[Hilo Oficial] Armas de fuego, reales, réplicas y virtuales con polígonos

[Ricardo]

Entiendo ese miedo porque es lo que suele comentar mucha gente cuando les hablo del airsoft. En mi experiencia personal, los tramposos son los menos. Se juega por diversión, no hay un premio al final, hacer trampas no compensa demasiado considerando lo que arriesgas y lo que consigues.

Tramposos los hay, siempre. Digamos que en un grupo de 50 jugadores puede haber 1 tramposo. En un día normal, en un buen sitio se pueden juntar de 50 a 100 jugadores, así que tenemos entre 1 y 2 tramposos. Numeros hechos completamente a ojo, basándome en mi experiencia personal.

En la zona de juego están los jueces, que van con chaleco amarillo fosforito para que se les vea bien y no les disparen. Estos controlan que la gente no haga trampas, entre otras cosas. Si ves a alguien que no reconoce cuando le dan, lo normal y lo que siempre recomiendan es no confrontar al tramposo, sino decírselo en privado a un juez. Este avisará a los otros por radio y van a estar observándolo de cerca el resto del día. Si se le pilla a uno haciendo trampas, las consecuencias pueden ir desde un aviso verbal hasta expulsión del juego y prohibición de volver a ese sitio.



Hay sitios en los que se tiene más manga ancha con los tramposos, e incluso estos pueden ser coleguitas de los jueces, o los jueces ser demasiado relajados con el tema. Pero créeme que ese sitio de airsoft en seguida se gana mala fama por esto, y todo aquel a quien preguntes te va a recomendar no jugar ahí. Los clubs de airsoft son los primeros interesados en no tolerar estos comportamientos, porque su reputación está en juego y los rumores vuelan.

A pesar de todo, siempre te puede tocar el caso del tío al que le das y se hace el loco. En ese caso, los pasos normales a seguir son: dispararle a saco, en ráfagas largas, incluso de muy cerca (lo que no harías con un jugador normal porque se puede cabrear), hasta que lo reconozca. Decírselo a un juez o comentarlo con otros jugadores por si los demás han notado algo raro. No comerse demasiado la cabeza con ello. Como digo, hay mucha otra gente en el campo de juego, y al final es sólo un tío y es sólo un juego y no hay premio para el ganador. No vale la pena amargarse.