23-03-2017 15:56
Probamos los primeros compases del proyecto que ilusiona a todos los nostálgicos
¿Preparados para volver a los 90?
De acuerdo a nuestro código ético, informamos que la copia de Yooka-Laylee para PlayStation 4 nos ha sido cedida por Team17
Parece que fue ayer cuando el nombre de Playtonic Games salió a la palestra. A estas alturas todo el mundo sabe quiénes son y a qué han venido. Se trata de un pequeño —no tan pequeño— equipo formado por los antiguos miembros de Rare, pero de la auténtica, no esa que apenas conserva el logotipo. Un grupo de mentes talentosas que un día concibieron títulos tan laureados como Donky Kong Country, Conker’s Bad Fur Days, Killer Instinct, Perfect Dark y, por supuesto, Banjo-Kazooie y su secuela, entre otros muchos. No es casualidad que Yooka-Laylee haya protagonizado una de las campañas de financiación más exitosas de todos los tiempos, logrando superar los dos millones de libras en apenas unas horas.
En GTM estamos explorando hasta el último rincón de cada uno de sus mundos y próximamente tendréis a vuestra disposición nuestro análisis. Mientras tanto, sí que vamos a dejaros las impresiones finales después de varias horas a los mando de la que se postula como la nueva pareja de moda: Yooka y Laylee. Un camaleón de lo más tranquilo y un murciélago malhumorado capaz de hacer que veamos a Kazooie como la simpatía en forma de pájaro. Un plataformas en tres dimensiones de los que ya no quedan, que llegará el próximo 11 de abril con la intención de hacernos retroceder 20 años en el tiempo.
A finales de los años 90 comenzó a llegar esa hornada de plataformas 3D con un enfoque más aventurero. Los saltos ajustados seguían ahí, pero sus niveles estaban diseñados con la intención de potenciar las mecánicas de exploración. Super Mario 64 abrió la veda y posteriormente disfrutamos de grandes juegos como Banjo-Kazooie, Spyro the Dragon o Donkey Kong 64, entre otros. Playtonic Games debuta ofreciéndonos exactamente lo mismo que todos y cada uno de esos títulos. No es la Guarida de Gruntilda, pero el mundo que actúa como nexo en Yooka-Laylee también pertenece al antagonista de nuestra aventura, al igual que la zona en la que nos pusimos a los mandos de Banjo en 1998.
Tenemos a nuestra disposición un mundo central que sirve de portal hacia el resto de niveles del juego. En esta ocasión no accedemos al resto de zonas a través de piezas de puzle, sino de una serie de libros que podemos habilitar si conseguimos las pagies necesarias. Además, en cada nivel nos esperan decenas y decenas de plumas, uno de los coleccionables más importantes, puesto que nos servirán para negociar en aras de aprender nuevas habilidades que nos permitan seguir explorando.
Para conseguir pagies debemos explorar, superar diversos desafíos y, cómo no, ayudar a los muchos personajes que conoceremos a lo largo y ancho de cada mundo. También tenemos la tarea de localizar a una serie de personajes de vital importancia que saben muy bien cómo y dónde esconderse, pero de eso ya hablaremos en nuestro análisis. Saltos arriesgados, carreras a toda velocidad y un buen puñado de acertijos son solo algunos de los innumerables retos a los que nos tocará hacer frente.
La estructura de Yooka-Laylee es exactamente igual a la de todos los juegos que hemos citado un poco más arriba. Los nostálgicos van a sentirse como en casa en cuanto se pongan a los mandos de algo que muchos llevamos años demandando. ¿Te gusta recolectar objetos con la intención de lograr el 100% en este tipo de juegos? Entonces Playtonic Games ha creado algo perfecto para ti.
yooka-laylee
Como no podía ser de otra forma, el backtracking está presente en todo momento. Comenzamos nuestro viaje con apenas un par de movimientos básicos, y en cuanto aprendemos una nueva habilidad nuestra mente nos hace recordar aquel objeto inaccesible en ese lugar que vimos hace un rato. Aquella distancia que no podíamos salvar con un simple salto. Aquel mecanismo que no sabíamos cómo activar. Cada vez que alcanzamos un nuevo lugar lo hacemos con la sensación de que nos hemos dejado muchas cosas pendientes por el camino.
