14-06-2013 11:54
La nueva generación tiene los mejores mandos
Uno de los principales motivos por los que mucho preferimos Xbox 360 a PlayStation 3 es su mando. Microsoft diseñó un mando prácticamente perfecto, con todo en su sitio y un control de las distancias sobresaliente; tenía sus puntos flojos (los que gustamos de cierto tipo de juego siempre tuvimos clavada esa cruceta terrible; mi compañero Juan Puig podría hablar aquí de los diez millones de niveles de presión que le faltan a sus gatillos y que hacen que jugar a Forza sea la muerte en vida, casi, casi) pero en el global le daba un repaso muy serio al de PlayStation 3, anticuado y algo incómodo. Los que se quejan del diseño de las nuevas consolas pueden alegrarse por una cosa: parece que el gusto que no han dedicado en crear las carcasas lo han invertido por completo en los mandos, porque tanto el de Xbox One como el de PlayStation 4 son formidables.
Cada uno tiene sus ciclos de sorpresa particulares. El de PlayStation 4 sorprende en cuanto lo cogemos: hay que tenerlo entre las manos para sentirlo, pero su forma cobra sentido con el uso. Los cuernos están perfectamente puestos para que el mando se apoye bien en las manos; los sticks están a una distancia ideal de los pulgares, y no obligan a cambiar demasiado respecto a lo que estábamos acostumbrados en PS3; los gatillos son fenomenales, muy superiores a los que tenía el anterior mando, y sin, parece, deshacerse del recorrido por lo que el Puig tanto los alaba.
La ausencia de botones Start y Select es un tema que me gusta menos, sustituidos aquí por unos botones Share y Options que, por lo demás, están colocados con bastante cabeza: es muy sencillo llegar a ellos y no hay que hacer ningún movimiento extraño. Me sorprendió mucho lo accesibles que eran; mi mano, por cierto, es de un tamaño absolutamente estándar, acaso la mano más habitual del planeta. El panel táctil no he podido probarlo en acción todavía, pero de momento lo miro con recelo: ahí deberían estar mi Start y mi Select, maldita sea. En todo caso es un mando extraordinario: que lo menos agradable que pueda decir sobre su construcción sea que no me gusta el bisel que se forma en las áreas circulares donde están la cruceta y los botones, un ángulo jodido que sólo tocamos si vamos conscientemente a ello, y nunca mientras lo estamos usando, dice mucho del mando de Sony y del esfuerzo que han puesto por superar al fin un DualShock que ya olía un poco a armario cerrado.
El de Xbox One, por su parte, se toma su tiempo para sorprender. El primer contacto es familar: se parece suficiente al de Xbox 360 como para que el cambio no sea violento, y excepto, de nuevo, los botones Start y Select, que se sustituyen por dos nuevos pero colocados en la misma posición, todo es familiar, todo está colocado en el mismo sitio. Es entonces cuando vemos que los sticks no son exactamente iguales: son un poco más pequeños y tienen algo más de agarre; la cruceta, olvidado ya el desastre de 360, es más clásica y de un tamaño mucho mejor, aunque su posición deja claro que el centro del mando es el doble stick; liberados de espacios para la batería o las pilas, el peso es genial y, parece mentira, la parte trasera limpia se nota, y se nota bastante. Los bumpers no me convencieron mucho: hacen un clic muy raro y están colocados en una posición bastante mala; lo mismo me pasó con el botón Home, que parece más una pieza decortativa un poco suelta que uno de los botones más importantes del mando.
Pero entonces llegan los gatillos. Por si la primera partida a Forza 5 no fuera suficientemente espectacular (hablaremos más sobre este tema, pero sí: es increíble), el mando de Xbox One nos deja ver ahí cómo sus creadores han buscado crear no sólo una consola, sino también un mando de próxima generación. La vibración en los gatillos será un estándar, algo que echaremos de menos cuando no esté como ahora echamos de menos la vibración normal (o que haya gatillos y bumpers, por ejemplo), por mucho que pensáramos que el Rumble Pack de la 64 era una chorradita y que nunca dejaría de ser más que algo totalmente opcional. La forma en que la vibración refuerza la sensación que tenemos al acelerar y frenar es extraordinaria: es sutil pero tiene relevancia en la forma en que sentimos el juego; es un primer paso muy inteligente por parte de Turn10, pero deja mucho espacio para la imaginación y para lo que está por venir. No me cabe duda de que será un nuevo estándar; en algún momento los demás adoptarán esta novedad, como ocurrió con el doble stick o la vibración que todos conocemos.
