Ya he podido terminarlo, tras más de 43 horas de partida, un 91% de juego completado y el Animus al 97%.
Personalmente, me lo he pasado pipa y me lo seguiré pasando, explorando la frontera para encontrar las plumas y los cofres que me faltan, así como las tareas de los clubs, etc...
La saga Assassin's tiene mucho de contemplativa, de inmersiva. Muy pocos títulos han conseguido que me sintiera sumergido en un mundo vivo como lo han hecho estos juegos -o RDR. La verdad es que la ambientación es fantástica y he disfrutado como un enano "viviendo" en el siglo XVIII toda esta aventura americana. Ora en invierno, ora en verano, bajo la lluvia o la luz de una luna llena o el sol abrasador, si algo ofrece Assassin's Creed es EXPERIENCIA. Ahí es un juego único.
El acierto de UBI con el personaje de Connor es mayúsculo: un mestizo atrapado entre dos mundos, uno que emerge y otro que se apaga, implicado en las vilezas del primero para salvar al segundo. Todo ello bajo la eterna batalla entre dos filosofías opuestas que por primera vez en la saga son valoradas sin maniqueísmos. En este sentido, chapeau!
Lamentablemente, el argumento se va apagando poco a poco, con un arranque a mi juicio colosal (ese Haytham es un personaje memorable), un nudo que consigue empapar al jugador con la misma confusión que a Connor, y un desenlace precipitado y soso que estropea el colosal trabajo previo. Con el material que manejaban y lo bien que lo habían desarrollado, es una auténtica lástima que los amigos de Ubi hayan pinchado tanto con el final, desabrido y sin fuerza. Y eso es un problema, porque el juego genera unas expectativas enormes, y acaba sabiendo a poco. Los errores que comete Ubi a nivel narrativo en las dos últimas secuencias son de manual. Lo curioso es que uno iba viendo un final redondo para la historia, que nunca llega. Y siempre digo lo mismo, los mejores finales son aquellos que somos capaces de predecir porque dan sentido a todo lo que hemos vivido: ahí está el caso reciente de Looper, película que aprovecho para recomendaros a todos! Con AC3 no pasa eso, pero podía haber pasado... Ubi ha perdido ahí una gran oportunidad para elaborar uno de los mejores argumentos de la generación que acaba. Lo tenía todo: personajes memorables, un marco muy evocador y un conflicto muy bien tratado, a varios niveles, y sin embargo echa a perder todo ese material en las secuencias finales del juego.
A pesar de eso el juego sigue enganchando, y la fuerza de Connor y Haytham y el afecto que desarrollamos hacia ellos hacen que queramos conocer el final de su historia en todo momento.
No ocurre lo mismo con Desmond y compañía. Sus intervenciones rompen el ritmo con abruptos cortes jugables que aportan muy poco, más allá de mostrarnos en qué ha llegado a convertirse el personaje con el que hemos compartido ya 5 juegos. Su trama es un despropósito considerable a estas alturas de la saga pero reconozco que estos enfoques apocalípticos siempre han sabido atraerme. En contra de lo que se ha dicho, pienso que el final de su historia tiene bastante sentido y establece paralelismos inesperados. Con esto no quiero defender un argumento que tiene muy poca sustancia, pero admito que al menos ese "cliffhanger" ha hecho que las cosas no fueran tan grotescas.
A nivel jugable los problemas de siempre y las virtudes de siempre. Un sistema de combate sencillo y ágil, demasiado sencillo y ágil, pero muy plástico. Consigue que sintamos esas ejecuciones como muy pocos juegos. Es una pena, sin embargo, que sea prácticamente imposible morir en dichos combates. Podríamos enfrentarnos a un millar de enemigos, y seguiríamos ganando siempre. Es una pena que Ubi no haya sabido encontrar un equilibrio entre la plasticidad de los combates y su dificultad. Al final queda en manos del jugador el querer evitar los enfrentamientos para no tener que pasar más tiempo del necesario repartiendo hachazos.
La inclusión de la frontera y un inmenso mundo boscoso que explorar es todo un acierto, con una recreación inolvidable que recuerda mucho a la de RDR en algunos momentos, pero que integra estupendamente la jugabilidad de la saga. Saltar de rama en rama, escalar inmensos muros de piedra, cazar animales salvajes muy bien recreados... todo ello es un suma y sigue para un juego que se esfuerza en diferenciarse de los anteriores.
El estilo previo de los AC se integra perfectamente en este nuevo universo, con sus fuertes, sus caravanas, sus casacas rojas y sus ciudades históricas (en esta entrega menos monumentales, obviamente). Es el AC de siempre con un montón de novedades que enriquecen la experiencia, sin cambiarla demasiado pero ofreciendo un sabor ligeramente distinto.
Por no hablar de los combates navales. Desde Wind Waker ningún juego me había hecho sentir de nuevo que navegaba sobre las aguas del oceáno. Assassin's Creed III es un triunfo en este apartado, y no olvidaré el sonido de los cañonazos durante esas fastuosas tormentas entre olas de varios metros de altura. Memorable.
El resto de adiciones son de agradecer -como la hacienda- y completan un juego en el que la cantidad de tareas disponibles hacen que el jugador pueda llegar a sentirse superado. Y eso es bueno, porque ayuda a generar esa sensación de inmensidad de la que tanto se beneficia el juego. Jugar las misiones principales del tirón obviando todo lo demás es un error colosal que el jugador experimentado debería evitar. AC3, más incluso que las anteriores entregas, está diseñado para que nos sumerjamos en su universo y paladeemos la experiencia que ofrece. Con sus más y sus menos, es un título mastodóntico a nivel creativo, y ya solo por eso hay que quitarse el sombrero ante él. Cuenta con unos personajes memorables y un argumento que va de más a menos pero que no deja indiferente. Curiosamente, en cierto sentido son indudables los paralelismos con la situación histórica actual en el mundo y en nuestro país, y el eterno conflicto entre la libertad y la necesidad de dirigir al rebaño tiene más vigencia que nunca. De nuevo, Ubi evita mojarse al final del juego, pero deja que los hechos que tiñen la Historia nos ayuden a comprender que no hay maniqueísmos que valgan. Es el enfrentamiento entre dos filosofías: templarios contra asesinos,
, Haytham contra Connor, ... en el marco del proceso independentista norteamericano. Y en dicho enfrentamiento ACIII rebela unos claro-oscuros que hasta ahora Ubi no se había atrevido a plantear...
Y ojo con algunos de los mensajes nos llegan al e-mail de Desmond. Uno de sus compañeros se dedica a no dejar títere con cabeza...
Salu2!