Bueno, caballeros (o caballero, que aquí solo estará Dekar
), vamos a elevar el nivel intelectual del post, del foro, y de 33bits en general. Pongamos algo de Bach:
Y metamos bien de pasta a nuestras gafas, eso es vital para el par de obras que quiero reseñar.
Empezamos con Concrete: Una Criatura Frágil, de Paul Chadwick. Ya he hablado antes de ese adorable ser humano envuelto en piedra, creado por extraterrestres y dejado a su suerte en nuestro mundo. Vamos, el adorable sobrino de la Tía Petunia, pero en nuestro mundo real tal cual. Y el tema es que este ser inhumano (pero humano) se usa para contar historias de un enorme humanismo (me repetiré mucho con las cosas humanas, se siente). Una vez el gobierno lo libera, satura a la población para hacer que se harten de él y no se le vea tanto como lo que realmente es, el ser más excepcional de toda nuestra historia. Ahora 'solo' es un famoso más. Y Concrete (o Ron Lightgow, que es su nombre humano, que ahora solo se usa por unas pocas personas en el planeta) lo que quiere es vivir, explorar, adquirir nuevas experiencias, seguir escribiendo como cuando aún no estaba envuelto en roca de seiscientos kilos.
Los dos recopilatorios anteriores ya nos mostraban sus aventuras, como atravesar el Atlántico a nado, ayudar con una granja familiar en ruinas (y descubrir temas familiares que es mejor dejar enterrados), afrontar la muerte de su madre, o construir un puente en una zona desfavorecida de China. Pues ahora un estudio de cine le propone ayudar con el rodaje de una película, "Los Reyes del Omniverso", una clarísima parodia de la peli de He-Man en imagen real, con un sucedáneo de Dolph Lundgren como protagonista.
El tema es que Paul Chadwick trabajó en algunas películas realizando diseños y storyboards, y trata de plasmar sus experiencias dentro de lo que es un rodaje más o menos normal en Hollywood. El factor extraordinario del mismo es usar a Concrete para que la productora se ahorre una pasta en los efectos especiales, haciendo que el bicho de hormigón levante y tire cosas, destroce solares y escenarios, mueva vehículos y naves de atrezo... con un puñado de historias cortas al final del arco en cuatro partes de esa filmación. Y en esas historias cortas le vemos acudiendo a una fiesta en casoplón, tocando temas como el aislamiento (que es una presente en toda la obra), las interacciones sociales, el glamour, la irreverencia... O gestionando el aburrimiento de un sábado donde sus dos colaboradores y amigos le dejan solo. O ayudando a un grupo de música... Historias cotidianas con un ser extraordinario. Eso tiene que molar ¿Eeeeeeeeeeeeeeeeh? Nos afilamos el bigote, ajustamos el monóculo, y meneamos la copa de coñac para pasar a la siguiente obra.
David Mazzucchelli es conocido para los lectores talluditos de superhéroes aunque su obra no sea especialmente abundante en ese campo. No es un dibujante que haya estado muchos años dibujando de seguido una colección, por ejemplo. Pasa que hoy día diría que muchos millones de personas le conocen de sobras simplemente por haber leído "Batman - Año Uno", aunque también tiene su pica en Marvel con "Daredevil - Born Again". Pero realmente es un artista muy... academicista, que aún tocando los palos de las dos grandes, también ha sacado material en editoriales y panoramas alternativos y más independientes.
En 2009 vuelve a reinventarse en una historia que trata precisamente sobre un artista académico sobre el papel. Un arquitecto formidable, tremendamente valorado por sus aportaciones académicas y en el campo de la enseñanza, pero cuyos diseños jamás han llegado a materializarse en ningún edificio.
Asterios Polyp es un señor que al cumplir cincuenta años ve como su casa se incendia por un rayo, y su vida (que está ya lejana a los focos de atención y premios de su juventud) se va con las llamas. Así que decide reinventarse gastando todo su dinero en efectivo en un billete de autobús y rehacer su vida en un pequeño pueblo, siendo el ayudante de un mecánico de coches.
Una obra que ya empieza narrada por Ignazio, el gemelo idéntico de Asterios, que nació muerto. O sea... que cuesta levantar la cabeza por el peso de las gafas de pasta. Pero aquí ese 'intelectualismo' está muy bien tratado y conducido. Mazzucchelli es tremendamente experimental en lo formal y lo narrativo, pero sirviendo perfectamente al propósito general del cómic, que en ningún momento se va de las manos, ni me deja la impresión de querer ser más de lo que es. Una obra con una cantidad enorme de matices, y sin duda cosas que se me escaparán, pero que es perfectamente asumible y seguible. Lo que en una película o una novela muy de autor usaría recursos de ambos medios para contar mucho más que lo que le sucede interior y exteriormente al protagonista, aquí los recursos tan ricos del cómic están al servicio de la obra de forma muy madura. Incluso su potentísimo final, llamado a muchas interpretaciones, creo que no queda exagerado o rupturista. Por comparar, me ha llegado más, o me ha sido más asumible que "Las Meninas" o "La Cólera" de Santiago García y Javier Olivares, que también reseñé ahí atrás, encantándome ambos, pero escapándoseme más en ambos.
Y como ya tendremos el cuello a punto de cascar, tiremos las putas gafas de pasta, pongámonos el chandar, abramos una cerveza y pillemos doritos y palomitas, porque también he disfrutado mucho de la colección de
Mapache Cohete y Groot, de Scottie Young y Jeff Loveness a los guiones, con una caterva de dibujantes. Locura bizarra y tarada como pocas en Marvel.
Y es que hasta cuando se mezcla con la segunda Civil War, con Mapache y Groot en el bando de la Capitana Marvel esto sigue siendo un desparrame, con una Gwenpool que sigue hablando al lector y su espada clavada en el pobre Groot durante tres números seguidos. Pues salió en tomito a doce pavos, "Brotes Verdes", que aún se podrá encontrar fácil ¡Y QUE TENÉIS QUE COMPRAR!
Pal próximo mondongo, Irene Márquez, la que considero la mujer perfecta para mi. Buenas tardes