19-03-2021 17:55
Tal como prometí, me he leido el segundo libro de La Marca del Cuervo: Ravencry, de Ed McDonald.
Recapitulando algo acerca de la ambientación, La Marca del Cuervo cuenta las aventuras de Ryhalt Galharrow, el capitán de los Blackwing, un grupo mezclado de proscritos e inadaptados que hacen las veces de fuerzas de seguridad aunque en realidad le deben lealtad a la entidad con la que Ryhalt realizó un pacto, conocida como Pata de Cuervo. Al igual que en el primer libro, la acción se sitúa en una ciudad en los límites de La Miseria, un yermo mutante y nocivo creado debido a una catástrofe mágica provocada por el mismo Pata de Cuervo en su guerra contra los Reyes de las Profundidades, entidades malignas que viven al otro lado del desierto y que no buscan otra cosaq que someter todo el mundo a su voluntad.
El libro retoma la historia unos cuatro años después de Blackwing, el primero de la trilogía. Ryhalt sigue trabajando para Pata de Cuervo, pero nunca llegó a recuperarse de los traumáticos eventos que sucedieron al final del primer libro. Rápidamente, empiezan a realizarse a cabo sucesos uno tras otro que no auguran nada bueno: Alguien logra entrar en la bóveda de Pata de Cuervo y robar un objeto de suma importancia que en su día perteneció a uno de los Reyes de las Profundidades. A su vez, las constantes apariciones de un espectro conocido como "La Dama de la Luz" han acabado por generar una especie de culto en la ciudad que le rinde pleitesía y que poco a poco ha ido cobrando importancia entre la población, y todo esto a la vez que los siervos de los Reyes de las Profundidades han iniciado un nuevo tipo de ataque contra la humanidad que consiste en hacer llover bolas de fuego desde el cielo. Las cosas no van bien para Ryhalt, y todo se vuelve más confuso cuando un asesino que intenta matarle resulta tener la misma cara que un hombre que él mismo había matado unas semanas atrás.
Los eventos del libro están íntimamente relacionados con el desenlace del primero. Muchos detalles que en Blackwing podía parecer que se les había dado carpetazo regresan para complicar la cosa. Momentos que en el primer libro sucedían y se quedaban abiertos en el segundo muestran sus consecuencias, y la verdad es que está bastante bien ligado todo. El libro tiene un resumen del primero de un par de páginas al principio, y a pesar de que es posible que alguien pueda leerse Ravencry sin haber leido Blackwing antes y entender lo que está pasando, no lo encuentro recomendable en absoluto.
El libro mantiene la ambientación sucia y hedionda del primero. McDonald disfruta dejando bien claro que el lugar donde Ryhalt y sus compañeros viven es básicamente mierda, y Ryhalt en si es un personaje bastante dado al vicio. Al igual que con el primer libro, realmente se trata de una historia de investigación detectivesca en un entorno grimdark fantástico, eso no ha cambiado. Los que sí han cambiado han sido los compañeros de Ryhalt. Nenn vuelve a aparecer y es un personaje importante en la historia, pero a su vez aparecen nuevos personajes que cobran importancia, como Valiya, la ayudante de Ryhalt especializada en inteligencia e información, Amaira, una niña que quedó huérfana tras los eventos del primer libro y a la que Ryhalt adoptó, y finalmente un personaje que ya aparecía en el primer libro pero en circunstancias muy distintas, que en este vuelve a aparecer como aliado. Si soy sincero, este último personaje y Amaira son probablemente mis dos añadidos favoritos en la historia.
En cuanto al antagonista, no tiene el misterio y la anticipación que tenía el del primero. El antagonista del primer libro era una entidad que hasta entonces solo había sido nombrada pero nunca vista. Se sabe que son prácticamente divino, pero poco más, y esto permitía a Blackwing cubrir a este personaje con un aura de hype de la hostia hasta que finalmente aparecía en los últimos capítulos del libro. El antagonista del segundo libro no tiene esto, aunque también tiene sus incógnitas y secretos, y como personaje me parece mejor y resulta incluso más odioso y repulsivo que el del primero, que al final del día era básicamente un demonio con otro nombre. Al final del día, más que ponerme a debatir sobre cual de los dos enfoques me parece mejor, simplemente diré que el hecho de que ambos libros tengan un enfoque distinto para su antagonista ya de por sí me parece un punto a favor.
El libro tiene unas 400 y pico páginas y se lee de forma ligera y ágil, aunque hay una parte hacia el principio del último cuarto que se me hizo algo lenta y repetitiva. Pero por lo demás, mis opiniones son muy parecidas a las de Blackwing. Sigue siendo una saga que no es del todo mi estilo al centrarse la narrativa tanto en lo sucio y lo decadente que me cuesta tomármela del todo en serio, pero a la vez me deja con la suficiente intriga como para querer saber más. Y debido a que son libros con buen ritmo que no duran más de lo que deberían, pienso acabarla. De hecho, ya tengo el tercero aquí al lado.
Pero antes... Vamos a leernos un fanfic pseudo-oficial sobre espacios, tiempos y dimensiones.