Una fórmula perfecta para enganchar al jugador y hacer que exprimir cada nivel resulte terriblemente adictivo. Aquí no hay mapas, ni tampoco ningún indicador de objetivo. Por lo tanto, si olvidamos algún elemento necesario que nos permita seguir avanzando no tenemos más remedio que hacer memoria y retroceder sobre nuestros pasos. Personalmente, todas las sensaciones que Yooka-Laylee me está transmitiendo me hacen verlo como si de un hipotético Banjo-Kazooie 3 se tratase. Esa sensación de jugar a algo que echas de menos. Algo que ya dabas por perdido para siempre.
El juego se mueve con fluidez y el apartado artístico —así como el musical— no tiene nada que envidiar al que disfrutamos mientras exploramos la Caverna de Clanker o las Industrias Grunty, entre otros mundos. El sistema de control responde bastante bien, pese a que no alcanza la maestría. Por su parte, la cámara tiende a jugar alguna que otra mala pasada, algo sobre lo que decía que también ha venido junto con la esencia de los años 90, entre risas y bromas con mis compañeros. Siendo así, algunos errores con ella, así como ciertos fallos técnicos, dejan claro que no estamos ante un proyecto cuyos valores de producción se asemejen al que emplean las empresas más potentes.
Seamos prudentes, pero…
Pero parece que Rare está a punto de resucitar. Yooka-Laylee tiene muchas razones para convertirse en lo que todos los que confiamos en este proyecto esperamos. Una fórmula que los amantes del género conocen como la palma de su mano, con el mismo amor por el detalle que el mítico plataformas que disfrutamos en Nintendo 64. Aún es pronto y próximamente podréis leer nuestro análisis a fondo, pero si de algo podéis estar seguros es de que Playtonic Games no va a decepcionar a todos los que lleváis dos años esperando el resurgir no solo de algo que ya se había perdido, sino de uno de los estudios más talentosos de todos los tiempos.
¿Preparados para volver a los 90?
De acuerdo a nuestro código ético, informamos que la copia de Yooka-Laylee para PlayStation 4 nos ha sido cedida por Team17
Parece que fue ayer cuando el nombre de Playtonic Games salió a la palestra. A estas alturas todo el mundo sabe quiénes son y a qué han venido. Se trata de un pequeño —no tan pequeño— equipo formado por los antiguos miembros de Rare, pero de la auténtica, no esa que apenas conserva el logotipo. Un grupo de mentes talentosas que un día concibieron títulos tan laureados como Donky Kong Country, Conker’s Bad Fur Days, Killer Instinct, Perfect Dark y, por supuesto, Banjo-Kazooie y su secuela, entre otros muchos. No es casualidad que Yooka-Laylee haya protagonizado una de las campañas de financiación más exitosas de todos los tiempos, logrando superar los dos millones de libras en apenas unas horas.
En GTM estamos explorando hasta el último rincón de cada uno de sus mundos y próximamente tendréis a vuestra disposición nuestro análisis. Mientras tanto, sí que vamos a dejaros las impresiones finales después de varias horas a los mando de la que se postula como la nueva pareja de moda: Yooka y Laylee. Un camaleón de lo más tranquilo y un murciélago malhumorado capaz de hacer que veamos a Kazooie como la simpatía en forma de pájaro. Un plataformas en tres dimensiones de los que ya no quedan, que llegará el próximo 11 de abril con la intención de hacernos retroceder 20 años en el tiempo.
A finales de los años 90 comenzó a llegar esa hornada de plataformas 3D con un enfoque más aventurero. Los saltos ajustados seguían ahí, pero sus niveles estaban diseñados con la intención de potenciar las mecánicas de exploración. Super Mario 64 abrió la veda y posteriormente disfrutamos de grandes juegos como Banjo-Kazooie, Spyro the Dragon o Donkey Kong 64, entre otros. Playtonic Games debuta ofreciéndonos exactamente lo mismo que todos y cada uno de esos títulos. No es la Guarida de Gruntilda, pero el mundo que actúa como nexo en Yooka-Laylee también pertenece al antagonista de nuestra aventura, al igual que la zona en la que nos pusimos a los mandos de Banjo en 1998.
