04-04-2021 13:19
Ala, tres reseñamientos "de bibliotecas", que justamente deberían ser fáciles de encontrar por eso, porque son cómics pensados para difundirse en el bendito préstamo público:
El Fantasma de Gaudí: un triller policial en la ciudad condal, asesinatos con la obra de Antoni Gaudí como telón de fondo. Y un policía calvo resuelto y guapete...peeeeeeeeeeeero lo importante es la historia...aunque ¿Que tiene de malo reflejarme en un personaje que claramente está inspirado en mi? O no....
Pero el personaje mundano con quien podemos identificarnos es Antonia, cajera puteada de supermercado, que trata de cuadrar su vida personal y laboral como puede. Ella evita que un anciano con el aspecto de Gaudí fallezca en un accidente de tráfico, y se ve inmiscuida en esa vorágine de arte y violencia. He nacido, vivido y vuelto muchas veces a Barcelona, es la mejor ciudad del mundo -que los de la capital no me lloren, ellos también saben que es así -, y a través de esta historia vibrante y llena de matices, he conocido mejor la obra del arquitecto de la aún inacabada Sagrada Familia.
Dos nombres grandes del cómic de por aquí, El Torres al guion (le encargaron un biopic de Gaudí pero él lo movió hacia algo más dinámico y "vendible"), y Jesús Alonso Iglesias al lapicero. Pues resulta que Torres es más conocido por trabajar en la serie de animación Virtual Hero del Rubius, y Jesús por colaborar en los diseños de la película de Spider-Man: Un nuevo universo, que esto ya me mola más.
El dibujo es soberbio, creo que me ha conducido más por la obra que el eficiente guion, al que le saco una pega en la historia, que...Pero me ha parecido una obra remarcable que, como tantísimos cómics, vale para personas que también sean ajenas a este arte.
Al igual que con El Buscón en las Indias, la 'secuela' de la obra original de Francisco de Quevedo de 1625. El pícaro pobre y desposeído como la rata callejera de baja clase social que protagonizaba este género literario, que explota con "El Lazarillo de Tormes". Ya la puta portada es un cuadro al oleo, dándole aún más sentido al formato europeo de álbum enorme.
Pero yo la enlazo a una foto de resolución horrible, lo siento. Y la cosa es que esta joyita que bebe tanto de lo nuestro tiene guion de un francés, Alain Ayroles, del que me temo que solo he leído el cuarto álbum de la serie 'Siete', el dedicado a "Siete Misioneros", pero está de puta madre. Y la parte gráfica es de Juanjo Guarnido, el artistazo que estuvo hasta en la Disney y el responsable de la parte visual de esa otra maravilla que es Blacksad. Así que no sé si os gustará la historia pero visualmente es que es ENORME, han estado años para preparar y montarlo todo, y eso se nota en cada puta página.
Pues Pablos, el protagonista original, sigue siendo el desgraciado buscavidas que cree que cambiando de continente dejará de serlo. Pero años de periplo en "Las Indias" le llevan ante la puerta del alguacil de Cuzco, maltrecho y casi muerto, con una historia enorme que quiere contar antes de pasar a la otra vida.
Una presentación tan increíble como desconcertante, tres capítulos de aventuras, desventuras, y también, flashbacks que ponen en viñetas escenas de la novela original. Una historia que vale su peso en el oro del prometido 'El Dorado', y una parte gráfica sencillamente gloriosa.
Algunas cosas están hechas claramente para 'verlas venir', pero eso no empaña en absoluto el sentido de la obra ¡Al contrario! Te hace más partícipe de lo que va pasando, y se agradece que no se recurra a trampas ni recursos fáciles para tapar lo que acontece. Aquí también le pondría alguna rozadura en su enorme argumento, pero los autores son bien conscientes de ella para tratarla de forma que no empañe ni descarrile el enorme tren que han puesto en marcha.
Y de la exuberancia más apabullante, a la sencillez más directa. Concrete de Paul Chadwick se ha convertido en mi debilidad personal de esta "temporada". Es un cómic independiente que parte en 1986 con una premisa imposible que lo lleva a recorrer caminos e historias de una enorme humanidad.
