28-05-2021 10:18
Me acabé Pirómides, el séptimo libro de Mundodisco. En realidad lo acabé hace unos tres o cuatro días, pero no he tenido tiempo de escribir.
Teppic, el príncipe del reino del desierto de Djelibeybi, se va a Ankh-Morpork para estudiar en la escuela de asesinos. Justo tras su graduación, sin embargo, recibe noticias acerca de la muerte de su padre y debe regresar para ocupar el trono del faraón, pero tras haber pasado un tiempo en el extranjero las costumbres tradicionalistas y cerradas de su propio reino le resultan chocantes y retrasadas. Al intentar modernizar el reino sus intereses chocarán con los del sumo sacerdote local. Y, por otra parte, también está el tema de la pirámide que le construyen a su padre: Una monstruosidad tan enorme que amenaza con romper las leyes del espacio-tiempo.
Pirómides es una rareza en la serie de Mundodisco al ser uno de los dos únicos libros que no forman parte de ninguna saga por sí solos. También es más largo que los libros anteriores (aunque no por mucho) y, a diferencia de los anteriores, está dividido en cuatro partes. El libro goza de una fama algo dispar entre los fans de Pratchett; muchos lo consideran algo aburrido, otros lo adoran. En cuanto a mí, me parece mejor que la mayoría de libros que vienen antes que él (con las únicas excepciones de Brujerías y QUIZÁ Mort), pero es cierto que a medida que la serie avanza lo veo eclipsado por bastantes otros.
El tema principal del libro es el de la tradición contra el progreso. El antagonista principal, Dios (es el nombre del sumo sacerdote, no es que el tipo sea realmente Dios) representa la tradición, y es probablemente uno de los antagonistas más interesantes de Mundodisco hasta ahora al no ser necesariamente megalómano o maligno de por sí, sino encontrarse atrapado en sus costumbres. Pero además del conflicto entre lo viejo y lo nuevo, el libro también toca temas como la alteración dimensional (y yo que pensaba que ya me había librado de ello tras haber leido El Fin de la Muerte). De hecho, una de las bromas recurrentes en Pirómides es la de ciertos personajes repitiendo el término "cuántico" sin tener ni idea de que demonios significa.
Pero bueno, por lo general el libro me ha gustado aunque tampoco lo considero uno de los ejemplos de por qué me gusta Pratchett. El hecho de que no tenga mucho que decir sobre él es porque no me produjo sensaciones especialmente fuertes, ni en lo positivo ni en lo negativo. No me hizo reir como lo hizo Brujerías, pero tampoco me parece masticar una broma que dejó de tener gracia hace tres libros, como la saga de Rincewind. El libro es divertido y entretenido (la idea de dos naciones en guerra construyendo sus propios caballos de Troya plenamente a la vista el uno del otro me resultó deliciosamente absurda), y cumple con lo que pretende mejor que otros. También deja claro que ya hemos entrado en el tramo de la saga donde Pratchett finalmente encuentra y mantiene su mojo. Brujerías no fue un golpe de suerte.
Y sin salir de tierras arenosas aún, ya he empezado el siguiente libro de Dune. A ver si me gusta más que el segundo...
Teppic, el príncipe del reino del desierto de Djelibeybi, se va a Ankh-Morpork para estudiar en la escuela de asesinos. Justo tras su graduación, sin embargo, recibe noticias acerca de la muerte de su padre y debe regresar para ocupar el trono del faraón, pero tras haber pasado un tiempo en el extranjero las costumbres tradicionalistas y cerradas de su propio reino le resultan chocantes y retrasadas. Al intentar modernizar el reino sus intereses chocarán con los del sumo sacerdote local. Y, por otra parte, también está el tema de la pirámide que le construyen a su padre: Una monstruosidad tan enorme que amenaza con romper las leyes del espacio-tiempo.
Pirómides es una rareza en la serie de Mundodisco al ser uno de los dos únicos libros que no forman parte de ninguna saga por sí solos. También es más largo que los libros anteriores (aunque no por mucho) y, a diferencia de los anteriores, está dividido en cuatro partes. El libro goza de una fama algo dispar entre los fans de Pratchett; muchos lo consideran algo aburrido, otros lo adoran. En cuanto a mí, me parece mejor que la mayoría de libros que vienen antes que él (con las únicas excepciones de Brujerías y QUIZÁ Mort), pero es cierto que a medida que la serie avanza lo veo eclipsado por bastantes otros.
El tema principal del libro es el de la tradición contra el progreso. El antagonista principal, Dios (es el nombre del sumo sacerdote, no es que el tipo sea realmente Dios) representa la tradición, y es probablemente uno de los antagonistas más interesantes de Mundodisco hasta ahora al no ser necesariamente megalómano o maligno de por sí, sino encontrarse atrapado en sus costumbres. Pero además del conflicto entre lo viejo y lo nuevo, el libro también toca temas como la alteración dimensional (y yo que pensaba que ya me había librado de ello tras haber leido El Fin de la Muerte). De hecho, una de las bromas recurrentes en Pirómides es la de ciertos personajes repitiendo el término "cuántico" sin tener ni idea de que demonios significa.
Pero bueno, por lo general el libro me ha gustado aunque tampoco lo considero uno de los ejemplos de por qué me gusta Pratchett. El hecho de que no tenga mucho que decir sobre él es porque no me produjo sensaciones especialmente fuertes, ni en lo positivo ni en lo negativo. No me hizo reir como lo hizo Brujerías, pero tampoco me parece masticar una broma que dejó de tener gracia hace tres libros, como la saga de Rincewind. El libro es divertido y entretenido (la idea de dos naciones en guerra construyendo sus propios caballos de Troya plenamente a la vista el uno del otro me resultó deliciosamente absurda), y cumple con lo que pretende mejor que otros. También deja claro que ya hemos entrado en el tramo de la saga donde Pratchett finalmente encuentra y mantiene su mojo. Brujerías no fue un golpe de suerte.
Y sin salir de tierras arenosas aún, ya he empezado el siguiente libro de Dune. A ver si me gusta más que el segundo...
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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