08-01-2015 21:15
Los videojuegos son violentos y pueden producir comportamientos violentos en mentes inmaduras o enajenadas. Eso por delante, lo cual me hace perder todo el interés en la figura de Anita tras su negación del caso.
Por otra parte, el sector del videojuego/informática es/son un sector eminentemente machista, porque incluso cuando la mujer estaba involucrada en la programación (años 60 y 70), se hablaba del rol de la programadora como algo muy esquematizado: como elaborar la lista de la compra o seguir una receta de cocina. Todo muy normal. Traería el artículo con sus maravillosos pie de foto pero me da pereza. Ahora dile a un pica código medio que lo que hace es como hacer la lista de la compra a ver qué carita te pone.
A día de esto, el sector del videojuego (la industria en general, no tengo ni idea) es posiblemente la más inmadura de cara a revisar su producción creativa y eso lógicamente tiene que venir de alguna parte, es decir, de las personas que lo componen. Adolescentes tardíos en su gran mayoría con una fijación tremenda en la sexualización de la mujer y en la frivolización de los estereotipos más recalcitrantes.
Dicho esto, a la Anita ésta no la conozco de nada; tengo mis ideas y no necesito que nadie me coma la oreja.
Por otra parte, el sector del videojuego/informática es/son un sector eminentemente machista, porque incluso cuando la mujer estaba involucrada en la programación (años 60 y 70), se hablaba del rol de la programadora como algo muy esquematizado: como elaborar la lista de la compra o seguir una receta de cocina. Todo muy normal. Traería el artículo con sus maravillosos pie de foto pero me da pereza. Ahora dile a un pica código medio que lo que hace es como hacer la lista de la compra a ver qué carita te pone.
A día de esto, el sector del videojuego (la industria en general, no tengo ni idea) es posiblemente la más inmadura de cara a revisar su producción creativa y eso lógicamente tiene que venir de alguna parte, es decir, de las personas que lo componen. Adolescentes tardíos en su gran mayoría con una fijación tremenda en la sexualización de la mujer y en la frivolización de los estereotipos más recalcitrantes.
Dicho esto, a la Anita ésta no la conozco de nada; tengo mis ideas y no necesito que nadie me coma la oreja.