El mundo queda sobrecogido ante el que parece el gran acontecimiento de finales del siglo XX: un ser hecho de....hormigón, un ser viviente con una capa durísima en su exterior, como blanda y humana en su alma. Es poner a 'La Cosa' de los 4 Fantásticos en nuestro mundo, con todo el sobresalto que algo así causa. Pero no se mete en movidas contra supers, aliens o robots, sino en historias tremendamente humanas en su planteamiento y ejecución.
Por motivos argumentales que se van desgranando en los dos primeros tomos, la gente termina viendo a Concrete como un famoso, desponjándole del aura sobreterrenal que alguien de su condición sin duda tiene. No es que se pueda zurrar con Hulk, pero es muy fuerte, pesa más de media tonelada, tiene una enorme velocidad al correr y saltar. Y su gran deseo una vez está estable es vivir la vida, ver mundo, ayudar a los demás. Se siente inspirado por los grandes exploradores del siglo, como Thor Heyerdahl que aún estaba vivo cuando se crearon estas historias. Quiere usar sus enormes capacidades físicas para hacer grandes obras y vivir aventuras, sea ayudar a unos mineros atrapados, cruzar el Atlántico a nado, o hacer una expedición al Everest.
El cómic se narra de una forma muy especial, intercalando todo tipo de momentos presentes con rápidas viñetas hacia el pasado de carne y hueso del protagonista, sus pensamientos más íntimos, sus alegrías y pesares. Porque es fácil imaginar que esa capa de 'concreto' -tranquilos no están los horribles false friends habituales con este material en el cómic...a dios gracias-, también le aísla de muchas cosas humanas que tanto sigue anhelando.
Ron Lithgow es una persona de gran corazón y buen intelecto, que solo quiere vivir en una condición imposible que él nunca quiso. En un podcast escuché que Paul Chadwick es el Jiro Taniguchi estadounidense...y me parece una semejanza muy afortunada.
Ala, corto aquí antes de que suba el pasteleo y la diabetes ¡HASTA EL PRÓXIMO POOOOOOOOOOOOOST!
El Fantasma de Gaudí: un triller policial en la ciudad condal, asesinatos con la obra de Antoni Gaudí como telón de fondo. Y un policía calvo resuelto y guapete...peeeeeeeeeeeero lo importante es la historia...aunque ¿Que tiene de malo reflejarme en un personaje que claramente está inspirado en mi? O no....
Pero el personaje mundano con quien podemos identificarnos es Antonia, cajera puteada de supermercado, que trata de cuadrar su vida personal y laboral como puede. Ella evita que un anciano con el aspecto de Gaudí fallezca en un accidente de tráfico, y se ve inmiscuida en esa vorágine de arte y violencia. He nacido, vivido y vuelto muchas veces a Barcelona, es la mejor ciudad del mundo -que los de la capital no me lloren, ellos también saben que es así -, y a través de esta historia vibrante y llena de matices, he conocido mejor la obra del arquitecto de la aún inacabada Sagrada Familia.
Dos nombres grandes del cómic de por aquí, El Torres al guion (le encargaron un biopic de Gaudí pero él lo movió hacia algo más dinámico y "vendible"), y Jesús Alonso Iglesias al lapicero. Pues resulta que Torres es más conocido por trabajar en la serie de animación Virtual Hero del Rubius, y Jesús por colaborar en los diseños de la película de Spider-Man: Un nuevo universo, que esto ya me mola más.
El dibujo es soberbio, creo que me ha conducido más por la obra que el eficiente guion, al que le saco una pega en la historia, que...Pero me ha parecido una obra remarcable que, como tantísimos cómics, vale para personas que también sean ajenas a este arte.
Al igual que con El Buscón en las Indias, la 'secuela' de la obra original de Francisco de Quevedo de 1625. El pícaro pobre y desposeído como la rata callejera de baja clase social que protagonizaba este género literario, que explota con "El Lazarillo de Tormes". Ya la puta portada es un cuadro al oleo, dándole aún más sentido al formato europeo de álbum enorme.
