He jugado
Inscryption:
El juego es un tour alrededor del mundo de las cartas y la construcción de mazos que será disfrutado por la mayoría, pero especialmente por aquellos familiares con él. Inscryption conoce perfectamente su temática y los entresijos del mundo de las cartas y Daniel Mullins se descubre como un auténtico geek de ellas que habla un lenguaje fluido en cuanto a términos y conceptos que lo rodean hasta el punto de usarlos como bromas internas alrededor de los estereotipos de sus jugadores así como de sus obsesiones y mantras.
El juego está bien diseñado, es más profundo y flexible de lo que cabría pensar inicialmente, y aunque no está bien balanceado y es relativamente sencillo de romper, es abiertamente consciente de ello y lo deja así para evitar frustrar el avance del jugador y regalar momentos eureka. Pero no es el juego de cartas en sí y sus reglas lo que es realmente remarcable, sino todo lo que le rodea: la forma en la que presenta a sus personajes y desarrolla un argumento mientras se juega, la integración de un escape room dentro de su propio espacio jugable que es parte fundamental de su atmósfera opresiva y cómo añade una capa argumental superior totalmente meta que deriva en un ARG de locos con un canal de Discord en llamas.
Y qué hay de su estética? Inscryption es otro ejemplo más de la moda feísta que está cobrando popularidad en el medio, y lo clava. Es MTG en un mundo de Cronenberg y seremos partícipes de momentos realmente desagradables que nos harán sentir un profundo desasosiego. Todo contribuye a ello – sonido, estilo visual, elección de palabras, mecánicas jugables, argumento… Inscryption es un juego tremendamente opresivo cuando quiere y hasta donde quiere, y en mi opinión creo que es justo decir que la primera parte del juego es excepcional. Después ocurren cosas y el tono y la forma cambian al más puro estilo Mullins - no voy a entrar en ello aquí, aunque si conoces la trayectoria del creador y su gusto por jugar con las expectativas del jugador tampoco debería haber mayor sorpresa.
Veréis, cuando Mullins sacó Pony Island siempre pensé que gran parte de su éxito y los elogios recibidos venían de un público que se perdió la ola anterior de obras que jugaban con las expectativas de los jugadores y extendían el juego más allá de sus pantallas como Stanley Parable o, probablemente más representativo del género “total mindfuck”, Frog Fractions. No me malinterpretéis, me gusta Pony Island, pero las paredes que supuestamente tumbaba ya llevaban años en el suelo y nunca logré entender tanto alboroto. Mullins lo está haciendo de nuevo pero esta vez que creo que está poniendo el nombre de Inscryption merecidamente al lado de Frog Fractions: su ARG está yendo realmente lejos, y para muestra un
enlace (sólo si has terminado el juego, claro):
De todas formas, y a pesar de que ha pasado poco tiempo desde que terminé el juego, hay alguna sensación que ya está clara en mi cabeza: el juego probablemente se extiende demasiado al final para concluir un arco que empieza magníficamente en el desasosiego, en la incertidumbre y evoluciona hasta lo conocido, lo explicado, como tantas otras obras que terminan eliminando lo atractivo del no-saber para llegar a una conclusión; afortunadamente es aquí donde su ARG cobra importancia y recoge el testigo del misterio para aquellos que aún quieran más.
Como nota final decir que, con todo, Inscryption es un gran juego a muchos y diferentes niveles, con total probabilidad de lo mejor del año. No es una carta de amor a las cartas sino más bien el diario de un acosador hablando sobre su presa, un estudio de diversos mundos y géneros que convergen demostrando que Mullins es una de las mentes más interesantes del medio hoy día.