02-10-2023 15:28
Siguiente entrada doble, tal como prometí.
Primero, A Todo Vapor, de Terry Pratchett.
En un pueblucho sin importancia de Sto Lat, el joven ingeniero Dick Simnel ha estudiado, rediseñado y perfeccionado las ideas de su padre para crear una máquina a la que ha bautizado como La Traviesa de Hierro. Este monstruo mecánico promete traer grandes avances al mundodisco, pero para ello Simnel necesita el apoyo de inversores y mecenas. Harry King, de Ankh Morpork, rápidamente se ofrece a apoyar el proyecto, y junto a él está Húmedo Von Mustachen, quien no duda en ser ofrecido como voluntario por el patricio para asegurarse de que la empresa funciona bien. La Traviesa de Hierro pronto se convierte en un símbolo del progreso... a pesar de que por su trayecto tendrá que hacer frente a fundamentalistas que harán todo lo posible para evitar que llegue el mañana.
A Todo Vapor es el libro #40 de la saga de Mundodisco, forma parte de la sub-saga de la revolución industrial y es el tercero protagonizado por Húmedo Von Mustachen. El libro es también el último publicado antes de la muerte de Pratchett, puesto que el siguiente fue publicado de manera póstuma. Como se puede ver, A Todo Vapor es muchas cosas, y otra cosa que también es es ser el peor libro de toda la saga.
Y vale, para empezar, ya sé. Alzheimer y todo eso. Quiero que quede claro que lo que voy a decir a continuación es una crítica del libro, NO del autor. Las circunstancias son las que fueron, y Pratchett no tiene la culpa. Sin embargo, esto no cambia las opiniones, sensaciones y experiencias que tuve al leer el libro.
Mis quejas acerca del libro anterior leyéndose como un sermón no solo se mantienen, sino que aumentan. No solo eso, la estructura general del libro en sí es un problema. A Todo Vapor se lee como una serie de fragmentos segmentados, unidos en un esfuerzo de crear una novela con ellos. Su trama es más bien como una cadena de sucesos en serie que no tienen ritmo, vagando lentamente sin un rumbo aparente en pos a un final que, sin embargo, resulta tediosamente predecible. Tampoco ayuda que, con todo esto, sea también uno de los libros más largos de la saga, lo cual no sería un problema si el contenido fuese entretenido.
Todo esto además embarrado por el hecho de que las fuerzas antagonistas parecen ser especialmente incompetentes, en un esfuerzo de ridiculizar la idea del terrorismo fundamentalista. Y no me malinterpretéis, por supuesto que estoy en contra del fundamentalismo, pero el problema es que desde el principio el antagonista de este libro se siente impotente. Todo el mundo está en su contra porque por supuesto que lo están, la narración misma no deja pasar ninguna oportunidad de insultarle, como si tuviese miedo de que el lector no entendiese la idea de que sus acciones son malas. El resultado es un comentario infantilizado, simplificado y sermoneante. También afecta a la tensión de la trama, puesto que en ningún momento da la sensación de que el grupo fundamentalista tenga la mínima posibilidad de ser un peligro.
Otra consecuencia de esto es que muchos de los personajes se siente que han perdido su identidad. Húmedo mismo no parece la misma persona que en Cartas en el Asunto y Dinero a Mansalva, donde el tipo se veía involucrado en asuntos que se escapaban a su experiencia y, a pesar de empezar intentando escaquearse, acababa dando la talla. En este libro, a pesar de estar en una situación similar, Húmedo se muestra tremendamente entusiasta acerca del proyecto de la locomotora desde el principio. Y junto a él están un montón de otros personajes que comparten este entusiasmo. No existe conflicto, cualquier dificultad que aparece por el camino es arreglada sin esfuerzo. Todo sale DEMASIADO BIEN.
Otro de los intentos fallidos del libro es el de establecer un diálogo acerca de la identidad de género... Diálogo que ya fue abierto con mucho mejor resultado en Pies de Barro, El Quinto Elefante y Regimiento Monstruoso. La revelación final acerca del rey de los enanos se siente metida a calzador como un último "Chúpate ésa" contra el grupo antagonista, pero que carece por completo de efecto o satisfación.
Habrá gente que diga que no existe un libro de Terry Pratchett que sea malo, y que incluso en su peor momento la lectura es al menos decente. A Todo Vapor me parece un ejemplo claro de que esto es falso. El libro no me parece mediocre, sino peor que eso.
Vale, habiéndome quitado eso del medio... Empezando a leer los libros de Lupin con Arsene Lupin, Caballero Ladrón, de Maurice Leblanc.
El nombre de Arsene Lupin es reconocido en toda Francia y en parte del extranjero. Las hazañas del ladrón de guante blanco, siempre zancadas por delante de la policía, siempre arreglándoselas para salir airoso con sus planes, burlándose de la autoridad para tanto el miedo y la desconfianza como la diversión y el deleite de todo el pueblo. Es un maestro del disfraz, un experto en maquinaciones, un rey del engaño y la actuación, y disfruta de cada segundo de ello.
