27-02-2018 19:22
Llevo ya mucho tiempo pensando en ello y en lugar de irse de mi cabeza, el pensamiento va a más: The Witness es el mundo más consistente jamás creado en el medio y, posiblemente, uno de los juegos más artísticamente profundos de siempre.
Absolutamente todos y cada uno de sus elementos, tanto jugables como del entorno, están diseñados, colocados y pensados con un propósito muy concreto: mostrarnos cómo a través de nuestra experiencia y perspectiva conceptualizamos, aprendemos, transmitimos y damos forma a nuestro mundo, a nuestras vidas; cómo tratamos de entender lo desconocido como seres humanos y buscar la verdad. Es un trabajo titánico, posiblemente adelantado a su tiempo, bastante incomprendido y que en la mayoría de la industria recibió una opinión bastante superficial - aunque mayormente positiva - que no hace justicia al título y, generalizando, retrata la incapacidad de los voceros del medio para asimilar un trabajo artísticamente profundo, complejo.
The Witness es un juego premeditadamente lento, puramente reflexivo, antítesis de lo que los medios y la sociedad están acostumbradas a recibir y evaluar. El lenguaje propio que crea a través de sus puzzles es una clase magistral sobre cómo diseñar un videojuego. La coherencia con la que hilvana la asimilación por parte del jugador de este lenguaje y la conversación creada entre el jugador y el juego, los mensajes de algunos puzzles, los juegos de perspectivas en el entorno y su significado, sus audios, sus vídeos... hacen pensar que si no fuera por la necesidad del título de requerir horas para asimilar todo esto y ser completado, The Witness podría ser pieza de museo. Quedarse simplemente en evaluar los puzles que lo forman de manera aséptica y aislada es en mi humilda opinión no entender el propósito del título, no entender su invitación a la reflexión sobre el mundo que nos rodea y cómo lo experimentamos. Y esto es una pena, porque esa reflexión es precisamente lo que hace del arte, arte.
Rajen lo que quieran o dejen este hilo pudrirse en las profundidades, yo ya solté mis cuitas tras dos años de juego y me voy contento.
Absolutamente todos y cada uno de sus elementos, tanto jugables como del entorno, están diseñados, colocados y pensados con un propósito muy concreto: mostrarnos cómo a través de nuestra experiencia y perspectiva conceptualizamos, aprendemos, transmitimos y damos forma a nuestro mundo, a nuestras vidas; cómo tratamos de entender lo desconocido como seres humanos y buscar la verdad. Es un trabajo titánico, posiblemente adelantado a su tiempo, bastante incomprendido y que en la mayoría de la industria recibió una opinión bastante superficial - aunque mayormente positiva - que no hace justicia al título y, generalizando, retrata la incapacidad de los voceros del medio para asimilar un trabajo artísticamente profundo, complejo.
The Witness es un juego premeditadamente lento, puramente reflexivo, antítesis de lo que los medios y la sociedad están acostumbradas a recibir y evaluar. El lenguaje propio que crea a través de sus puzzles es una clase magistral sobre cómo diseñar un videojuego. La coherencia con la que hilvana la asimilación por parte del jugador de este lenguaje y la conversación creada entre el jugador y el juego, los mensajes de algunos puzzles, los juegos de perspectivas en el entorno y su significado, sus audios, sus vídeos... hacen pensar que si no fuera por la necesidad del título de requerir horas para asimilar todo esto y ser completado, The Witness podría ser pieza de museo. Quedarse simplemente en evaluar los puzles que lo forman de manera aséptica y aislada es en mi humilda opinión no entender el propósito del título, no entender su invitación a la reflexión sobre el mundo que nos rodea y cómo lo experimentamos. Y esto es una pena, porque esa reflexión es precisamente lo que hace del arte, arte.
Rajen lo que quieran o dejen este hilo pudrirse en las profundidades, yo ya solté mis cuitas tras dos años de juego y me voy contento.