Pero yo la enlazo a una foto de resolución horrible, lo siento. Y la cosa es que esta joyita que bebe tanto de lo nuestro tiene guion de un francés, Alain Ayroles, del que me temo que solo he leído el cuarto álbum de la serie 'Siete', el dedicado a "Siete Misioneros", pero está de puta madre. Y la parte gráfica es de Juanjo Guarnido, el artistazo que estuvo hasta en la Disney y el responsable de la parte visual de esa otra maravilla que es Blacksad. Así que no sé si os gustará la historia pero visualmente es que es ENORME, han estado años para preparar y montarlo todo, y eso se nota en cada puta página.
Pues Pablos, el protagonista original, sigue siendo el desgraciado buscavidas que cree que cambiando de continente dejará de serlo. Pero años de periplo en "Las Indias" le llevan ante la puerta del alguacil de Cuzco, maltrecho y casi muerto, con una historia enorme que quiere contar antes de pasar a la otra vida.
Una presentación tan increíble como desconcertante, tres capítulos de aventuras, desventuras, y también, flashbacks que ponen en viñetas escenas de la novela original. Una historia que vale su peso en el oro del prometido 'El Dorado', y una parte gráfica sencillamente gloriosa.
Algunas cosas están hechas claramente para 'verlas venir', pero eso no empaña en absoluto el sentido de la obra ¡Al contrario! Te hace más partícipe de lo que va pasando, y se agradece que no se recurra a trampas ni recursos fáciles para tapar lo que acontece. Aquí también le pondría alguna rozadura en su enorme argumento, pero los autores son bien conscientes de ella para tratarla de forma que no empañe ni descarrile el enorme tren que han puesto en marcha.
Y de la exuberancia más apabullante, a la sencillez más directa. Concrete de Paul Chadwick se ha convertido en mi debilidad personal de esta "temporada". Es un cómic independiente que parte en 1986 con una premisa imposible que lo lleva a recorrer caminos e historias de una enorme humanidad.
El mundo queda sobrecogido ante el que parece el gran acontecimiento de finales del siglo XX: un ser hecho de....hormigón, un ser viviente con una capa durísima en su exterior, como blanda y humana en su alma. Es poner a 'La Cosa' de los 4 Fantásticos en nuestro mundo, con todo el sobresalto que algo así causa. Pero no se mete en movidas contra supers, aliens o robots, sino en historias tremendamente humanas en su planteamiento y ejecución.
Por motivos argumentales que se van desgranando en los dos primeros tomos, la gente termina viendo a Concrete como un famoso, desponjándole del aura sobreterrenal que alguien de su condición sin duda tiene. No es que se pueda zurrar con Hulk, pero es muy fuerte, pesa más de media tonelada, tiene una enorme velocidad al correr y saltar. Y su gran deseo una vez está estable es vivir la vida, ver mundo, ayudar a los demás. Se siente inspirado por los grandes exploradores del siglo, como Thor Heyerdahl que aún estaba vivo cuando se crearon estas historias. Quiere usar sus enormes capacidades físicas para hacer grandes obras y vivir aventuras, sea ayudar a unos mineros atrapados, cruzar el Atlántico a nado, o hacer una expedición al Everest.
El cómic se narra de una forma muy especial, intercalando todo tipo de momentos presentes con rápidas viñetas hacia el pasado de carne y hueso del protagonista, sus pensamientos más íntimos, sus alegrías y pesares. Porque es fácil imaginar que esa capa de 'concreto' -tranquilos no están los horribles false friends habituales con este material en el cómic...a dios gracias-, también le aísla de muchas cosas humanas que tanto sigue anhelando.
Ron Lithgow es una persona de gran corazón y buen intelecto, que solo quiere vivir en una condición imposible que él nunca quiso. En un podcast escuché que Paul Chadwick es el Jiro Taniguchi estadounidense...y me parece una semejanza muy afortunada.
Ala, corto aquí antes de que suba el pasteleo y la diabetes ¡HASTA EL PRÓXIMO POOOOOOOOOOOOOST!