La razón por la que el párrafo anterior es algo ambiguo acerca de la trama real de este libro es porque, en realidad, el primer libro de Lupin se lee más bien como una serie de historias cortas que, si bien tienen cierta relación cronológica entre ellas (y a veces se referencian las unas a las otras mediante a algún personaje que puede volver a aparecer o a sucesos mencionados en diálogos), por lo general pueden considerarse capítulos autoconclusivos. Las únicas excepciones quizá sean las primeras tres historias, que cuentan como Lupin es encarcelado y posteriormente se fuga. E incluso estos tres capítulos diría que solo el dos y el tres están ligados de forma inseparable, puesto que incluso el primero (que es la captura del personaje) y el tercero (la posterior fuga) se sienten como casos separados que simplemente tienen una relación cronológica clara.
Salvando alguna excepción como el capítulo 4, las historias suelen estar contadas desde el punto de vista de los investigadores y la policía, dejando a Lupin como este ser misterioso al que es mejor no acercarse demasiado por miedo a estropear el misticismo. A pesar de esto, el personaje de Lupin sigue siendo la principal estrella, claro. Y como personaje es... Especial. Absurdamente inteligente, pero con una actitud que roza el infantilismo, el tipo es a partes iguales honorable y engreído, carismático e insoportable. Para él, todo es un como una partida de ajedrez, y sus víctimas y perseguidores sus compañeros de juego.
Si bien el resto de personajes varian bastante dependiendo del caso, sí que existe un personaje recurrente en el Inspector Ganimard, quien mantiene una especie de relación de exasperación y respeto hacia Lupin, la cual solamente es reciprocada en parte debido a que, mientras que Lupin considera al inspector como su amigo, no se corta cuando llega el momento de humillarle (algo que sucede bastante a menudo). La verdad es que a medida que las historias avanzan uno no puede evitar sentir algo de simpatía por el viejo inspector.
Y esa es una de las cosas que tienen las historias de Lupin; prácticamente se sienten como una fantasía de poder. Curiosamente, es este primer libro en el que, a mi parecer, el personaje se nota más vulnerable, siendo arrestado en el primer capítulo y posteriormente siendo víctima él mismo de un robo en el cuarto. Pero aún así la sensación de que el tipo es prácticamente imparable nunca acaba de desvanecerse.
A pesar de esto, el libro es entretenido. Las formas con las que Lupin se burla sistemáticamente de sus adversarios son... curiosas, como mínimo. No esperéis una especie de lucha entre iguales, sin embargo. Eso tendrá que esperar al libro siguiente.
Primero, A Todo Vapor, de Terry Pratchett.
En un pueblucho sin importancia de Sto Lat, el joven ingeniero Dick Simnel ha estudiado, rediseñado y perfeccionado las ideas de su padre para crear una máquina a la que ha bautizado como La Traviesa de Hierro. Este monstruo mecánico promete traer grandes avances al mundodisco, pero para ello Simnel necesita el apoyo de inversores y mecenas. Harry King, de Ankh Morpork, rápidamente se ofrece a apoyar el proyecto, y junto a él está Húmedo Von Mustachen, quien no duda en ser ofrecido como voluntario por el patricio para asegurarse de que la empresa funciona bien. La Traviesa de Hierro pronto se convierte en un símbolo del progreso... a pesar de que por su trayecto tendrá que hacer frente a fundamentalistas que harán todo lo posible para evitar que llegue el mañana.
A Todo Vapor es el libro #40 de la saga de Mundodisco, forma parte de la sub-saga de la revolución industrial y es el tercero protagonizado por Húmedo Von Mustachen. El libro es también el último publicado antes de la muerte de Pratchett, puesto que el siguiente fue publicado de manera póstuma. Como se puede ver, A Todo Vapor es muchas cosas, y otra cosa que también es es ser el peor libro de toda la saga.
Y vale, para empezar, ya sé. Alzheimer y todo eso. Quiero que quede claro que lo que voy a decir a continuación es una crítica del libro, NO del autor. Las circunstancias son las que fueron, y Pratchett no tiene la culpa. Sin embargo, esto no cambia las opiniones, sensaciones y experiencias que tuve al leer el libro.
Mis quejas acerca del libro anterior leyéndose como un sermón no solo se mantienen, sino que aumentan. No solo eso, la estructura general del libro en sí es un problema. A Todo Vapor se lee como una serie de fragmentos segmentados, unidos en un esfuerzo de crear una novela con ellos. Su trama es más bien como una cadena de sucesos en serie que no tienen ritmo, vagando lentamente sin un rumbo aparente en pos a un final que, sin embargo, resulta tediosamente predecible. Tampoco ayuda que, con todo esto, sea también uno de los libros más largos de la saga, lo cual no sería un problema si el contenido fuese entretenido.