Quedan aún dos días de jugar mucho a Xbox One y PlayStation 4, pero lo que está claro, de momento, es que no importa con qué consola te quedes: el mando con el que jugarás va a ser formidable. Tanto Sony como Microsoft han dado bastante en el clavo con el diseño de sus mandos; el cambio en PlayStation 4 ha sido formidable, con un mando más o menos poco familiar al que nos familiarizamos en cuestión de segundos, y el conservadurismo de Xbox One es sólo aparente gracias a algunos cambios y novedades menos visibles pero igualmente importantes. Puede que dé la sensación de que, con todo el asunto de lo digital, las trabas a la segunda mano, la presencia de los controles gestuales y el énfasis que se le está poniendo al hecho de que las consolas funcionen como centros multimedia, Microsoft y Sony se están olvidando un poco más de la cuenta del jugador tradicional, el que quiere un mando con botones y sentarse en el sofá y jugar a la consola mientras se llena el barrigón de manchas de cocacola y restos de patatas fritas; sus mandos, por fortuna, nos dicen todo lo contrario.
Fuente: AnaitGames
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Genial noticia de gente que ya los ha probado en vivo y en directo, y para mi un punto mucho más decisivo a nivel de diseño que el aspecto de las consolas.
Creo que voy a echar muucho de menos el mando de Xbox, y lo que comentan de Forza 5 y el uso de los gatillos me hace babear como un puto perro..., que bien suena coño!!
En todo caso parece que cualquiera de los dos esta a un grandisimo nivel.
salu2
Uno de los principales motivos por los que mucho preferimos Xbox 360 a PlayStation 3 es su mando. Microsoft diseñó un mando prácticamente perfecto, con todo en su sitio y un control de las distancias sobresaliente; tenía sus puntos flojos (los que gustamos de cierto tipo de juego siempre tuvimos clavada esa cruceta terrible; mi compañero Juan Puig podría hablar aquí de los diez millones de niveles de presión que le faltan a sus gatillos y que hacen que jugar a Forza sea la muerte en vida, casi, casi) pero en el global le daba un repaso muy serio al de PlayStation 3, anticuado y algo incómodo. Los que se quejan del diseño de las nuevas consolas pueden alegrarse por una cosa: parece que el gusto que no han dedicado en crear las carcasas lo han invertido por completo en los mandos, porque tanto el de Xbox One como el de PlayStation 4 son formidables.
Cada uno tiene sus ciclos de sorpresa particulares. El de PlayStation 4 sorprende en cuanto lo cogemos: hay que tenerlo entre las manos para sentirlo, pero su forma cobra sentido con el uso. Los cuernos están perfectamente puestos para que el mando se apoye bien en las manos; los sticks están a una distancia ideal de los pulgares, y no obligan a cambiar demasiado respecto a lo que estábamos acostumbrados en PS3; los gatillos son fenomenales, muy superiores a los que tenía el anterior mando, y sin, parece, deshacerse del recorrido por lo que el Puig tanto los alaba.
La ausencia de botones Start y Select es un tema que me gusta menos, sustituidos aquí por unos botones Share y Options que, por lo demás, están colocados con bastante cabeza: es muy sencillo llegar a ellos y no hay que hacer ningún movimiento extraño. Me sorprendió mucho lo accesibles que eran; mi mano, por cierto, es de un tamaño absolutamente estándar, acaso la mano más habitual del planeta. El panel táctil no he podido probarlo en acción todavía, pero de momento lo miro con recelo: ahí deberían estar mi Start y mi Select, maldita sea. En todo caso es un mando extraordinario: que lo menos agradable que pueda decir sobre su construcción sea que no me gusta el bisel que se forma en las áreas circulares donde están la cruceta y los botones, un ángulo jodido que sólo tocamos si vamos conscientemente a ello, y nunca mientras lo estamos usando, dice mucho del mando de Sony y del esfuerzo que han puesto por superar al fin un DualShock que ya olía un poco a armario cerrado.
