía un papel secundario y nunca recibió sus propios capítulos, pero que en éste cobra mucho más protagonismo y tiene algunas de las partes más interesantes dedicadas a él. También es uno de los personajes que más cambian a lo largo de la historia, llegando a tomar incluso algunas decisiones que me sorprendieron. Phyllis era un personaje que acabó teniendo un papel de antagonista menor en el primer libro y en este vuelve a hacer acto de presencia, cobrando un poco más de importancia aunque sin llegar a tener nunca su propia parte dedicada a ella, y entre las nuevas juventudes marcianas destaca la aparición de Jackie, quien es probablemente el personaje secundario más prominente del libro debido a su relación con Nirgal y su rivalidad con Maya (quien, dicho sea de paso, sigue siendo una bomba de relojería emocional).
Por lo general el libro se siente más tenso que el primero ya que empieza con un claro conflicto existente ya de entrada, pero eso no significa que su lectura vaya a ser más emocionante o a contener muchas más escenas de acción. Las hay, pero tampoco sabría decir si son más o menos que las que aparecían en Marte Rojo, y de todas formas tienden a acabar rápidamente y sin mucha atención dedicada a ellas, igual que en el primer libro.
La realidad es que ya había acabado de leer Marte Verde a principios de las vacaciones de Navidad, pero he ido procrastinando esta entrada porque, a decir verdad, no sabía muy bien que decir sobre él que no sonase a estar describiendo las virtudes y defectos del libro anterior de la trilogía otra vez. Marte Verde es un libro con un amplio y variado elenco de personajes que tejen una interesante telaraña de conexiones entre sí, pero es una lectura lenta más centrada en temas sociales, políticos y económicos que en el tema técnico de la terraformación de Marte en sí, que más bien sirve de trasfondo para todo lo demás. El ritmo del libro hace que sea difícil recomendarlo de forma abierta si uno no está muy interesado en los temas que trata, y debo reconocer que yo mismo estoy entre los que lo han encontrado bastante aburrido.
Vamos, que ciertamente es una secuela del primero.
A la trilogía todavía le queda un libro para acabar, pero antes de eso volveremos con Conan.
Han pasado 50 años desde el fracaso de la primera revolución marciana. Las transnacionales se han hecho con el poder, los gobiernos terranos no son ahora más que marionetas al servicio de sus intereses, y los miembros supervivientes de los primeros cien colonos viven escondidos en comunidades ocultas tras haber sido tachados de terroristas por la propaganda de las autoridades. Pero al igual que las plantas han empezado a florecer en el planeta rojo, nuevas generaciones de nativos surgen de estas comunidades. Estos vástagos de Marte han crecido bajo la tutela de los primeros cien supervivientes, pero también con las leyendas de aquellos que vivieron antes. Una segunda revolución empieza a fraguarse, pero el ímpetu y el idealismo amenazan con convertirla en una repetición de la anterior.
Marte Verde es el segundo libro de la trilogía marciana de Kim Stanley Robinson, y tiene la misma estructura que el primero, es decir, está dividido en varias partes con un número variable de capítulos cada una, y cada grupo de capítulos sigue a un personaje concreto. Muchos de los personajes son del primer libro, que se mantienen vivos y activos gracias al proceso de longevidad que prolonga la vida descubierto en la primera parte de la trilogía, pero también aparecen nuevos protagonistas como Nirgal, uno de los jóvenes que se criaron en una colonia oculta de Marte, y Art, enviado a Marte por Praxis, la única multinacional que parece simpatizar con las células rebeldes.
La estructura no es lo único que se mantiene con respecto a Marte Rojo. El ritmo y estilo siguen siendo los mismos, y como tal esto hace de Marte Verde un libro igualmente difícil de leer, no por temas técnicos sino por su lentitud. Es el tipo de libro que en muchas ocasiones da la sensación de que podrías estar leyendo solo por encima gran parte de él e igualmente no perderte gran cosa en lo que a la trama principal se refiere. En cierta forma el caso de Marte Verde es incluso peor que el de Marte Rojo, puesto que la mayoría de personajes que en el primer libro tenían una personalidad más propensa a tomar cartas en el asunto acabaron muertos, dejando para la secuela a un grupo de personajes más pasivo. Eso, y que este libro es algo más largo que el primero.
Sí que hay ciertos cambios. Sax en concreto era un personaje que en el primer libro tenía un papel secundario y nunca recibió sus propios capítulos, pero que en éste cobra mucho más protagonismo y tiene algunas de las partes más interesantes dedicadas a él. También es uno de los personajes que más cambian a lo largo de la historia, llegando a tomar incluso algunas decisiones que me sorprendieron. Phyllis era un personaje que acabó teniendo un papel de antagonista menor en el primer libro y en este vuelve a hacer acto de presencia, cobrando un poco más de importancia aunque sin llegar a tener nunca su propia parte dedicada a ella, y entre las nuevas juventudes marcianas destaca la aparición de Jackie, quien es probablemente el personaje secundario más prominente del libro debido a su relación con Nirgal y su rivalidad con Maya (quien, dicho sea de paso, sigue siendo una bomba de relojería emocional).
Por lo general el libro se siente más tenso que el primero ya que empieza con un claro conflicto existente ya de entrada, pero eso no significa que su lectura vaya a ser más emocionante o a contener muchas más escenas de acción. Las hay, pero tampoco sabría decir si son más o menos que las que aparecían en Marte Rojo, y de todas formas tienden a acabar rápidamente y sin mucha atención dedicada a ellas, igual que en el primer libro.
La realidad es que ya había acabado de leer Marte Verde a principios de las vacaciones de Navidad, pero he ido procrastinando esta entrada porque, a decir verdad, no sabía muy bien que decir sobre él que no sonase a estar describiendo las virtudes y defectos del libro anterior de la trilogía otra vez. Marte Verde es un libro con un amplio y variado elenco de personajes que tejen una interesante telaraña de conexiones entre sí, pero es una lectura lenta más centrada en temas sociales, políticos y económicos que en el tema técnico de la terraformación de Marte en sí, que más bien sirve de trasfondo para todo lo demás. El ritmo del libro hace que sea difícil recomendarlo de forma abierta si uno no está muy interesado en los temas que trata, y debo reconocer que yo mismo estoy entre los que lo han encontrado bastante aburrido.
Vamos, que ciertamente es una secuela del primero.
A la trilogía todavía le queda un libro para acabar, pero antes de eso volveremos con Conan.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
Switch Friend Code: SW-4591-5898-9874