Tenemos a nuestra disposición un mundo central que sirve de portal hacia el resto de niveles del juego. En esta ocasión no accedemos al resto de zonas a través de piezas de puzle, sino de una serie de libros que podemos habilitar si conseguimos las pagies necesarias. Además, en cada nivel nos esperan decenas y decenas de plumas, uno de los coleccionables más importantes, puesto que nos servirán para negociar en aras de aprender nuevas habilidades que nos permitan seguir explorando.
Para conseguir pagies debemos explorar, superar diversos desafíos y, cómo no, ayudar a los muchos personajes que conoceremos a lo largo y ancho de cada mundo. También tenemos la tarea de localizar a una serie de personajes de vital importancia que saben muy bien cómo y dónde esconderse, pero de eso ya hablaremos en nuestro análisis. Saltos arriesgados, carreras a toda velocidad y un buen puñado de acertijos son solo algunos de los innumerables retos a los que nos tocará hacer frente.
La estructura de Yooka-Laylee es exactamente igual a la de todos los juegos que hemos citado un poco más arriba. Los nostálgicos van a sentirse como en casa en cuanto se pongan a los mandos de algo que muchos llevamos años demandando. ¿Te gusta recolectar objetos con la intención de lograr el 100% en este tipo de juegos? Entonces Playtonic Games ha creado algo perfecto para ti.
yooka-laylee
Como no podía ser de otra forma, el backtracking está presente en todo momento. Comenzamos nuestro viaje con apenas un par de movimientos básicos, y en cuanto aprendemos una nueva habilidad nuestra mente nos hace recordar aquel objeto inaccesible en ese lugar que vimos hace un rato. Aquella distancia que no podíamos salvar con un simple salto. Aquel mecanismo que no sabíamos cómo activar. Cada vez que alcanzamos un nuevo lugar lo hacemos con la sensación de que nos hemos dejado muchas cosas pendientes por el camino.
Una fórmula perfecta para enganchar al jugador y hacer que exprimir cada nivel resulte terriblemente adictivo. Aquí no hay mapas, ni tampoco ningún indicador de objetivo. Por lo tanto, si olvidamos algún elemento necesario que nos permita seguir avanzando no tenemos más remedio que hacer memoria y retroceder sobre nuestros pasos. Personalmente, todas las sensaciones que Yooka-Laylee me está transmitiendo me hacen verlo como si de un hipotético Banjo-Kazooie 3 se tratase. Esa sensación de jugar a algo que echas de menos. Algo que ya dabas por perdido para siempre.
El juego se mueve con fluidez y el apartado artístico —así como el musical— no tiene nada que envidiar al que disfrutamos mientras exploramos la Caverna de Clanker o las Industrias Grunty, entre otros mundos. El sistema de control responde bastante bien, pese a que no alcanza la maestría. Por su parte, la cámara tiende a jugar alguna que otra mala pasada, algo sobre lo que decía que también ha venido junto con la esencia de los años 90, entre risas y bromas con mis compañeros. Siendo así, algunos errores con ella, así como ciertos fallos técnicos, dejan claro que no estamos ante un proyecto cuyos valores de producción se asemejen al que emplean las empresas más potentes.
Seamos prudentes, pero…
Pero parece que Rare está a punto de resucitar. Yooka-Laylee tiene muchas razones para convertirse en lo que todos los que confiamos en este proyecto esperamos. Una fórmula que los amantes del género conocen como la palma de su mano, con el mismo amor por el detalle que el mítico plataformas que disfrutamos en Nintendo 64. Aún es pronto y próximamente podréis leer nuestro análisis a fondo, pero si de algo podéis estar seguros es de que Playtonic Games no va a decepcionar a todos los que lleváis dos años esperando el resurgir no solo de algo que ya se había perdido, sino de uno de los estudios más talentosos de todos los tiempos.