EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (crítica de Rafa Martín de LHP)
#16
Cita
El Mundo y El Pais han publicado sus criticas. El Mundo la aprueba, pero hace una lectura politica terrorifica, y El Pais le da un palo considerable. He omitido un par de frases con posibles spoilers.

El Mundo:

Cita:Al final de los 164 minutos (¡casi tres horas!) de 'El caballero oscuro: la leyenda renace', estallan los aplausos y los suspiros de alivio, síntoma inequívoco de que las esperanzas de los espectadores de la 'premiere' han sido satisfechas y, también, de que podrán dejar de retorcerse en las butacas en una versión renovada del síndrome de la clase turista.

No les vamos a engañar: largo es el camino. Pero si preguntan: ¿merece la pena? La respuesta es sí, sí y sí. Aunque sólo sea por los 40 minutos finales en los que Christopher Nolan ('Origen', 2010) despliega toda su artillería en forma de cameos, microdesenlances, revelaciones, giros y zambombazos varios. Ese macrofinal justifica un prólogo tibio, un inicio a medio gas y un desarrollo un poco falto de chicha: como los viejos magos, el director de 'Memento' (2000) se guarda lo mejor para el desenlace. Y aliña la acción con un inesperado universo de referencias revolucionarias que no puede venir más al caso. Al menos, en Europa.

El héroe, un Christian Bale ya para siempre murciélago, reaparece enfermo, retirado, ya canoso y casi pobre, arrumbado a la manera de Howard Hughues en su mansión. Su Batman sigue siendo el más granítico en su gesto y wagneriano en su espesor dramático y justiciero. De hecho, en esta última entrega, sus dilemas existenciales apenas se compensan con el consabido 'fashionismo' de millonario decadente (aquí le vemos más sudando y sufriendo que con el canapé en la mano) y un mínimo encuentro erótico que cumple más una función argumental que festiva.

Claro que lo contrario sería tan raro como encontrarse a Darth Vader bailando una conga. A su alrededor continúa funcionando a la perfección esa red de seguridad inefable, tejida con auténtica maestría por Nolan: Alfred (Michael Caine), ya más abuelo que figura paterna; Lucius Fox (Morgan Freeman), inventor de un nuevo cacharrito volador; James Gordon (Gary Oldman), el teniente casi decente pero siempre cómplice del Caballero Oscuro. La nómina de satélites se amplía aquí con Anne Hathaway, bastante gatuna, en especial sobre la batmoto, como la ladrona Selina Kyle (aka Catwoman), tan gélida como el mismo Batman; Marion Cotillard, en el papel de una filántropa y fan de las investigaciones de Bruce Wayne; Joseph-Gordon Levitt, como huérfano, policía y pequeño saltamontes de Gordon y, 'last but not least', el consabido malo, Bane (Tom Hardy), un personaje que palidece ante el malvado payaso de Heath Ledger en 'El caballero oscuro' (2008).

El motor de la acción no puede ser más clásico:
Spoiler :
un fuente de energía 'made in' Industrias Wayne que puede beneficiar a los ciudadanos de Gotham (bella y oscura como siempre), o destruir la ciudad con su potencial nuclear. Envolviéndolo, toda una red de argumentos paralelos y más importantes: la épica de un héroe destruido que renace (dos veces); la espectacularidad de la madre de todas las catástrofes: una ciudad que explosiona
; el drama de unos personajes con mucho fondo de armario que se debaten en dilemas éticos, morales, pseudoreligiosos; cierto intimismo sentimental siempre más blanco que la leche y, he aquí la sorpresa, la irrupción de un universo de referencias políticas que hacen de Gotham (de repente retratada en toda su claridad) el escenario de una guerra. O, más bien, de una revolución, una muy parecida a la madre de todas las revoluciones: la Francesa.

En manos del mercenario Bane, la ciudad del murciélago se levanta contra sus gobernantes corruptos, erige un tribunal con una única sentencia (la muerte) y se entrega a la rapiña, la okupación y los disturbios. Es el caos al servicio del utopismo revolucionario más ciego, un huracán de violencia que sirve escenas de guerra desatada entre policía y ciudadanos que, he aquí lo inquietante, estamos viendo hoy en televisión. Incluso el 'martirologio' al que es sometido el millonario Wayne, enterrado por el malvado en una prisión-hoyo, supone una venganza de clase. Nolan se descuelga como adalid del posibilismo conservador: la revolución social es la manipulación de una ciudadanía ignorante y corrupta; los líderes revolucionarios ha perdido, de una manera u otra, la razón. "La solución debe venir de dentro", exclama su personaje favorito, Gordon; hasta la gatita ladrona, en principio deseosa de una tormenta que arrase la Babilonia en la que se ve obligada a vivir, se cuestiona su inclinación antisistema. Ese Bane con la cara medio oculta por una máscara, sin apenas historia ni destino claro, sin razón aparente, parece la metáfora de los encapuchados anticapitalistas, los indignados con cóctel molotov en mano, los anonymous, los hackers y hasta de Wikileaks.

