Los salones recreativos se han convertido con el paso de los años en algo extremadamente raro de encontrar. Aún así, en todas partes del mundo existen personas que tratan de localizar algunas de sus máquinas que nos han hecho pasar tantas horas de diversión con el fin de restaurarlas, conservarlas y, en definitiva, mantenerlas vivas para seguir disfrutando de ellas durante muchos años más.



En América existen numerosos grupos de personas que se dedican a esta tarea, pero la historia que os traemos hoy ha tenido lugar en el Reino Unido, algo que no es tan frecuente. Allí, entre la década de los 50 y los 70 existía un barco que se dedicaba a transportar personas y más tarde a vehículos hasta que en el año 1979 fue cerrado y vendido a una compañía de Liverpool que decidió reabrirlo llamándolo "El Barco de la Diversión" (The Fun Ship).



El plan original era el de hacer que el barco se convirtiese en una especie de hotel con diferentes atracciones, entre las que había una sala de máquinas recreativas. Sin embargo, pese a la popularidad que tuvo en su momento, debido a diversos motivos legales el barco tuvo que clausurar sus puertas y pasar a ser abandonado, con sus más de 50 máquinas quedándose solas sin que a nadie les importara, hasta hace unos años.

Como os decíamos al principio existen grupo de personas que se dedican a localizar estas máquinas que han sido abandonadas para recuperarlas. De este modo en 2009 intentaron ponerse en contacto con el dueño del barco con el fin de negociar y llegar a un acuerdo. Costó su tiempo llegar a localizar a la persona a cargo de todo esto, pero finalmente en 2011 lo consiguieron y el tipo en cuestión aceptó el ponerlas en venta.



























Como podéis ver en el vídeo o en las imágenes que acompañan a la noticia no cabe duda que este lugar habría sido el sueño de muchos de nosotros para pasar las tardes, donde encontraron además auténticas reliquias que casi no han sido distribuidas en todo el mundo. A pesar de todo, el tiempo no jugó a su favor, debido a que ciertas personas se dedicaron a robar los materiales de las ventanas del barco, lo que permitió que después de 30 años el agua entrase dentro del barco, corriendo el riesgo de dañar gravemente a las máquinas.

De este modo tuvieron que actuar rápidamente, sobre todo porque el dueño les avisó que tan solo les concedería diez días para extraer todas las máquinas del barco. Para lograr la tarea y debido a lo tremendamente complicado que era sacarlas de allí, sumado a su peso, se vieron obligado a traer camiones, pedir ayuda a multitud de personas de diferentes países con la misma afición y hasta contrataron una grúa para recuperarlas desde la cubierta. 



Al final todo acabó en buenas noticias y con un final feliz. Las más de 50 máquinas ya están sanas y salvas y están actualmente en proceso de restauración en manos de coleccionistas de toda Europa. Así que, quien sabe, puede que la próxima vez que te encuentres una máquina recreativa puede que pertenezca a este barco que fue abandonado hace 30 años.

Fuente

Eso sí que es un tesoro hundido
Aunque supongo que los restauradores tendrán que sudar sangre para hacerlas funcionar de nuevo.

Madre mía, menuda historia

Para llevar tanto tiempo ahí, las máquinas tienen pocos desperfectos visuales a primera vista.