01-02-2023 15:43
Pues espera, espera, que aquí vienen dos más.
En esta entrada tenemos a la serie que sustituye a The Dresden Files y acompañará a Mundodisco en parte del trayecto que le queda.
Pero antes... Los Pequeños Hombres Libres, de Terry Pratchett.
Tiffany es una niña que vive en el campo, junto a su familia. Su principal habilidad consiste en hacer queso de oveja, pero pasa gran parte de su tiempo cuidando a su hermano pequeño Wentworth, lo cual la frustra más de lo que le gusta reconocer. La niña se ha ganado la fama de precoz, derpierta y más lista que el hambre, pero no es solo esto lo que la hace ser distinta al resto, sino que también es capaz de ver cosas que el resto de personas no ven. Por ejemplo, unos hombrecillos azules vestidos con faldas escocesas... o monstruos grotescos que salen del agua. Cuando descubre que uno de estos monstruos ha secuestrado a su hermano y se lo ha llevado al país de las hadas, Tiffany debe entablar una alianza con esos extraños hombrecillos que no hacen más que emborracharse y robar ovejas, para que le ayuden a rescatar a Wentworth de las garras de la reina de las hadas... y a lo mejor descubrir un par de cosas más acerca de sí misma de las que ni siquiera ella era consciente.
Los Pequeños Hombres Libres es el libro #30 de Mundodisco, y el primero de la subsaga de Tiffany Dolorido. Después de El Asombroso Mauricio y sus Roedores Sabios, parece que Pratchett decidió poner cara a su rama de libros para jóvenes adultos, y Tiffany es esa cara. De hecho, Pratchett apostó fuerte por ella, porque llegados a este punto quedan como más o menos 12 libros para llegar al final de Mundodisco, y casi la mitad de ellos son libros de la saga de Tiffany. Los libros de Tiffany son en realidad un poco como los herederos de la subsaga de las brujas, que Pratchett cerró (por decirlo de alguna manera) con Carpe Jugulum.
Y como primer debut... Pues la verdad es que no me ha impresionado demasiado. La trama recuerda bastante a Dentro del Laberinto, excepto que con una antagonista que no es ni la mitad de carismática que David Bowie. Antagonista que, por cierto, no es la primera vez que aparece en la saga. La reina de las hadas ya fue la villana principal en Lores y Damas, y de alguna forma lograba tener una presencia más amenazante en ese libro, aunque quizá fuese porque los seres feéricos eran representados de forma mucho más malevolente en general en ese libro.
Tiffany es una protagonista decente. Gran parte de su desarrollo como personaje en este libro consiste en descubrirse más a si misma y a comprender mejor detalles de su pasado, la mayoría de ellos girando alrededor de la figura de su difunta abuela, una persona que la marcó profundamente. Pero junto con ella están los Nac Mac Feegle, pequeños duendes que vienen a ser una extraña mezcla entre pitufos y escoceses. Tampoco es la primera vez que aparecen en la serie, puesto que debutaron en Carpe Jugulum donde tenían un papel que ni siquiera sé si podría llegar a secundario. Aquí, sin embargo, se convierten en los protagonistas secundarios, y dominan prácticamente el 90% de las bromas del libro con su salvaje irreverencia.
El principal problema que le encuentro a este libro es que a lo largo de mi lectura no podía quitarme de encima la sensación de que muchos de los conceptos de los que trata ya han sido tratados de forma mejor en libros anteriores. Incluso el aspecto humorístico se siente un poco refrito. Los Nac Mac Feegle son graciosos, pero algo predecibles, y Pratchett ya había sacado la idea antes.
La excepción más obvia a esto son los recuerdos de Tiffany de su abuela. Esa es la parte más destacable del libro, y estuvo bastante bien, tanto en su desarrollo como en la conclusión final. Porque, en realidad, Los Pequeños Hombres Libres no es un mal libro, para nada, y al igual que El Asombroso Mauricio su descripción como "destinado a jóvenes adultos" apenas lo diferencia de muchos de los otros libros de Mundodisco en madurez y tono. Es solo que, después de dos libros anteriores que se me hicieron particularmente fuertes, este se siente como un poco de bajón.
Desde hace años ya mi madre me venía persiguiendo pidiéndome que me leyese La Sombra del Viento, de Carlos Ruiz Zafón. Supongo que ya la he hecho esperar suficiente.
