29-10-2014 23:46
Dos días, una noche
Dos días y una noche es el tiempo que tiene Sandra (Marion Cotillard) para intentar recuperar su trabajo. Tras su baja laboral por depresión, su jefe se da cuenta de que con un empleado menos bastan unas pocas horas extra para cumpir con la producción semanal. En plena crisis económica hay que aprovechar cualquier oportunidad para hacer recortes y así seguir comprándose un Mercedes cada dos años. Sus compañeros de trabajo están obligados a votar: despedir a Sandra para conservar así su sueldo con jugosas primas o la permanencia de ella con reducción de sueldo para todos los miembros de la plantilla.
Recién salida de una depresión, Sandra se ve forzada a hablar con sus compañeros, uno a uno, para tratar de convencerles de que voten por ella. Conversaciones incómodas y tensas, personajes que no necesariamente se dividen en buenos y malos (los hay solidarios, poco empáticos o simplemente personas humanas que tratan de salir adelante en tiempos difíciles). Una aventura narrada bajo la cercanía habitual de los Dardenne, capaces de transmitir tanto con tan poco.
Su discurso quizás peca de tendencioso (aunque dada la temática resulta inevitable) y aunque la moraleja final sea previsible y obvia, no se suele mostrar tan veraz y natural como en este caso. A pesar de algún que otro detalle, la atmósfera realista de los Dardenne no se ve empañada. Una película recomedable no solo por su compromiso con la actualidad, sino porque también la podemos anotar con subrayado fosforito entre lo más destacable de 2014.
Dos días y una noche es el tiempo que tiene Sandra (Marion Cotillard) para intentar recuperar su trabajo. Tras su baja laboral por depresión, su jefe se da cuenta de que con un empleado menos bastan unas pocas horas extra para cumpir con la producción semanal. En plena crisis económica hay que aprovechar cualquier oportunidad para hacer recortes y así seguir comprándose un Mercedes cada dos años. Sus compañeros de trabajo están obligados a votar: despedir a Sandra para conservar así su sueldo con jugosas primas o la permanencia de ella con reducción de sueldo para todos los miembros de la plantilla.
Recién salida de una depresión, Sandra se ve forzada a hablar con sus compañeros, uno a uno, para tratar de convencerles de que voten por ella. Conversaciones incómodas y tensas, personajes que no necesariamente se dividen en buenos y malos (los hay solidarios, poco empáticos o simplemente personas humanas que tratan de salir adelante en tiempos difíciles). Una aventura narrada bajo la cercanía habitual de los Dardenne, capaces de transmitir tanto con tan poco.
Su discurso quizás peca de tendencioso (aunque dada la temática resulta inevitable) y aunque la moraleja final sea previsible y obvia, no se suele mostrar tan veraz y natural como en este caso. A pesar de algún que otro detalle, la atmósfera realista de los Dardenne no se ve empañada. Una película recomedable no solo por su compromiso con la actualidad, sino porque también la podemos anotar con subrayado fosforito entre lo más destacable de 2014.
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