08-05-2021 11:53
@Rafa El de Lupin me lo compré yo también hará una semana. XD
En fin, leido Brujerías, de Terry Pratchett. El libro #6 del Mundodisco.
Tras el asesinato del rey de Lancre, uno de los guardias todavía fiel a su antiguo señor escapa con el bebé del príncipe y logra entregarlo a un grupo de tres brujas que viven en las montañas. Lord Felmet, el regente usurpador, se entera del hecho y se obsesiona con las brujas pensando que están tramando en su contra. Esto, combinado con la tierra del lugar, que parece rechazar por principios la presencia del nuevo regente, fuerza a las brujas a romper su política de no intervenir en los asuntos del reino.
En mi humilde opinión, es aquí, en el libro 6, donde Mundodisco finalmente logra arrancar. El libro 4, Mort, estaba bien, pero siempre he sentido que, salvo un par de escenas, nunca llegaba a los puntos de brillantez a los que libros posteriores de la saga llegan, y realmente el hecho de que es un buen libro rodeado de lo que hasta ese momento eran otros libros algo flojos (cosa que hasta Pratchett mismo admitió, y siendo el propio autor dijo que era mejor empezar por el libro 5) hace que parezca mejor de lo que es. No opino lo mismo de Brujerías. Creo que este es el punto en el que Pratchett finalmente encontró su mojo.
El libro sigue a las tres integrantes del aquelarre local: Yaya Ceravieja, una bruja orgullosa y obsesionada por las formas; Tata Ogg, simpática, juerguista, y bastante "aventurera" en su juventud, hasta el punto en el que la mitad del reino son hijos o parientes suyos; y Magrat, una chica joven y poco agraciada con unas ideas sobre brujería algo "hippies", a quien Yaya considera como "demasiado modernilla". No es el primer encuentro que el lector tiene con Yaya Ceravieja, ya aparecía en Ritos Iguales, el libro #3. Ella es, sin duda alguna, uno de los mejores personajes que ha parido la saga. Su estirada y orgullosa actitud y su manía por juzgar y desaprobar las formas de los demás por nimiedades, combinadas con esos momentos de ignorancia debido a su estancamiento en el pasado que su orgullo le impide reconocer, la convierten en un personaje con muchas escenas extremadamente entretenidas. Es imposible no quererla, y su contraposición con la despreocupada Tata y la inexperta aunque ilusionada Magrat funciona de maravilla.
El libro viene con cierto truco, sin embargo, y es que todo él es una enorme referencia a Hamlet. Contiene muchos guiños a escenas y frases que si no estás familiarizado con la obra de Shakespeare se te van a pasar por alto, pero a su favor diré que a pesar de ello sigue siendo perfectamente disfrutable. A diferencia de otros libros pasados, también me dio la sensación de que el ritmo y las bromas estaban mejor hiladas. En libros anteriores a veces notaba que la situación de pronto se paraba en seco para que el narrador o los personajes soltasen una broma, en ocasiones llegando incluso a cambiar de escena un momento para presentarte otra que no tenía otra función que resultar graciosa. En este libro no tuve esa sensación. Todo se siente mucho más orgánico y natural. Ninguna escena me pareció de que solo existiese para soltar una broma y regresar a lo que realmente importa. Las bromas y gracias están ahí, pero me parecieron mucho mejor integradas en la trama. Además, este es uno de esos libros que lograron hacerme reir, literalmente. No me malinterpretéis, ¿Sonreir? ¿Resultarme divertidos? ¿Soltar algo de aire por la nariz? Muchos libros lo hacen. ¿Pero directamente hacerme soltar una carcajada? Eso ya es mucho más raro. Brujerías logró hacerlo dos veces, si no me equivoco.
La verdad es que creo que este sería el primer libro de la saga que me atrevería a recomendar incluso a alguien que no sienta especial afinidad por la fantasía.
Ahora voy a ponerme a leer la segunda parte de una saga de la cual leí el primer libro hace años, pero que hasta ahora nunca me sentí inclinado a continuar. Y, si digo la verdad, tampoco sé muy bien por que me ha dado por ahí ahora, pero hey, mis hábitos de lectura funcionan de forma misteriosa e impredecible.