En las profundidades de Barcelona existe el Cementerio de los Libros Olvidados, una especie de santuario donde libros de toda clase son guardados y protegidos ante en paso del tiempo. Existen varias reglas circulando a su alrededor; La primera es que el lugar debe mantenerse en secreto salvo hacia aquellos a quienes profeses una confianza absoluta. La segunda es que la primera vez que entras debes buscar un libro que pasará a ser tu protegido. Así lo hace Daniel Sempere cuando su padre lo lleva al lugar por primera vez, y encuentra un misterioso libro de un autor llamado Julián Carax. Esto hace que Daniel se interese por el autor, pero la investigación pega un giro imprevisto cuando descubre que los libros de Carax están siendo quemados... por uno de los personajes del libro. Lo que al principio parecía una inocente investigación por curiosidad acaba convirtiéndose en una espiral por los rincones más oscuros de Barcelona que amenaza con destapar secretos y heridas que quizá hubiese sido mejor mantener ocultos.
La Sombra del Viento es el primer libro de la cuadrilogía de El Cementerio de los Libros Olvidados, de Carlos Ruiz Zafón. La verdad es que cuando empecé a leerlo no me había quedado muy claro el género o el tipo de historia que me iba a contar; pero ha resultado ser una mezcla entre misterio y drama. La historia se sitúa en la Barcelona del año 1945, durante el régimen. El nombre de la novela (que a veces tengo que pararme para asegurarme de que no he dicho El Nombre del Viento en su lugar, y viceversa) es también el nombre del libro que inicia toda la investigación dentro de la historia, y la trama coquetea un poco con lo paranormal, aunque solo pinceladas juguetonas que nunca confirman nada y se limitan a darle una atmósfera más pintoresca a la historia.
El libro también tiene una dosis considerable de romance, pero no llegaría a considerarlo como el género de la novela. Esto está bien para mí porque el romance es precisamente el único género que intento evitar activamente. Si bien es cierto que las relaciones románticas están bastante presentes y son una de las motivaciones centrales de algunos de los personajes, nunca llegó a parecerme que sobresalía de sus límites o que se convertía en el foco del interés.
En cuanto a personajes, una de las cosas de las que me di cuenta enseguida acerca de la forma de escribir del autor es que le encanta dar pinceladas adicionales en sus descripciones que no son necesarias pero ayudan a dar mejor forma al cuadro global. Siempre que introduce a un personaje suele hacerlo mencionando algún detalle que no va a tener trascendencia alguna en la historia, pero que dotan al mundo de algo más de profundidad. Esto es válido tanto para los personajes principales como para los secundarios o incluso los extras de una escena, a no ser que Daniel no conozca nada de ellos de antemano. Pero hablando de personajes concretos, Daniel no es que sea demasiado destacable, aunque va acompañado de Fermín, un individuo curioso de hablar pintoresco que hace las veces de recurso cómico. En el lado antagonístico, el misterioso quemador de libros es una figura de la que la historia prefiere no hacer mucho uso porque pretende mantenerla en la oscuridad (si bien creo que su identidad se ve venir a años luz), y luego... Bueno, dejémoslo en que Zafón ha puesto bastante empeño en que uno le pille manía a los verdaderos antagonistas de la trama; tanto a la contemporánea como a la del pasado de Carax.
A pesar de que Daniel es el protagonista, la historia se arremolina principalmente en Julián Carax. Es el personaje del que Daniel está intentando sacar información, al fin y al cabo, y a pesar de que Daniel tiene también dramas girando a su alrededor con un romance por el medio y lidiando con los eventos que van sucediendo a medida que su investigación avanza, al final del día es el pasado de Carax lo que hace que todo sea más interesante y cobre sentido. Y ciertamente la verdad es que esa historia es un drama de la leche.
El libro me ha gustado más de lo que pensaba. Lo suficiente al menos como para convencerme a leer el resto de la saga, y aunque eso no signifique mucho teniendo en cuenta que me leí todo Dune a pesar de que solo el primer libro me pareciese potable, sí que recomendaría este libro a las personas que busquen una historia de misterio romántico.
Eso significa que para la siguiente entrada hablaré sobre el siguiente libro de la saga. En el momento en el que escribo esto, ya voy por el último, de hecho.
