Ala, otro de esos momentos de escribir tochos con algunas imágenes. Tarde de domingo con resaca y cagalera, y la prosa hace que sea más llevadera.
Solo queda una grapa de
Doomsday Clock, y ya hemos conocido el pastel con la llegada de los personajes de Watchmen al universo DC. Pasa que me parece una puta mierda, que esto haya provocado algo tan burro como Flashpoint o La Chapa se me antoja una soberana estupidez, a falta de que la última grapa arregle la cosa. Y mira que me parece hasta buena historia, con un dibujo clásico y muy trabajado de Gary Frank, pero es la forma de conectarlo a DC donde no me convence. Geoff Jones ha hecho una historia trabajada con todo tipo de frentes y momentos, pero que no, que no me entra.
Y no sé si llegué a comentarlo aquí, mi hermano me regaló un cómic patrio por reyes,
Phylax: el incidente Martinhebrón, que he aprovechado a releer de nuevo. Básicamente, se trata de trasladar en gran medida la filosofía de los superhéroes americanos de manera nacional, por historia y dibujo. Fernando Jara es un minero asturiano que ha formado parte de un proyecto secreto de creación de superhombres, el Proyecto Phylax, durante la guerra civil española. Y en los años 50, sigue oculto realizando la labor de dios -él es cristiano- con su hermana Juli luchando contra el mal en plena España franquista.
Me parece una historia hecha con mucho acierto, pulso e inteligencia. No se trata de trasladar las cosas meramente, se adaptan de una forma muy adecuada a nuestro país, también en su dibujo, deudor por un lado del estilo más clásico de supers (esa mandíbula cuadradota de Fernando) y la historieta española, con toque pulp en blanco y negro. La historia es de Miguel Gómez Andrea "Gol", del que ya había leído esa obra maravillosa que es "Cervantes: la ensoñación del genio" <creo que también aquí dejé un ladrillaco sobre ella>, pero esta vez no dibuja él sino que la parte visual corre a cargo de Pedro Camello. Juntos me han recordado tanto a Jack Kirby como al Paracuellos de Carlos Giménez. Nosotros también nos merecemos tenemos nuestro propio supersoldado de buen corazón ¿No?
Y me he ventilado a toda velocidad los tres tomos de
Corum, uno de los campeones eternos del escritor Michael Moorcock. Publicados en los años 80, adaptando las tres primeras novelas del personaje. Francamente, los he disfrutado mucho. Guion de Mike Baron y dibujo nada menos que de Mike Mignola, que entre los dos consiguen trasladar de una forma soberbia esa espada y brujería de Moorcock más dramática y menos épica. Así que el príncipe Corum de la Túnica Roja es otro personaje al que le pasan putadas de inicio, y debe sobreponerse a ellas para cumplir una misión primordial en el clásico viaje ritual del héroe, con cierto toque celta y nórdico en estos quince planos de existencia donde habita.
Le pongo como pega que, sin conocer las novelas originales, mi impresión es que todo está un poco resumido. No creo que me equivoque en que muchos momentos como las Tierras Flagmíferas o el palacio de Arioch ofrecerán más información y matices en su libro. No tiene mal ritmo el cómic, pero ves tantos sucesos y movimientos, porque el caos es cambio y movimiento frente al inmovilismo de la ley, que me hubiera gustado un poquito más de espacio para ampliar.
El segundo tomo/novela,
"La Reina de las Espadas", me parece que baja un peldaño del anterior. Mignola solo está en dos de los cuatro capítulos, y en el segundo, el dibujo baja en algunos momentos, como si se hubiera hecho con prisa. Aunque cuando le sustituye Jackson Guice se mantiene un nivel excelente, respetando el estilo que había usado Mignola hasta el momento. La historia es otro viaje, y aquí diría que si pasan las cosas un poco más rápido y con algo más de necesidad de detenerse en los detalles, aunque es otro interesante capítulo dentro de la lucha entre la ley y el caos, con conexiones con el multiverso de Moorcock muy bonitas.
Y el tercero,
"El Rey de las Espadas", es también un poco irregular, pero en este caso, lo achaco a la marcha de Mike Baron, que si los créditos no engañan, solo es responsable del primer capítulo. Sin embargo, esta historia me ha gustado más que la anterior, quizás porque aquí no solo tenemos otro viaje y nuevas aventuras para Corum, sino porque se toca el tema otra vez el tema del Campeón Eterno de un millón de mundos y esferas, con otros dos personajes de Moorcock como invitados especiales, y con más lazos con la obra del escritor. También, porque aquí se produce la catarsis de las circunstancias que llevan al torrente de cambios, conflictos y viajes del Príncipe Corum.
Espada y brujería de antaño, antes de todo eso de la "fantasía heroica" y pijadas varias ¡Heroes y trajedia!¡Crueldad, sexo, muerte y la magia más descarnada!