Todo esto además embarrado por el hecho de que las fuerzas antagonistas parecen ser especialmente incompetentes, en un esfuerzo de ridiculizar la idea del terrorismo fundamentalista. Y no me malinterpretéis, por supuesto que estoy en contra del fundamentalismo, pero el problema es que desde el principio el antagonista de este libro se siente impotente. Todo el mundo está en su contra porque por supuesto que lo están, la narración misma no deja pasar ninguna oportunidad de insultarle, como si tuviese miedo de que el lector no entendiese la idea de que sus acciones son malas. El resultado es un comentario infantilizado, simplificado y sermoneante. También afecta a la tensión de la trama, puesto que en ningún momento da la sensación de que el grupo fundamentalista tenga la mínima posibilidad de ser un peligro.
Otra consecuencia de esto es que muchos de los personajes se siente que han perdido su identidad. Húmedo mismo no parece la misma persona que en Cartas en el Asunto y Dinero a Mansalva, donde el tipo se veía involucrado en asuntos que se escapaban a su experiencia y, a pesar de empezar intentando escaquearse, acababa dando la talla. En este libro, a pesar de estar en una situación similar, Húmedo se muestra tremendamente entusiasta acerca del proyecto de la locomotora desde el principio. Y junto a él están un montón de otros personajes que comparten este entusiasmo. No existe conflicto, cualquier dificultad que aparece por el camino es arreglada sin esfuerzo. Todo sale DEMASIADO BIEN.
Otro de los intentos fallidos del libro es el de establecer un diálogo acerca de la identidad de género... Diálogo que ya fue abierto con mucho mejor resultado en Pies de Barro, El Quinto Elefante y Regimiento Monstruoso. La revelación final acerca del rey de los enanos se siente metida a calzador como un último "Chúpate ésa" contra el grupo antagonista, pero que carece por completo de efecto o satisfación.
Habrá gente que diga que no existe un libro de Terry Pratchett que sea malo, y que incluso en su peor momento la lectura es al menos decente. A Todo Vapor me parece un ejemplo claro de que esto es falso. El libro no me parece mediocre, sino peor que eso.
Vale, habiéndome quitado eso del medio... Empezando a leer los libros de Lupin con Arsene Lupin, Caballero Ladrón, de Maurice Leblanc.
El nombre de Arsene Lupin es reconocido en toda Francia y en parte del extranjero. Las hazañas del ladrón de guante blanco, siempre zancadas por delante de la policía, siempre arreglándoselas para salir airoso con sus planes, burlándose de la autoridad para tanto el miedo y la desconfianza como la diversión y el deleite de todo el pueblo. Es un maestro del disfraz, un experto en maquinaciones, un rey del engaño y la actuación, y disfruta de cada segundo de ello.
La razón por la que el párrafo anterior es algo ambiguo acerca de la trama real de este libro es porque, en realidad, el primer libro de Lupin se lee más bien como una serie de historias cortas que, si bien tienen cierta relación cronológica entre ellas (y a veces se referencian las unas a las otras mediante a algún personaje que puede volver a aparecer o a sucesos mencionados en diálogos), por lo general pueden considerarse capítulos autoconclusivos. Las únicas excepciones quizá sean las primeras tres historias, que cuentan como Lupin es encarcelado y posteriormente se fuga. E incluso estos tres capítulos diría que solo el dos y el tres están ligados de forma inseparable, puesto que incluso el primero (que es la captura del personaje) y el tercero (la posterior fuga) se sienten como casos separados que simplemente tienen una relación cronológica clara.
Salvando alguna excepción como el capítulo 4, las historias suelen estar contadas desde el punto de vista de los investigadores y la policía, dejando a Lupin como este ser misterioso al que es mejor no acercarse demasiado por miedo a estropear el misticismo. A pesar de esto, el personaje de Lupin sigue siendo la principal estrella, claro. Y como personaje es... Especial. Absurdamente inteligente, pero con una actitud que roza el infantilismo, el tipo es a partes iguales honorable y engreído, carismático e insoportable. Para él, todo es un como una partida de ajedrez, y sus víctimas y perseguidores sus compañeros de juego.
Si bien el resto de personajes varian bastante dependiendo del caso, sí que existe un personaje recurrente en el Inspector Ganimard, quien mantiene una especie de relación de exasperación y respeto hacia Lupin, la cual solamente es reciprocada en parte debido a que, mientras que Lupin considera al inspector como su amigo, no se corta cuando llega el momento de humillarle (algo que sucede bastante a menudo). La verdad es que a medida que las historias avanzan uno no puede evitar sentir algo de simpatía por el viejo inspector.
Y esa es una de las cosas que tienen las historias de Lupin; prácticamente se sienten como una fantasía de poder. Curiosamente, es este primer libro en el que, a mi parecer, el personaje se nota más vulnerable, siendo arrestado en el primer capítulo y posteriormente siendo víctima él mismo de un robo en el cuarto. Pero aún así la sensación de que el tipo es prácticamente imparable nunca acaba de desvanecerse.
A pesar de esto, el libro es entretenido. Las formas con las que Lupin se burla sistemáticamente de sus adversarios son... curiosas, como mínimo. No esperéis una especie de lucha entre iguales, sin embargo. Eso tendrá que esperar al libro siguiente.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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