Recapitulando algo acerca de la ambientación, La Marca del Cuervo cuenta las aventuras de Ryhalt Galharrow, el capitán de los Blackwing, un grupo mezclado de proscritos e inadaptados que hacen las veces de fuerzas de seguridad aunque en realidad le deben lealtad a la entidad con la que Ryhalt realizó un pacto, conocida como Pata de Cuervo. Al igual que en el primer libro, la acción se sitúa en una ciudad en los límites de La Miseria, un yermo mutante y nocivo creado debido a una catástrofe mágica provocada por el mismo Pata de Cuervo en su guerra contra los Reyes de las Profundidades, entidades malignas que viven al otro lado del desierto y que no buscan otra cosaq que someter todo el mundo a su voluntad.
El libro retoma la historia unos cuatro años después de Blackwing, el primero de la trilogía. Ryhalt sigue trabajando para Pata de Cuervo, pero nunca llegó a recuperarse de los traumáticos eventos que sucedieron al final del primer libro. Rápidamente, empiezan a realizarse a cabo sucesos uno tras otro que no auguran nada bueno: Alguien logra entrar en la bóveda de Pata de Cuervo y robar un objeto de suma importancia que en su día perteneció a uno de los Reyes de las Profundidades. A su vez, las constantes apariciones de un espectro conocido como "La Dama de la Luz" han acabado por generar una especie de culto en la ciudad que le rinde pleitesía y que poco a poco ha ido cobrando importancia entre la población, y todo esto a la vez que los siervos de los Reyes de las Profundidades han iniciado un nuevo tipo de ataque contra la humanidad que consiste en hacer llover bolas de fuego desde el cielo. Las cosas no van bien para Ryhalt, y todo se vuelve más confuso cuando un asesino que intenta matarle resulta tener la misma cara que un hombre que él mismo había matado unas semanas atrás.
Los eventos del libro están íntimamente relacionados con el desenlace del primero. Muchos detalles que en Blackwing podía parecer que se les había dado carpetazo regresan para complicar la cosa. Momentos que en el primer libro sucedían y se quedaban abiertos en el segundo muestran sus consecuencias, y la verdad es que está bastante bien ligado todo. El libro tiene un resumen del primero de un par de páginas al principio, y a pesar de que es posible que alguien pueda leerse Ravencry sin haber leido Blackwing antes y entender lo que está pasando, no lo encuentro recomendable en absoluto.
El libro mantiene la ambientación sucia y hedionda del primero. McDonald disfruta dejando bien claro que el lugar donde Ryhalt y sus compañeros viven es básicamente mierda, y Ryhalt en si es un personaje bastante dado al vicio. Al igual que con el primer libro, realmente se trata de una historia de investigación detectivesca en un entorno grimdark fantástico, eso no ha cambiado. Los que sí han cambiado han sido los compañeros de Ryhalt. Nenn vuelve a aparecer y es un personaje importante en la historia, pero a su vez aparecen nuevos personajes que cobran importancia, como Valiya, la ayudante de Ryhalt especializada en inteligencia e información, Amaira, una niña que quedó huérfana tras los eventos del primer libro y a la que Ryhalt adoptó, y finalmente un personaje que ya aparecía en el primer libro pero en circunstancias muy distintas, que en este vuelve a aparecer como aliado. Si soy sincero, este último personaje y Amaira son probablemente mis dos añadidos favoritos en la historia.
En cuanto al antagonista, no tiene el misterio y la anticipación que tenía el del primero. El antagonista del primer libro era una entidad que hasta entonces solo había sido nombrada pero nunca vista. Se sabe que son prácticamente divino, pero poco más, y esto permitía a Blackwing cubrir a este personaje con un aura de hype de la hostia hasta que finalmente aparecía en los últimos capítulos del libro. El antagonista del segundo libro no tiene esto, aunque también tiene sus incógnitas y secretos, y como personaje me parece mejor y resulta incluso más odioso y repulsivo que el del primero, que al final del día era básicamente un demonio con otro nombre. Al final del día, más que ponerme a debatir sobre cual de los dos enfoques me parece mejor, simplemente diré que el hecho de que ambos libros tengan un enfoque distinto para su antagonista ya de por sí me parece un punto a favor.
El libro tiene unas 400 y pico páginas y se lee de forma ligera y ágil, aunque hay una parte hacia el principio del último cuarto que se me hizo algo lenta y repetitiva. Pero por lo demás, mis opiniones son muy parecidas a las de Blackwing. Sigue siendo una saga que no es del todo mi estilo al centrarse la narrativa tanto en lo sucio y lo decadente que me cuesta tomármela del todo en serio, pero a la vez me deja con la suficiente intriga como para querer saber más. Y debido a que son libros con buen ritmo que no duran más de lo que deberían, pienso acabarla. De hecho, ya tengo el tercero aquí al lado.
Pero antes... Vamos a leernos un fanfic pseudo-oficial sobre espacios, tiempos y dimensiones.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
en la sombría Carcosa
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