05-03-2017 22:04
Ocarina of Time Y Mario 64: cuando salieron a la venta fueron un avance tan grande respecto a otros juegos que sentaron precedentes en montones de aspectos que otros copiaron más tarde.
Perfect Dark: el refinamiento de la fórmula Goldeneye con una cantidad de detalles en cuanto a animaciones e IA, que para la época me pareció burrísimo.
Metroid Prime: parecía que Metroid iba a caer en el olvido, y vienen Retro Studios y se cascan esto como primer juego. Es la perfecta adaptación de los metroidvania a un entorno 3D, y para la época con un apartado gráfico imponente con multitud de detalles.
Mafia: otro juego que en su momento me dejó con la mandíbula pegada a la mesa. Historia excelente, ambientación de la ciudad sublime, doblaje -y eso que soy siempre de jugar en versión original- a la altura, conducción muy exigente y con físicas que para la época eran tremendas...
The Witcher III: aunque el sistema de combate sea bastante limitado, artísticamente y en cuanto a narrativa es inmenso. La primera vez que llegas a Novigrado y sientes que realmente es una ciudad, con coherencia en cuanto a su construcción, con VIDA... Y encima tiene una optimización muy buena.
Y aunque pueda parecer pronto, creo que tras 23 horas de partida:
Breath of the Wild: tengo miedo de terminarlo, aunque veo que me va a dar cientos de horas de exploración. Porque sé que cuando se acabe, me costará volver a coger otro juego con tantas ganas.
Mi venita fanboy seguro que tiene algo que ver, pero es que el juego supone una ruptura tan grande con los anteriores Zelda 3D, y a la vez la ejecución es tan buena en todos los aspectos, que me cuesta ver cómo van a poder mejorar la saga con el siguiente juego.
A nivel gráfico es decente, con detalles en forma de texturas propias de PS2, pero donde gana es en el apartado artístico y en el motor de físicas que le han metido. Ver el fuego o la hierba moverse según el viento, las posibilidades que ofrece para resolver una misma situación...
Lo peor es que cuando me compre Switch volveré a darle otras tantas horas al juego, y no soy de rejugar con toda la biblioteca pendiente que tengo.
(Ultima edición: 05-03-2017 22:06 por Tolo.)
Perfect Dark: el refinamiento de la fórmula Goldeneye con una cantidad de detalles en cuanto a animaciones e IA, que para la época me pareció burrísimo.
Metroid Prime: parecía que Metroid iba a caer en el olvido, y vienen Retro Studios y se cascan esto como primer juego. Es la perfecta adaptación de los metroidvania a un entorno 3D, y para la época con un apartado gráfico imponente con multitud de detalles.
Mafia: otro juego que en su momento me dejó con la mandíbula pegada a la mesa. Historia excelente, ambientación de la ciudad sublime, doblaje -y eso que soy siempre de jugar en versión original- a la altura, conducción muy exigente y con físicas que para la época eran tremendas...
The Witcher III: aunque el sistema de combate sea bastante limitado, artísticamente y en cuanto a narrativa es inmenso. La primera vez que llegas a Novigrado y sientes que realmente es una ciudad, con coherencia en cuanto a su construcción, con VIDA... Y encima tiene una optimización muy buena.
Y aunque pueda parecer pronto, creo que tras 23 horas de partida:
Breath of the Wild: tengo miedo de terminarlo, aunque veo que me va a dar cientos de horas de exploración. Porque sé que cuando se acabe, me costará volver a coger otro juego con tantas ganas.
Mi venita fanboy seguro que tiene algo que ver, pero es que el juego supone una ruptura tan grande con los anteriores Zelda 3D, y a la vez la ejecución es tan buena en todos los aspectos, que me cuesta ver cómo van a poder mejorar la saga con el siguiente juego.
A nivel gráfico es decente, con detalles en forma de texturas propias de PS2, pero donde gana es en el apartado artístico y en el motor de físicas que le han metido. Ver el fuego o la hierba moverse según el viento, las posibilidades que ofrece para resolver una misma situación...
Lo peor es que cuando me compre Switch volveré a darle otras tantas horas al juego, y no soy de rejugar con toda la biblioteca pendiente que tengo.