En esta entrada tenemos a la serie que sustituye a The Dresden Files y acompañará a Mundodisco en parte del trayecto que le queda.
Pero antes... Los Pequeños Hombres Libres, de Terry Pratchett.
Tiffany es una niña que vive en el campo, junto a su familia. Su principal habilidad consiste en hacer queso de oveja, pero pasa gran parte de su tiempo cuidando a su hermano pequeño Wentworth, lo cual la frustra más de lo que le gusta reconocer. La niña se ha ganado la fama de precoz, derpierta y más lista que el hambre, pero no es solo esto lo que la hace ser distinta al resto, sino que también es capaz de ver cosas que el resto de personas no ven. Por ejemplo, unos hombrecillos azules vestidos con faldas escocesas... o monstruos grotescos que salen del agua. Cuando descubre que uno de estos monstruos ha secuestrado a su hermano y se lo ha llevado al país de las hadas, Tiffany debe entablar una alianza con esos extraños hombrecillos que no hacen más que emborracharse y robar ovejas, para que le ayuden a rescatar a Wentworth de las garras de la reina de las hadas... y a lo mejor descubrir un par de cosas más acerca de sí misma de las que ni siquiera ella era consciente.
Los Pequeños Hombres Libres es el libro #30 de Mundodisco, y el primero de la subsaga de Tiffany Dolorido. Después de El Asombroso Mauricio y sus Roedores Sabios, parece que Pratchett decidió poner cara a su rama de libros para jóvenes adultos, y Tiffany es esa cara. De hecho, Pratchett apostó fuerte por ella, porque llegados a este punto quedan como más o menos 12 libros para llegar al final de Mundodisco, y casi la mitad de ellos son libros de la saga de Tiffany. Los libros de Tiffany son en realidad un poco como los herederos de la subsaga de las brujas, que Pratchett cerró (por decirlo de alguna manera) con Carpe Jugulum.
Y como primer debut... Pues la verdad es que no me ha impresionado demasiado. La trama recuerda bastante a Dentro del Laberinto, excepto que con una antagonista que no es ni la mitad de carismática que David Bowie. Antagonista que, por cierto, no es la primera vez que aparece en la saga. La reina de las hadas ya fue la villana principal en Lores y Damas, y de alguna forma lograba tener una presencia más amenazante en ese libro, aunque quizá fuese porque los seres feéricos eran representados de forma mucho más malevolente en general en ese libro.
Tiffany es una protagonista decente. Gran parte de su desarrollo como personaje en este libro consiste en descubrirse más a si misma y a comprender mejor detalles de su pasado, la mayoría de ellos girando alrededor de la figura de su difunta abuela, una persona que la marcó profundamente. Pero junto con ella están los Nac Mac Feegle, pequeños duendes que vienen a ser una extraña mezcla entre pitufos y escoceses. Tampoco es la primera vez que aparecen en la serie, puesto que debutaron en Carpe Jugulum donde tenían un papel que ni siquiera sé si podría llegar a secundario. Aquí, sin embargo, se convierten en los protagonistas secundarios, y dominan prácticamente el 90% de las bromas del libro con su salvaje irreverencia.
El principal problema que le encuentro a este libro es que a lo largo de mi lectura no podía quitarme de encima la sensación de que muchos de los conceptos de los que trata ya han sido tratados de forma mejor en libros anteriores. Incluso el aspecto humorístico se siente un poco refrito. Los Nac Mac Feegle son graciosos, pero algo predecibles, y Pratchett ya había sacado la idea antes.
La excepción más obvia a esto son los recuerdos de Tiffany de su abuela. Esa es la parte más destacable del libro, y estuvo bastante bien, tanto en su desarrollo como en la conclusión final. Porque, en realidad, Los Pequeños Hombres Libres no es un mal libro, para nada, y al igual que El Asombroso Mauricio su descripción como "destinado a jóvenes adultos" apenas lo diferencia de muchos de los otros libros de Mundodisco en madurez y tono. Es solo que, después de dos libros anteriores que se me hicieron particularmente fuertes, este se siente como un poco de bajón.
Desde hace años ya mi madre me venía persiguiendo pidiéndome que me leyese La Sombra del Viento, de Carlos Ruiz Zafón. Supongo que ya la he hecho esperar suficiente.