Ahí van un par de pistas:
En fin, leido Brujerías, de Terry Pratchett. El libro #6 del Mundodisco.
Tras el asesinato del rey de Lancre, uno de los guardias todavía fiel a su antiguo señor escapa con el bebé del príncipe y logra entregarlo a un grupo de tres brujas que viven en las montañas. Lord Felmet, el regente usurpador, se entera del hecho y se obsesiona con las brujas pensando que están tramando en su contra. Esto, combinado con la tierra del lugar, que parece rechazar por principios la presencia del nuevo regente, fuerza a las brujas a romper su política de no intervenir en los asuntos del reino.
En mi humilde opinión, es aquí, en el libro 6, donde Mundodisco finalmente logra arrancar. El libro 4, Mort, estaba bien, pero siempre he sentido que, salvo un par de escenas, nunca llegaba a los puntos de brillantez a los que libros posteriores de la saga llegan, y realmente el hecho de que es un buen libro rodeado de lo que hasta ese momento eran otros libros algo flojos (cosa que hasta Pratchett mismo admitió, y siendo el propio autor dijo que era mejor empezar por el libro 5) hace que parezca mejor de lo que es. No opino lo mismo de Brujerías. Creo que este es el punto en el que Pratchett finalmente encontró su mojo.
El libro sigue a las tres integrantes del aquelarre local: Yaya Ceravieja, una bruja orgullosa y obsesionada por las formas; Tata Ogg, simpática, juerguista, y bastante "aventurera" en su juventud, hasta el punto en el que la mitad del reino son hijos o parientes suyos; y Magrat, una chica joven y poco agraciada con unas ideas sobre brujería algo "hippies", a quien Yaya considera como "demasiado modernilla". No es el primer encuentro que el lector tiene con Yaya Ceravieja, ya aparecía en Ritos Iguales, el libro #3. Ella es, sin duda alguna, uno de los mejores personajes que ha parido la saga. Su estirada y orgullosa actitud y su manía por juzgar y desaprobar las formas de los demás por nimiedades, combinadas con esos momentos de ignorancia debido a su estancamiento en el pasado que su orgullo le impide reconocer, la convierten en un personaje con muchas escenas extremadamente entretenidas. Es imposible no quererla, y su contraposición con la despreocupada Tata y la inexperta aunque ilusionada Magrat funciona de maravilla.
El libro viene con cierto truco, sin embargo, y es que todo él es una enorme referencia a Hamlet. Contiene muchos guiños a escenas y frases que si no estás familiarizado con la obra de Shakespeare se te van a pasar por alto, pero a su favor diré que a pesar de ello sigue siendo perfectamente disfrutable. A diferencia de otros libros pasados, también me dio la sensación de que el ritmo y las bromas estaban mejor hiladas. En libros anteriores a veces notaba que la situación de pronto se paraba en seco para que el narrador o los personajes soltasen una broma, en ocasiones llegando incluso a cambiar de escena un momento para presentarte otra que no tenía otra función que resultar graciosa. En este libro no tuve esa sensación. Todo se siente mucho más orgánico y natural. Ninguna escena me pareció de que solo existiese para soltar una broma y regresar a lo que realmente importa. Las bromas y gracias están ahí, pero me parecieron mucho mejor integradas en la trama. Además, este es uno de esos libros que lograron hacerme reir, literalmente. No me malinterpretéis, ¿Sonreir? ¿Resultarme divertidos? ¿Soltar algo de aire por la nariz? Muchos libros lo hacen. ¿Pero directamente hacerme soltar una carcajada? Eso ya es mucho más raro. Brujerías logró hacerlo dos veces, si no me equivoco.
La verdad es que creo que este sería el primer libro de la saga que me atrevería a recomendar incluso a alguien que no sienta especial afinidad por la fantasía.
Ahora voy a ponerme a leer la segunda parte de una saga de la cual leí el primer libro hace años, pero que hasta ahora nunca me sentí inclinado a continuar. Y, si digo la verdad, tampoco sé muy bien por que me ha dado por ahí ahora, pero hey, mis hábitos de lectura funcionan de forma misteriosa e impredecible.
Ahí van un par de pistas:
Spoiler :
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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