(14-01-2016 00:51)Janito escribió:Si las Pringles son Dios... Jesucristo es una patata?

(14-01-2016 00:53)DarkBlade escribió:

Menuda hostia.

Lo pillas??????? JAJAJAAJAJA

Y eso una pringle mis cojones, esa mínimo es una Lays campesina -la cual están de puta madre-.

Mira que era jodido convertir este hilo en una auténtica mierda, pero lo hemos logrado.

Yo creo que si diesen un bote de Pringles al entrar a misa iría más gente, ¿qué opináis vosotros?

(14-01-2016 00:58)AcAnchoa escribió:Yo creo que si diesen un bote de Pringles al entrar a misa iría más gente, ¿qué opináis vosotros?

Las capillas se llenarían:

Pringa con Jesus y llévate tu Pringles!

Con Jesus nuestro señor, las Pringles no faltaaaan. Con Jesus no faltaraaaaan.

Podrían llamarlo las papas Papa:

Yo lo de la denuncia por┬ádecir que son patatas lo entiendo un poco. A mi nunca me ha parecido exactamente una patata, más bien algo así como una galleta apatatada, con la forma y┬áel grosor precisos para pasar por patata frita, pero con ese marcado toque galletil que lo aleja del clásico snack cuya base es nuestro amado tubérculo.

(14-01-2016 01:06)AcAnchoa escribió:Podrían llamarlo las papas Papa:

(14-01-2016 01:01)Janito escribió:Con Jesus nuestro señor, las Pringles no faltaaaan. Con Jesus no faltaraaaaan.

El Señor son mis Pringles;
todas me como.
En tiendas de chinos me hace comprar,
a el sabor de la rica cebolla me conduce,
me da nuevos botes
y me lleva por sabores intensos,
haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por la más dura diarrea
no temeré retortijón alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tus colorantes y tus conservantes me inspiran confianza.

Me has preparado un banquete
ante los snacks del Carrefour;
has vertido jamones en mis patatas,
y has llenado mi bote a rebosar.

Tu aroma y tus migajas me acompañan
a lo largo de mis días,
y de tu envase, oh Señor, por siempre comeré.




Lo dejo ya, lo juro.

(14-01-2016 01:21)AcAnchoa escribió:El Señor son mis Pringles;
todas me como.
En tiendas de chinos me hace comprar,
a el sabor de la rica cebolla me conduce,
me da nuevos botes
y me lleva por sabores intensos,
haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por la más dura diarrea
no temeré retortijón alguno,
porque tú, Señor, estás conmigo;
tus colorantes y tus conservantes me inspiran confianza.

Me has preparado un banquete
ante los snacks del Carrefour;
has vertido jamones en mis patatas,
y has llenado mi bote a rebosar.

Tu aroma y tus migajas me acompañan
a lo largo de mis días,
y de tu envase, oh Señor, por siempre comeré.




Lo dejo ya, lo juro.

Yo solo digo que una tarde me tome un bote entero de las amarillas y por la noche me estaban operando de urgencia de apendicitis.