11-07-2022 12:10
Una forma de ocupar la cabeza y poder hacer algo en una habitación de hospital a putas oscuras y sin hacer ruido es leer cómics en mi tablet. Que las horas pasen sin pensar demasiado. Y ponerme con Saint Seiya Next Dimension ha sido un bálsamo doble tanto por volver a disfrutar de una franquicia de la que dudo me llegue a cansar algún día, como por ese necesario desahogo y descarga de coco.
Un resumen rápido: tras la batalla con Hades, Seiya está comatoso, con solo tres días para roscarla definitivamente. Atenea se pasa todo por el coño y monta un sarao del quince que deja las cosas patas arriba y nos encontramos en la anterior guerra santa, la que se narra en la saga de Lost Canvas, 243 años antes de la que deja al pobre Pegaso hecho una estatua de carne en una silla de ruedas.
Lo he disfrutado, me encanta que las fuentes que he conseguido para el manga (webs que tienen extensión para usar la app de Tachiyomi) tengan tantos capítulos a color, le añade un plus al dibujo de Kurumada, que se nota que habrá tenido ayudantes a saco, porque algunas escenas están trabajadísimas y eso no viene solo de él. Pero es cierto que el tema de las armaduras sí se lo curraba él solito en gran medida en los años de la Saint Seiya original, y se metía buenas cargas de trabajo con ello. Como sabe la mierda que nos gusta, volvemos al Santuario y a los Caballeros de Oro, pero...
Algo que me ha extrañado es que estos caballeros no son los que hemos conocido por Lost Canvas. Por supuesto que salen personajes de ahí, de aquella guerra contra Hades en el siglo XVIII, pero solo Shion y Dokoh (o Roshi en las muy variables traducciones de cada capítulo) son los que ya conocemos. El resto son totalmente nuevos. Entiendo que Kurumada no solo mete cosas de la fallida saga del Cielo que quiso hacer a comienzos de siglo (la que se presentó a lo grande en forma de película anime en cines, pegándose un castañazo), sino reescribir el pasado a su gusto. Así que tenemos que acostumbrarnos a estos nuevos caballeros y olvidar a los que conocimos en Lost Canvas.
El nivel de locurón llega al punto de que el Andrómeda del presente hace equipo con el Pegaso del pasado, que sigue siento Tenma, y que la cosa funciona de coña entre ambos y me gusta. De hecho, es que lo del viaje en el tiempo da lugar a una nueva amenaza que surge en medio de esa Guerra Sagrada, y obliga a dejarla de lado. Las cosas como son, el punto de partida de todo es tanto un gigantesco Deus Ex Machina (o "lo hizo un mago" pero el puto Mago Merlín fusionado con Gandalf el Blanco lo menos ), como un ejercicio de egoísmo de Atenea... pero como el desarrollo está de puta madre... o al menos a mi me ha ganado bien... pues me la sopla.
Lo malo es que tras los 95 capítulos hay que esperar pero muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho hasta que el vago de Kurumada se saque las manos de los huevos y lance el siguiente. Se puede hacer demasiado larga la espera.
Comentar también que los capítulos extra ya sin Miura de Berserk... tienen un buen nivel, oye. Perfilan una cosita que se llevaba oliéndose tiempo, y podrían enfilar ya las cosas para su resolución final, aunque no sería cosa rápida. Al menos me llevo la enorme alegría de ver nivel en ellos, que no es poco. Y el siguiente, en agosto.
Un resumen rápido: tras la batalla con Hades, Seiya está comatoso, con solo tres días para roscarla definitivamente. Atenea se pasa todo por el coño y monta un sarao del quince que deja las cosas patas arriba y nos encontramos en la anterior guerra santa, la que se narra en la saga de Lost Canvas, 243 años antes de la que deja al pobre Pegaso hecho una estatua de carne en una silla de ruedas.
Lo he disfrutado, me encanta que las fuentes que he conseguido para el manga (webs que tienen extensión para usar la app de Tachiyomi) tengan tantos capítulos a color, le añade un plus al dibujo de Kurumada, que se nota que habrá tenido ayudantes a saco, porque algunas escenas están trabajadísimas y eso no viene solo de él. Pero es cierto que el tema de las armaduras sí se lo curraba él solito en gran medida en los años de la Saint Seiya original, y se metía buenas cargas de trabajo con ello. Como sabe la mierda que nos gusta, volvemos al Santuario y a los Caballeros de Oro, pero...
Algo que me ha extrañado es que estos caballeros no son los que hemos conocido por Lost Canvas. Por supuesto que salen personajes de ahí, de aquella guerra contra Hades en el siglo XVIII, pero solo Shion y Dokoh (o Roshi en las muy variables traducciones de cada capítulo) son los que ya conocemos. El resto son totalmente nuevos. Entiendo que Kurumada no solo mete cosas de la fallida saga del Cielo que quiso hacer a comienzos de siglo (la que se presentó a lo grande en forma de película anime en cines, pegándose un castañazo), sino reescribir el pasado a su gusto. Así que tenemos que acostumbrarnos a estos nuevos caballeros y olvidar a los que conocimos en Lost Canvas.
El nivel de locurón llega al punto de que el Andrómeda del presente hace equipo con el Pegaso del pasado, que sigue siento Tenma, y que la cosa funciona de coña entre ambos y me gusta. De hecho, es que lo del viaje en el tiempo da lugar a una nueva amenaza que surge en medio de esa Guerra Sagrada, y obliga a dejarla de lado. Las cosas como son, el punto de partida de todo es tanto un gigantesco Deus Ex Machina (o "lo hizo un mago" pero el puto Mago Merlín fusionado con Gandalf el Blanco lo menos ), como un ejercicio de egoísmo de Atenea... pero como el desarrollo está de puta madre... o al menos a mi me ha ganado bien... pues me la sopla.
Lo malo es que tras los 95 capítulos hay que esperar pero muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuucho hasta que el vago de Kurumada se saque las manos de los huevos y lance el siguiente. Se puede hacer demasiado larga la espera.
Comentar también que los capítulos extra ya sin Miura de Berserk... tienen un buen nivel, oye. Perfilan una cosita que se llevaba oliéndose tiempo, y podrían enfilar ya las cosas para su resolución final, aunque no sería cosa rápida. Al menos me llevo la enorme alegría de ver nivel en ellos, que no es poco. Y el siguiente, en agosto.