01-01-2012 18:12
Érase una vez un hombre que escribió una historia a la altura de la gran mitología griega. Que creó un mundo con sus pueblos, sus lenguas, su orografía, sus propias leyendas y con grandes personajes que quedarán grabados en el corazón de todo aquel que decida abrir su aurícula derecha para dar paso a tamaña obra maestra.
Eso y mucho más el "El Silmarillion". Es mitología, pero también es una sucesión de historias épicas, de la búsqueda del poder, de la inmortalidad, de las promesas que atan al corazón y al alma, de la maldad y de la luz que fue corrompida. Un libro que no cuenta la historia de un grupo de personajes, sino de la progresión de un mundo, y de la ponzoña que puede instaurar en el espíritu de hombres, elfos, enanos, maias y valar objetos que en su inicio guardaron la mayor belleza conocida de todo el planeta.
Una obra imprescindible para todo aquel que disfrutó con "El Señor de los Anillos" y que quedó anhelante de saber mucho más, para terminar descubriendo que lo acontecido en dicha trilogía no es mas que un pasaje brevísimo en la historia de la eterna lucha del bien contra el mal.
Destacar que "El Silmarillion" debe ser leído siempre y cuando se haya hecho lo propio con "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos", puesto que aunque ayuda a comprender mejor todo el marco que engloba a la obra cumbre de Tolkien, desvela lo que fue y lo que será, resumiendo de forma muy breve el principio y el fin de las aventuras de la Comunidad del Anillo.