13-02-2017 12:03
Anoche vi Waking Life y lo primero que diré es que he encontrado algo incómoda la técnica de animación empleada, sobre todo por el movimiento de los fondos. Si ya en ocasiones hay grabaciones que marean por usos de movimiento y tembleque constante, generalmente en busca de acción, cercanía y/o realidad, aquí unido a un ritmo bajo en fotogramas habitual en la animación... Puede llegar a resultar molesto y mareante.
También iba a decir, al menos tras los primeros minutos de visionado, que se producen cambios de estilo en la animación (o coloración de los fotogramas) un tanto bruscos, pero es un detalle que podemos llegar a entender una vez una vez descubierto el verdadero fondo que explica esa sucesión, en un principio inconexa, de distintas situaciones que se nos plantean.
La película diría que va de menos a más. Sobre todo los primeros 25 minutos o cosa así se hacen más duros de ver. Va saltando de aquí a allá, tocando temas filosóficos (existencialismo, muerte, reencarnación, destino, evolución, pensamiento...) a un ritmo bastante elevado, demasiado tal vez porque llega a atropellarnos. No da tregua, no nos deja apenas tiempo para que se posen los conceptos e ideas que va soltando a ritmo de batería. Hasta el protagonista parece una extensión del espectador en pantalla, sin apenas interferir y mostrando un gesto distraído y aburrido por los monólogos que se está tragando. Y hablando de monólogos, cuando las escenas los dejan de lado y se convierten en conversaciones entre un par de personajes diría que, en general, funcionan algo mejor y resultan más ligeros y amenos.
Termina llegando un momento clave en la película, cuando todo el batiburrillo filosófico inicial parece empezar a asentarse y fijar una dirección, sobre todo a raíz de la escena en la que tocan el tema del...
Momento en el que el protagonista empieza a cobrar algo más de consciencia e intervención en los diálogos, tomando un poco las riendas de lo que hasta entonces parecía un caballo desbocado. Ahí la película comienza a parecer más película, coge algo de cuerpo y no da tanta sensación de sucesión de cortos como al principio.
Me ha terminado gustando más de lo que intuía al principio, que, como ya he dicho, se hace pelín dura entre la técnica de animación y el hecho de ir saltando de flor filosófica en flor filosófica. Un arranque más complicado de digerir como espectador y, a partir de ahí, más llevadera e interesante.
Y de paso me ha recordado que tengo A Scanner Darkly pendiente.
También iba a decir, al menos tras los primeros minutos de visionado, que se producen cambios de estilo en la animación (o coloración de los fotogramas) un tanto bruscos, pero es un detalle que podemos llegar a entender una vez una vez descubierto el verdadero fondo que explica esa sucesión, en un principio inconexa, de distintas situaciones que se nos plantean.
La película diría que va de menos a más. Sobre todo los primeros 25 minutos o cosa así se hacen más duros de ver. Va saltando de aquí a allá, tocando temas filosóficos (existencialismo, muerte, reencarnación, destino, evolución, pensamiento...) a un ritmo bastante elevado, demasiado tal vez porque llega a atropellarnos. No da tregua, no nos deja apenas tiempo para que se posen los conceptos e ideas que va soltando a ritmo de batería. Hasta el protagonista parece una extensión del espectador en pantalla, sin apenas interferir y mostrando un gesto distraído y aburrido por los monólogos que se está tragando. Y hablando de monólogos, cuando las escenas los dejan de lado y se convierten en conversaciones entre un par de personajes diría que, en general, funcionan algo mejor y resultan más ligeros y amenos.
Termina llegando un momento clave en la película, cuando todo el batiburrillo filosófico inicial parece empezar a asentarse y fijar una dirección, sobre todo a raíz de la escena en la que tocan el tema del...
Spoiler :
Momento en el que el protagonista empieza a cobrar algo más de consciencia e intervención en los diálogos, tomando un poco las riendas de lo que hasta entonces parecía un caballo desbocado. Ahí la película comienza a parecer más película, coge algo de cuerpo y no da tanta sensación de sucesión de cortos como al principio.
Me ha terminado gustando más de lo que intuía al principio, que, como ya he dicho, se hace pelín dura entre la técnica de animación y el hecho de ir saltando de flor filosófica en flor filosófica. Un arranque más complicado de digerir como espectador y, a partir de ahí, más llevadera e interesante.
Y de paso me ha recordado que tengo A Scanner Darkly pendiente.