05-09-2019 00:46
¿Por la funesta calidad del cómic o el horrible uso de los signos de puntuación y uso indebido de la mayúscula del mensaje?
Pues yo quiero rendir un poderoso homenaje en esta noche de fiestas del pueblo de al lado a uno de los mayores disfrutes que jamás he tenido como seguidor de superhéroes: la etapa de Los Vengadores de Kurt Busiek. Que culminé hace unas semanas con el apoteósico La Guerra de Kang, ver foto del post de fotos para más información
Y es que este último arco es un puto homenaje, y quizás el último de esta entidad y cariño, hacia la forma de hacer cómics de hace varias décadas, y quienes los disfrutaban como el mismo Busiek. El dibujo sigue siendo con tono modernizado, aunque la narrativa y diseño de cada página es claramente y calculádamente clásico. Aquí todo adquiere un cariz increíble. El guionista ya había dado el do de pecho con "Siempre Vengadores" y con un puto Carlos Pacheco enorme, y aquí hace un doble con tirabuzón al volver sobre Kang de nuevo, en una aventura enorme, inmensa, global y jodidamente superheroica: el bien contra el mal, contado de forma pura y hasta inocente, frente a lo que llegaría desde "Vengadores Desunidos" en adelante.
En un tiempo donde Joe Quesada era el nuevo jefe de pista de la Marvel, se tomó la decisión de que las colecciones y eventos no se interrumpieran entre si. Así surge ese asuntillo con Thor y Asgard en medio de Nueva York, y Spiderman tan pancho en su colección, acentuándose poderosamente aquí: casi nadie se entera de la terrible guerra con millones de muertos y ciudades arrasadas por el embate maestro del Amo del Tiempo, sumado incluso a decisiones gubernamentales mundiales mayúsculas. Pues ME-LA-SU-DA, porque entiendo que en aquel tiempo se tomaría la decisión por sobresaturación de cruces, eventos y crossovers. Queda raro de collóns, si, pero lo importante, lo que leemos en estas páginas, es oro en viñetas.
Se resuelven cabos sueltos desde el comienzo de la etapa del guionista como la Comprensión Trina, hilados de una forma simplemente genial con toda la globalidad narrada en este último mega-arco: Kang lo tiene todo previsto, TODO ¿O no? Como la Tierra sigue su curso vamos a decir sin spoilear nada que no, no todo lo tenía atado, pero que la preparación, guerra y final de un personaje que, ya está cansado......es lo mejor que jamás he leído de él. Y seguramente, incluso de lo mejor que he leído de Los Vengadores.
Pues este fue el gran canto de cisne del gran estilo global superheroico clásico. Durante décadas las cosas habían ido avanzando, claro está, pero manteniendo un ancla y unas raíces que no sabían o no querían separarse de las bases de Lee, Kirby o Ditko, y cuando lo hacían era con experimentos horribles como los de finales de los 90. La línea Ultimate marcó el camino hacia una nueva forma de presentar visualmente y conceptualmente a los héroes disfrazados, que se extendería a las líneas clásicas. Un paso enorme, y hasta necesario diría, y por ello, esta etapa sabe tan rica. Porque volvemos a los años inocentes, con un tratamiento lleno de cariño, sabiendo que hacer algo así a punto de entrar en la tercera década del nuevo siglo sería tan imposible como ruinoso en ventas.
(Ultima edición: 05-09-2019 00:48 por Rosstheboss.)
Pues yo quiero rendir un poderoso homenaje en esta noche de fiestas del pueblo de al lado a uno de los mayores disfrutes que jamás he tenido como seguidor de superhéroes: la etapa de Los Vengadores de Kurt Busiek. Que culminé hace unas semanas con el apoteósico La Guerra de Kang, ver foto del post de fotos para más información
Y es que este último arco es un puto homenaje, y quizás el último de esta entidad y cariño, hacia la forma de hacer cómics de hace varias décadas, y quienes los disfrutaban como el mismo Busiek. El dibujo sigue siendo con tono modernizado, aunque la narrativa y diseño de cada página es claramente y calculádamente clásico. Aquí todo adquiere un cariz increíble. El guionista ya había dado el do de pecho con "Siempre Vengadores" y con un puto Carlos Pacheco enorme, y aquí hace un doble con tirabuzón al volver sobre Kang de nuevo, en una aventura enorme, inmensa, global y jodidamente superheroica: el bien contra el mal, contado de forma pura y hasta inocente, frente a lo que llegaría desde "Vengadores Desunidos" en adelante.
En un tiempo donde Joe Quesada era el nuevo jefe de pista de la Marvel, se tomó la decisión de que las colecciones y eventos no se interrumpieran entre si. Así surge ese asuntillo con Thor y Asgard en medio de Nueva York, y Spiderman tan pancho en su colección, acentuándose poderosamente aquí: casi nadie se entera de la terrible guerra con millones de muertos y ciudades arrasadas por el embate maestro del Amo del Tiempo, sumado incluso a decisiones gubernamentales mundiales mayúsculas. Pues ME-LA-SU-DA, porque entiendo que en aquel tiempo se tomaría la decisión por sobresaturación de cruces, eventos y crossovers. Queda raro de collóns, si, pero lo importante, lo que leemos en estas páginas, es oro en viñetas.
Se resuelven cabos sueltos desde el comienzo de la etapa del guionista como la Comprensión Trina, hilados de una forma simplemente genial con toda la globalidad narrada en este último mega-arco: Kang lo tiene todo previsto, TODO ¿O no? Como la Tierra sigue su curso vamos a decir sin spoilear nada que no, no todo lo tenía atado, pero que la preparación, guerra y final de un personaje que, ya está cansado......es lo mejor que jamás he leído de él. Y seguramente, incluso de lo mejor que he leído de Los Vengadores.
Pues este fue el gran canto de cisne del gran estilo global superheroico clásico. Durante décadas las cosas habían ido avanzando, claro está, pero manteniendo un ancla y unas raíces que no sabían o no querían separarse de las bases de Lee, Kirby o Ditko, y cuando lo hacían era con experimentos horribles como los de finales de los 90. La línea Ultimate marcó el camino hacia una nueva forma de presentar visualmente y conceptualmente a los héroes disfrazados, que se extendería a las líneas clásicas. Un paso enorme, y hasta necesario diría, y por ello, esta etapa sabe tan rica. Porque volvemos a los años inocentes, con un tratamiento lleno de cariño, sabiendo que hacer algo así a punto de entrar en la tercera década del nuevo siglo sería tan imposible como ruinoso en ventas.