20-09-2020 15:30
Acabado otro capítulo de Ulises.
Capítulo 8: Lestrigones
El episodio de Lestrigonia en La Odisea trata acerca del encuentro de Ulises con un grupo de caníbales que diezma su tripulación. En relación a esto, el episodio de Lestrigones en el Ulises de Joyce es el momento en el que Leopold Bloom, tras salir de trabajar, decide ir a comer algo.
En su camino al restaurante, el hambre de Bloom empieza a hacerle pensar en comida, y del acto de comer, los intestinos y la digestión se pasa también a pensar sobre el sexo. El episodio parece saltar de un lado a otro entre descripciones asquerosas y el erotismo. Tan pronto puede estar recordando el beso que le dio su mujer, como también recordar que le pasó comida ya masticada de boca a boca. Puede recordar una salida romántica al campo que hizo con Molly, y sin embargo pararse a describir las mierdas de cabra que encontraron por el camino. Se acuerda de su primer encuentro sexual cuando vé dos moscas fornicando en la ventana del bar. Llegado a un punto, se pone a pensar si los dioses, que comían néctar y ambrosía, excretaban esto por algún lugar, y se propone comprobar si las estatuas de ellos que hay en el museo tienen ano cuando vaya a visitarlo esta tarde.
Si, este episodio es raro de narices.
De camino al restaurante se topa con una de sus ex-novias, quien le comenta que una conocida se encuentra hospitalizada por problemas en el parto. Bloom se compadece de ella. De hecho, Bloom da muestras de compasión y empatía a lo largo de todo el capítulo. Llegado a cierto momento compra unas tortitas para dárselas de comer a las gaviotas, algo más tarde ayuda a cruzar la calle a un chico ciego (y de paso se pregunta como debe ser hacer el amor siendo ciego sin poder siquiera ver a tu pareja), llega incluso a plantearse la idea del vegetarianismo para no tener que comer carne de animales muertos. Quizá sea esta sensibilidad la que provoca que, cuando entra al restaurante, sale de allí inmediatamente asqueado por la falta de modales de algunos de sus comensales, y decide ir a comer a un bar cercano.
En el bar no tiene mucha mejor suerte al ir a sentarse al lado de un conocido suyo, que serulta ser una persona grasienta y sudorosa (y los pensamientos de Bloom están constantemente centrados en las gotas de sudor del hombre, que amenazan todo el rato en caer sobre su plato y mezclarse con su bebida). Hay una conversación en la que vuelve a salir el trabajo de Molly e inevitablemente Boylan, su agente, con quien le está poniendo los cuernos a Bloom. El hombre no puede escapar de este hecho no importa cuanto intente no pensar en ello.
Hay un momento tras comer en el que Bloom se va al baño a mear, pero curiosamente (a pesar de por donde ha estado tirando este capítulo todo el tiempo), la narración no se va con él cuando lo hace, a diferencia del episodio de la defecación en el capítulo 4. En vez de eso, nos quedamos en la barra del bar, donde varios personajes se ponen a cuchichear sobre Bloom a sus espaldas, con el propietario defendiéndolo. Bloom regresa completamente ajeno a todo esto y se despide antes de dirigirse al museo... Y esquivar al mismísimo Boylan, al cual se encuentra por el camino. El capítulo acaba cuando Bloom entra en el edificio.
El siguiente capítulo tiene fama de ser el segundo de los cuatro capítulos "chungos" del libro (entre comillas porque todos son chungos para empezar), aunque por razones distintas al capítulo 3. Ya veremos de que va. Viendo su longitud, calculo que tardaré una semana en leerlo.
Capítulo 8: Lestrigones
El episodio de Lestrigonia en La Odisea trata acerca del encuentro de Ulises con un grupo de caníbales que diezma su tripulación. En relación a esto, el episodio de Lestrigones en el Ulises de Joyce es el momento en el que Leopold Bloom, tras salir de trabajar, decide ir a comer algo.
En su camino al restaurante, el hambre de Bloom empieza a hacerle pensar en comida, y del acto de comer, los intestinos y la digestión se pasa también a pensar sobre el sexo. El episodio parece saltar de un lado a otro entre descripciones asquerosas y el erotismo. Tan pronto puede estar recordando el beso que le dio su mujer, como también recordar que le pasó comida ya masticada de boca a boca. Puede recordar una salida romántica al campo que hizo con Molly, y sin embargo pararse a describir las mierdas de cabra que encontraron por el camino. Se acuerda de su primer encuentro sexual cuando vé dos moscas fornicando en la ventana del bar. Llegado a un punto, se pone a pensar si los dioses, que comían néctar y ambrosía, excretaban esto por algún lugar, y se propone comprobar si las estatuas de ellos que hay en el museo tienen ano cuando vaya a visitarlo esta tarde.
Si, este episodio es raro de narices.
De camino al restaurante se topa con una de sus ex-novias, quien le comenta que una conocida se encuentra hospitalizada por problemas en el parto. Bloom se compadece de ella. De hecho, Bloom da muestras de compasión y empatía a lo largo de todo el capítulo. Llegado a cierto momento compra unas tortitas para dárselas de comer a las gaviotas, algo más tarde ayuda a cruzar la calle a un chico ciego (y de paso se pregunta como debe ser hacer el amor siendo ciego sin poder siquiera ver a tu pareja), llega incluso a plantearse la idea del vegetarianismo para no tener que comer carne de animales muertos. Quizá sea esta sensibilidad la que provoca que, cuando entra al restaurante, sale de allí inmediatamente asqueado por la falta de modales de algunos de sus comensales, y decide ir a comer a un bar cercano.
En el bar no tiene mucha mejor suerte al ir a sentarse al lado de un conocido suyo, que serulta ser una persona grasienta y sudorosa (y los pensamientos de Bloom están constantemente centrados en las gotas de sudor del hombre, que amenazan todo el rato en caer sobre su plato y mezclarse con su bebida). Hay una conversación en la que vuelve a salir el trabajo de Molly e inevitablemente Boylan, su agente, con quien le está poniendo los cuernos a Bloom. El hombre no puede escapar de este hecho no importa cuanto intente no pensar en ello.
Hay un momento tras comer en el que Bloom se va al baño a mear, pero curiosamente (a pesar de por donde ha estado tirando este capítulo todo el tiempo), la narración no se va con él cuando lo hace, a diferencia del episodio de la defecación en el capítulo 4. En vez de eso, nos quedamos en la barra del bar, donde varios personajes se ponen a cuchichear sobre Bloom a sus espaldas, con el propietario defendiéndolo. Bloom regresa completamente ajeno a todo esto y se despide antes de dirigirse al museo... Y esquivar al mismísimo Boylan, al cual se encuentra por el camino. El capítulo acaba cuando Bloom entra en el edificio.
El siguiente capítulo tiene fama de ser el segundo de los cuatro capítulos "chungos" del libro (entre comillas porque todos son chungos para empezar), aunque por razones distintas al capítulo 3. Ya veremos de que va. Viendo su longitud, calculo que tardaré una semana en leerlo.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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