15-12-2020 12:39
Terminado el capítulo 17 de Ulises.
Capítulo 17: Ítaca
En La Odisea, Ítaca era la tierra de Ulises, el lugar al que éste desesperadamente intentaba regresar, donde su mujer Penélope le esperaba a la vez que intentaba rechazar a los pretendientes al trono. De forma paralela, el penúltimo capítulo de Ulises representa el regreso a casa de los personajes tras todo lo que ha pasado en el día que describe el libro. Este capítulo era, según las propias palabras de Joyce, el patito feo del libro... y por tanto su preferido. En lo que a mi respecta sigo pensando que Cíclope le da varias patadas, pero igualmente lo considero superior a la media.
En este capítulo, Bloom y Stephen entran en la casa del primero (después de que Bloom tenga que saltar la verja al darse cuenta de que se dejó las llaves dentro esa mañana). Allí, Bloom se da cuenta de varios indicios de la "visita" de Boylan (el amante de Molly), y que Molly ni siquiera se molestó en esconder... casi como si estuviese intentando enviarle un mensaje. Stephen y Bloom toman una taza de chocolate caliente, y poco después ambos salen al jardín a mear y a mirar las estrellas. Mientras lo hacen, la ventana se la habitación se enciende, lo que da a entender que Molly acaba de volver a casa. Stephen se va y Bloom sube al dormitorio y se va a la cama.
Al igual que la inmensa mayoría de capítulos en este libro, Ítaca está escrito de una forma especial: En este caso, se trata de un catecismo. Es decir, todo el capítulo es un conjunto de preguntas y respuestas, y realmente se lee como si estuvieses leyendo una especie de examen. Por supuesto, esto no significa que sea simple de leer, y es que las respuestas son tan exageradamente precisas que acaban yéndose por las ramas. Hay un momento en el que Bloom abre el grifo y el catecista pregunta "¿Que sustancia surgió del grifo?", y entonces la respuesta se pone a describir el agua, sus orígenes así como todo su recorrido por las cañerías, haciendo hincapié en ciertos asuntos de la compañía de agua local. Más tarde Bloom abre un cajón para dejar unas cosas dentro, y cuando el catecista pregunta que cosas hay dentro del cajón la respuesta ocupa prácticamente una página entera. Por poner ejemplos, vamos...
Pero también son estas respuestas ridículamente precisas las que nos dan a conocer, a estas alturas, hechos mucho más concretos de la vida de Bloom. Hasta ahora sabemos como piensa y algunas de sus opiniones, pero las respuestas vistas desde un punto de vista completamente neutral desvelan mucha información. Tenemos una mirada mucho más fría hacia las sensaciones que el adulterio de Molly provocan en su persona. Tenemos también recuerdos de como Stephen y Bloom se conocieron por primera vez, cuando Stephen todavía era un crío. Se atan muchos cabos sueltos gracias a la imparcialidad del narrador, capaz de hacer hincapié en las opiniones de los personajes sin tomar partido en ellas.
Al final del capítulo, Bloom se prepara para acostarse y tenemos una visión mucho más precisa de los conflictos matrimoniales que hay entre ambos. Aparentemente, gran parte del problema radica en que, desde la muerte de su hijo, ambos se han negado a practicar sexo y Molly está extremadamente frustrada. Bloom comprende que Molly tuvo a varios amantes en su vida, y que al final del día nunca se sabe si todo acabará o no, así que se mantiene con calma. Al acostarse despierta a su mujer y esta le pregunta que tal le ha ido el día. A medida que Bloom se lo cuenta (omitiendo varias cosas e inventándose otras) se acaba quedando dormido.
Pero no Molly. Esta se ha desvelado.
Señoras y señores, en el siguiente capítulo, Molly Bloom: El jefe final de Ulises.
Capítulo 17: Ítaca
En La Odisea, Ítaca era la tierra de Ulises, el lugar al que éste desesperadamente intentaba regresar, donde su mujer Penélope le esperaba a la vez que intentaba rechazar a los pretendientes al trono. De forma paralela, el penúltimo capítulo de Ulises representa el regreso a casa de los personajes tras todo lo que ha pasado en el día que describe el libro. Este capítulo era, según las propias palabras de Joyce, el patito feo del libro... y por tanto su preferido. En lo que a mi respecta sigo pensando que Cíclope le da varias patadas, pero igualmente lo considero superior a la media.
En este capítulo, Bloom y Stephen entran en la casa del primero (después de que Bloom tenga que saltar la verja al darse cuenta de que se dejó las llaves dentro esa mañana). Allí, Bloom se da cuenta de varios indicios de la "visita" de Boylan (el amante de Molly), y que Molly ni siquiera se molestó en esconder... casi como si estuviese intentando enviarle un mensaje. Stephen y Bloom toman una taza de chocolate caliente, y poco después ambos salen al jardín a mear y a mirar las estrellas. Mientras lo hacen, la ventana se la habitación se enciende, lo que da a entender que Molly acaba de volver a casa. Stephen se va y Bloom sube al dormitorio y se va a la cama.
Al igual que la inmensa mayoría de capítulos en este libro, Ítaca está escrito de una forma especial: En este caso, se trata de un catecismo. Es decir, todo el capítulo es un conjunto de preguntas y respuestas, y realmente se lee como si estuvieses leyendo una especie de examen. Por supuesto, esto no significa que sea simple de leer, y es que las respuestas son tan exageradamente precisas que acaban yéndose por las ramas. Hay un momento en el que Bloom abre el grifo y el catecista pregunta "¿Que sustancia surgió del grifo?", y entonces la respuesta se pone a describir el agua, sus orígenes así como todo su recorrido por las cañerías, haciendo hincapié en ciertos asuntos de la compañía de agua local. Más tarde Bloom abre un cajón para dejar unas cosas dentro, y cuando el catecista pregunta que cosas hay dentro del cajón la respuesta ocupa prácticamente una página entera. Por poner ejemplos, vamos...
Pero también son estas respuestas ridículamente precisas las que nos dan a conocer, a estas alturas, hechos mucho más concretos de la vida de Bloom. Hasta ahora sabemos como piensa y algunas de sus opiniones, pero las respuestas vistas desde un punto de vista completamente neutral desvelan mucha información. Tenemos una mirada mucho más fría hacia las sensaciones que el adulterio de Molly provocan en su persona. Tenemos también recuerdos de como Stephen y Bloom se conocieron por primera vez, cuando Stephen todavía era un crío. Se atan muchos cabos sueltos gracias a la imparcialidad del narrador, capaz de hacer hincapié en las opiniones de los personajes sin tomar partido en ellas.
Al final del capítulo, Bloom se prepara para acostarse y tenemos una visión mucho más precisa de los conflictos matrimoniales que hay entre ambos. Aparentemente, gran parte del problema radica en que, desde la muerte de su hijo, ambos se han negado a practicar sexo y Molly está extremadamente frustrada. Bloom comprende que Molly tuvo a varios amantes en su vida, y que al final del día nunca se sabe si todo acabará o no, así que se mantiene con calma. Al acostarse despierta a su mujer y esta le pregunta que tal le ha ido el día. A medida que Bloom se lo cuenta (omitiendo varias cosas e inventándose otras) se acaba quedando dormido.
Pero no Molly. Esta se ha desvelado.
Señoras y señores, en el siguiente capítulo, Molly Bloom: El jefe final de Ulises.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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