En las profundidades de Barcelona existe el Cementerio de los Libros Olvidados, una especie de santuario donde libros de toda clase son guardados y protegidos ante en paso del tiempo. Existen varias reglas circulando a su alrededor; La primera es que el lugar debe mantenerse en secreto salvo hacia aquellos a quienes profeses una confianza absoluta. La segunda es que la primera vez que entras debes buscar un libro que pasará a ser tu protegido. Así lo hace Daniel Sempere cuando su padre lo lleva al lugar por primera vez, y encuentra un misterioso libro de un autor llamado Julián Carax. Esto hace que Daniel se interese por el autor, pero la investigación pega un giro imprevisto cuando descubre que los libros de Carax están siendo quemados... por uno de los personajes del libro. Lo que al principio parecía una inocente investigación por curiosidad acaba convirtiéndose en una espiral por los rincones más oscuros de Barcelona que amenaza con destapar secretos y heridas que quizá hubiese sido mejor mantener ocultos.
La Sombra del Viento es el primer libro de la cuadrilogía de El Cementerio de los Libros Olvidados, de Carlos Ruiz Zafón. La verdad es que cuando empecé a leerlo no me había quedado muy claro el género o el tipo de historia que me iba a contar; pero ha resultado ser una mezcla entre misterio y drama. La historia se sitúa en la Barcelona del año 1945, durante el régimen. El nombre de la novela (que a veces tengo que pararme para asegurarme de que no he dicho El Nombre del Viento en su lugar, y viceversa) es también el nombre del libro que inicia toda la investigación dentro de la historia, y la trama coquetea un poco con lo paranormal, aunque solo pinceladas juguetonas que nunca confirman nada y se limitan a darle una atmósfera más pintoresca a la historia.
El libro también tiene una dosis considerable de romance, pero no llegaría a considerarlo como el género de la novela. Esto está bien para mí porque el romance es precisamente el único género que intento evitar activamente. Si bien es cierto que las relaciones románticas están bastante presentes y son una de las motivaciones centrales de algunos de los personajes, nunca llegó a parecerme que sobresalía de sus límites o que se convertía en el foco del interés.
En cuanto a personajes, una de las cosas de las que me di cuenta enseguida acerca de la forma de escribir del autor es que le encanta dar pinceladas adicionales en sus descripciones que no son necesarias pero ayudan a dar mejor forma al cuadro global. Siempre que introduce a un personaje suele hacerlo mencionando algún detalle que no va a tener trascendencia alguna en la historia, pero que dotan al mundo de algo más de profundidad. Esto es válido tanto para los personajes principales como para los secundarios o incluso los extras de una escena, a no ser que Daniel no conozca nada de ellos de antemano. Pero hablando de personajes concretos, Daniel no es que sea demasiado destacable, aunque va acompañado de Fermín, un individuo curioso de hablar pintoresco que hace las veces de recurso cómico. En el lado antagonístico, el misterioso quemador de libros es una figura de la que la historia prefiere no hacer mucho uso porque pretende mantenerla en la oscuridad (si bien creo que su identidad se ve venir a años luz), y luego... Bueno, dejémoslo en que Zafón ha puesto bastante empeño en que uno le pille manía a los verdaderos antagonistas de la trama; tanto a la contemporánea como a la del pasado de Carax.
A pesar de que Daniel es el protagonista, la historia se arremolina principalmente en Julián Carax. Es el personaje del que Daniel está intentando sacar información, al fin y al cabo, y a pesar de que Daniel tiene también dramas girando a su alrededor con un romance por el medio y lidiando con los eventos que van sucediendo a medida que su investigación avanza, al final del día es el pasado de Carax lo que hace que todo sea más interesante y cobre sentido. Y ciertamente la verdad es que esa historia es un drama de la leche.
El libro me ha gustado más de lo que pensaba. Lo suficiente al menos como para convencerme a leer el resto de la saga, y aunque eso no signifique mucho teniendo en cuenta que me leí todo Dune a pesar de que solo el primer libro me pareciese potable, sí que recomendaría este libro a las personas que busquen una historia de misterio romántico.
Eso significa que para la siguiente entrada hablaré sobre el siguiente libro de la saga. En el momento en el que escribo esto, ya voy por el último, de hecho.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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