Lo peor de esta saga es que no tiene un rumbo fijo. Primero el enemigo era Tobi-Madara, luego se le une Kabuto (que sin él esta guerra no tendría sentido), luego aparece el verdadero Madara, luego Tobi se revela como Obito y se hace Jinchuriki, luego Obito se reforma y es Madara el que se hace Jinchuriki y pasa a ser el enemigo, ¿y ahora el enemigo pasará a ser Sasuke?.
Kishimoto no ha sabido llevar nada bien esta guerra. Estos últimos capítulos deberían de haber sido un nuevo arco tras acabar esta guerra ninja, que a cada capítulo que pasa tiene menos sentido.