El de Xbox One, por su parte, se toma su tiempo para sorprender. El primer contacto es familar: se parece suficiente al de Xbox 360 como para que el cambio no sea violento, y excepto, de nuevo, los botones Start y Select, que se sustituyen por dos nuevos pero colocados en la misma posición, todo es familiar, todo está colocado en el mismo sitio. Es entonces cuando vemos que los sticks no son exactamente iguales: son un poco más pequeños y tienen algo más de agarre; la cruceta, olvidado ya el desastre de 360, es más clásica y de un tamaño mucho mejor, aunque su posición deja claro que el centro del mando es el doble stick; liberados de espacios para la batería o las pilas, el peso es genial y, parece mentira, la parte trasera limpia se nota, y se nota bastante. Los bumpers no me convencieron mucho: hacen un clic muy raro y están colocados en una posición bastante mala; lo mismo me pasó con el botón Home, que parece más una pieza decortativa un poco suelta que uno de los botones más importantes del mando.
Pero entonces llegan los gatillos. Por si la primera partida a Forza 5 no fuera suficientemente espectacular (hablaremos más sobre este tema, pero sí: es increíble), el mando de Xbox One nos deja ver ahí cómo sus creadores han buscado crear no sólo una consola, sino también un mando de próxima generación. La vibración en los gatillos será un estándar, algo que echaremos de menos cuando no esté como ahora echamos de menos la vibración normal (o que haya gatillos y bumpers, por ejemplo), por mucho que pensáramos que el Rumble Pack de la 64 era una chorradita y que nunca dejaría de ser más que algo totalmente opcional. La forma en que la vibración refuerza la sensación que tenemos al acelerar y frenar es extraordinaria: es sutil pero tiene relevancia en la forma en que sentimos el juego; es un primer paso muy inteligente por parte de Turn10, pero deja mucho espacio para la imaginación y para lo que está por venir. No me cabe duda de que será un nuevo estándar; en algún momento los demás adoptarán esta novedad, como ocurrió con el doble stick o la vibración que todos conocemos.
Quedan aún dos días de jugar mucho a Xbox One y PlayStation 4, pero lo que está claro, de momento, es que no importa con qué consola te quedes: el mando con el que jugarás va a ser formidable. Tanto Sony como Microsoft han dado bastante en el clavo con el diseño de sus mandos; el cambio en PlayStation 4 ha sido formidable, con un mando más o menos poco familiar al que nos familiarizamos en cuestión de segundos, y el conservadurismo de Xbox One es sólo aparente gracias a algunos cambios y novedades menos visibles pero igualmente importantes. Puede que dé la sensación de que, con todo el asunto de lo digital, las trabas a la segunda mano, la presencia de los controles gestuales y el énfasis que se le está poniendo al hecho de que las consolas funcionen como centros multimedia, Microsoft y Sony se están olvidando un poco más de la cuenta del jugador tradicional, el que quiere un mando con botones y sentarse en el sofá y jugar a la consola mientras se llena el barrigón de manchas de cocacola y restos de patatas fritas; sus mandos, por fortuna, nos dicen todo lo contrario.
Fuente: AnaitGames
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Genial noticia de gente que ya los ha probado en vivo y en directo, y para mi un punto mucho más decisivo a nivel de diseño que el aspecto de las consolas.
Creo que voy a echar muucho de menos el mando de Xbox, y lo que comentan de Forza 5 y el uso de los gatillos me hace babear como un puto perro..., que bien suena coño!!
En todo caso parece que cualquiera de los dos esta a un grandisimo nivel.
salu2
"La rueda", "El Fuego", "La Penicilina" y "Ocultar firmas", grandes inventos de la humanidad!