25-01-2022 12:37
El otro día, en medio del museo que me está pagando las facturas estos meses, me eché a llorar tras mi innecesariamente grande mostrador leyendo un cómic, Siempre Tendremos 20 Años. Sería una suerte de segunda parte espiritual de Jamás Tendré 20 Años. O realmente, la tercera parte de una trilogía dedicada a la familia del autor, Jaime Martín, comenzando con Las Guerras Silenciosas, dedicado a su padre. Ahora, tras su padre y sus abuelos, le toca al propio Jaime y su juventud en Hospitalet, extrarradio, movida y transición, el cambio de una España que se abría a la democracia y la libertad, contado a pie de calle y con la familia como sostén de fondo.
Conciertos, litronas, canutos, barrio, gente, amigos fieles... La vida de Jaime en los años 80, con su nacimiento, crecimiento y florecimiento como dibujante. Como él mismo relata, algún editor le encasillaba a historias de barrio y gente marginal, pero no le importaba, porque en los 80 todos pensaban que siempre tendrían veinte años.
Una pena no tener el cbr digital a mano, porque tocaría poner una foto antológica en el Saló del Cómic de Barcelona de 1990, donde fue premiado como autor novel por su cómic "Sangre de Barrio", rodeado de PUTAS LEYENDAS del cómic. La historia recurre a algunos artificios fáciles para sacar sentimiento llegando al final de la misma, drama, algún momento onírico... cosas bien conocidas y hasta trilladas. Pero es lo que os digo, que me eché a llorar como una magdalena, porque el autor consigue de una manera magistral que conectes, que empatices con la gente, que te metas de lleno en la historia y todo ese potencial humano. Supongo que ser un cuarentón, que también pasó unos años en un extrarradio catalán, y todas esas referencias culturales y a nivel de cuadrilla, pues también hacen. Una joyita, y supongo que no tardaré mucho en leer y comentar ese primer cómic basado en el padre de Jaime, durante su servicio militar.
Conciertos, litronas, canutos, barrio, gente, amigos fieles... La vida de Jaime en los años 80, con su nacimiento, crecimiento y florecimiento como dibujante. Como él mismo relata, algún editor le encasillaba a historias de barrio y gente marginal, pero no le importaba, porque en los 80 todos pensaban que siempre tendrían veinte años.
Una pena no tener el cbr digital a mano, porque tocaría poner una foto antológica en el Saló del Cómic de Barcelona de 1990, donde fue premiado como autor novel por su cómic "Sangre de Barrio", rodeado de PUTAS LEYENDAS del cómic. La historia recurre a algunos artificios fáciles para sacar sentimiento llegando al final de la misma, drama, algún momento onírico... cosas bien conocidas y hasta trilladas. Pero es lo que os digo, que me eché a llorar como una magdalena, porque el autor consigue de una manera magistral que conectes, que empatices con la gente, que te metas de lleno en la historia y todo ese potencial humano. Supongo que ser un cuarentón, que también pasó unos años en un extrarradio catalán, y todas esas referencias culturales y a nivel de cuadrilla, pues también hacen. Una joyita, y supongo que no tardaré mucho en leer y comentar ese primer cómic basado en el padre de Jaime, durante su servicio militar.