Por suerte, el espectáculo cinematográfico continúa por encima de todas estas elucubraciones. Por encima de estas y también por encima de las que se han desatado en EEUU, donde hasta se ha sugerido que un mensaje propagandístico en contra del candidato republicano Mitt Romney subyace tras el personaje de Bane. Su nombre suena parecido a 'Bain', nombre de la compañía de inversión (Bain Capital) de la que Romney fue directivo desde 1984 hasta 1999. "Mucha gente que irá a ver la película, sobre todo las mentes moribundas por culpa de la cultura pop, asociará el nombre del villano con el de Romney", ha explicado el autor de tan delirante teoría, el locutor de radio ultraconservador Rush Limbaugh. En esta mente moribunda han quedado impresionados dos instantes: esa línea final del guión en la que se reivindica "una ciudadanía tranquila, útil y próspera" (¿no pone un poco los pelos de punta?) y la aparición estelar de ese templo y símbolo del consumo de lujo que es Saks Fith Avenue, única marca comercial que aparece en la cinta. Menos mal que Nolan no da una de cal sin otra de arena, y deja apuntado al héroe que, en el futuro, deberá proteger a Gotham de sus enemigos y de ella misma. Pero eso, claro, es ya otra historia.

El Pais:
Cita:No puede ser casual que Tim Burton y Christopher Nolan, dos de los directores con mayor personalidad visual del cine moderno y creadores de atmósferas turbias y personajes marginales, hicieran suyo el universo del justiciero Batman y de la siempre convulsa y amenazada ciudad de Gotham. No sé si fue iniciativa suya o se limitaron a aceptar un encargo jugoso, pero resulta transparente que se sintieron en su salsa retratando las venturas y las desventuras del atormentado, complejo y millonario Bruce Wayne.

Si el inicio de Nolan en la saga con Batman begins, describiendo los trágicos sucesos en la infancia de Wayne, su aprendizaje en el Himalaya con el maestro RaÔÇÖs Al Ghul, la precoz amargura del héroe y su decisión de convertirse en el protector enmascarado de la ciudad, fue más que prometedor, en El caballero oscuro alcanzó una fuerza expresiva, un desasosiego y una profundidad excepcionales. Esperando con ansia La leyenda renace, he vuelto a disfrutar con su antecesora y a constatar que todo en ella funciona magistralmente, desde la tenebrosa creación del difunto Heath Ledger interpretando al Joker, ese diabólico ejecutor del caos, a la credibilidad y el atractivo que desprenden situaciones y personajes, tanto los protagonistas como los secundarios.

Se supone que Christopher Nolan dispone de absoluta libertad creativa en La leyenda renace. Ha vuelto a escribir el guion con su hermano Jonathan, dispone de idéntico y esplendoroso equipo técnico y artístico que en las anteriores historias de la serie y añade con éxito a una renovada Catwoman (interpretada con sensualidad, cinismo y estilo por Anne Hathaway, actriz blandita hacia la que nunca sentí la menor simpatía) y la presencia siempre estimulante de Marion Cotillard.

Y después de un arranque que recuerda los de la serie de James Bond, Nolan nos presenta a un Wayne desolado, misántropo, arruinado, traumado perdurablemente por la muerte de la mujer que quería y que ha jubilado para siempre a Batman. El nuevo enemigo de Gotham, el depredador que se ha propuesto instalar la dictadura, se llama Bane.

Sabes que el metraje de esta película roza las tres horas, pero debido a la calidad de sus antecesoras no es algo que me abrume. Sin embargo, a la hora de proyección ya he mirado alguna vez el reloj con la sensación de estar perdiendo el tiempo. Y cuando finaliza creo haber pasado una semana en la sala. Todo me resulta rutinario, un derroche de ruido sin que aparezcan las nueces, una colección de clichés y de frases forzadas, el inconfundible aroma del cine aparatoso y mediocre. Actores fijos de la saga y tan potentes y magnéticos como Michael Caine, Morgan Freeman y Gary Oldman se mueven por la pantalla con inequívoca desgana, es raro el plano o la secuencia en los que no atrone la música de Hans Zimmer. Y como en aquel pretencioso aunque ininteligible espanto titulado Origen, que también perpetró Christopher Nolan, solo deseo que llegue el final. Me da igual que Batman sea destruido o que encuentre la felicidad, pero que ocurra cuanto antes.


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Re:EL CABALLERO OSCURO: LA LEYENDA RENACE (crítica de Rafa Martín de LHP) - por Tas - 20-07-2012 13:29

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