Stick Shift, el juego sobre masturbar a un coche, va camino de Steam
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Hasta el propio Robert Yang se echaba a reír en su cuenta de Twitter cuando se enteró de la inesperada noticia: su Stick Shift ha recibido luz verde en Steam Greenlight y será publicado en la plataforma. Sus risas no era fruto del troleo de algún gracioso poniendo a prueba las tragaderas de la comunidad (o su capacidad de dar complicidad a alguna broma), sino de cómo quizá todos los que votaron positivamente creyendo que se trataba de un chiste malo o una chorrada paródica en realidad están ayudando a divulgar un juego sobre algo tan íntimamente relacionado con la justicia social como lo es el homoerotismo, el fetichismo o el derecho a la fantasía sexual. Algunos trolls, da la sensación, han sido trolleados. Ha triunfado el amor.

Y es que Stick Shift es solo una de las creaciones de un Robert Yang obsesionado con compensar la carencia total de consideraciones sexuales que sufre la industria del videojuego. Yang es más un explorador de concepto y mecánicas que un artesano indie al uso, su voluntad está emparentada con lo académico y a menudo cuando presenta una nueva idea recita el mismo mantra que le mueve a seguir profundizando en lo desconocido: ┬½¿Y si el sexo en los videojuegos fuese algo que uno hace y no algo que uno recibe?┬╗.






Esta pregunta parece girar alrededor de todas sus tesis, pero donde mejor queda expresada quizá sea en este extravagante Stick Shift, un juego en el que Yang trató de alcanzar el concepto de interacción sexual en videojuegos por la vía más rápida, literalmente: mezclando una mecánica tan ancestral en nuestro medio como es controlar un coche con el mismo acto de llevar a cabo una incursión sexual. Y el punto en el que ambas ideas convergen es una parafilia poco conocida, la mecafilia, que describe la atracción sexual por los coches y otros vehículos como motocicletas, aviones o helicópteros. En Stick Shift la misión es, en fin, masturbar a un coche gay.

Obviamente el juego tiene una parte importante de humor. Robert Yang mantiene que, aunque una de las formas de aprender a normalizar el sexo en mundos virtuales es a base de ver el sexo en cualquier ámbito de la vida, sus juegos no están para nada exentos de algo que también se puede encontrar en todos los ámbitos y en todas las circunstancias: la política.

Hace muy poco, chiconuclear nos hablaba del más llamativo ejemplo de mensaje político a través de un juego de Robert Yang. O pollítico, que diría él. Se trata del fascinante Cobra Club, un juego que simula la experiencia de participar en una red social de intercambio de fotos de pollas pero que a su vez explora un tema tan solemne y serio como la vigilancia institucional a través de internet y la violación del derecho a la privacidad de los ciudadanos por parte de sus propios gobiernos.

En el caso de Stick Shift la parte política del juego va ligada a algo más mundano y cultural: ┬½Nací en un suburbio de clase media de la California del sur, donde todo el mundo espera de uno que sepa conducir. Las películas de acción mezclan las acrobacias con la conducción. Una fantasía sobre la conducción más sencilla pero honesta es cuando al principio de la película Drive, el personaje de Ryan Gosling predice la afluencia de tráfico desde un aparcamiento, porque esquivar el tráfico sin ni siquiera esforzarse es algo muy sexy. La residente medio de Los Angeles probablemente pasa más tiempo dentro de su coche que con su familia humana. Siempre lo estás tocando, jugueteando con los retrovisores, buscando arañazos, pensando si deberías bañarlo... Hay cierta intimidad ahí, y esa misma intimidad para con el coche es la que todos los anuncios de coches intentan evocar. Tu primer coche es como tu primer beso.┬╗

La relación con el coche de Stick Shift expande esa metáfora que asocia la pasión por los coches con algo más que el gusto por un vehículo sencillamente facilita el transporte. Manipulando la palanca de cambio brindamos estimulación genital al coche, que puede alcanzar el orgasmo y luego necesita un tiempo de enfriamiento.

Todo encaja, incluso cuando uno retiene esta locura en el cerebro y luego mira hacia el mundo real, algo que Yang explota con mucho sentido del humor en su página de itch.io: un enlace nos habla de una ┬½gigantesca comunidad filmando tutoriales y gameplay y haciendo cosplay┬╗, pero cuando uno lo pulsa le lleva a los resultados de "cómo utilizar una palanca de cambio" en YouTube.

Al final el objetivo último de Yang con Stick Shift está por encima de la extrapolación sexual en los videojuegos o de la crítica al consumismo como sustituto de las relaciones reales: su idea ronda el activismo en el marco de los derechos de los homosexuales: el 48% de las partida pueden terminar con dos policías armados interrumpiendo nuestra sesión amatoria con el coche. Un 48% que no es gratuito, no es una cifra arbitraria: un estudio del William Institute┬áde marzo de 2015 concluía que el 48% de los miembros de la comunidad LGBT que han interactuado con las fuerzas policiales han sufrido abusos y conductas impropias por parte de algún agente.

En lo conceptual, Yang lo tiene todo atado: ┬½La contracultura estereotípica de la protesta consiste en estudiantes encadenados por los brazos cantando "No nos moverán" hacia una falange de antidisturbios con cascos. Los amotinados del Stonewall [NdT: el bar de ambiente de Nueva York donde estallaron los disturbios que dieron lugar al inicio de la lucha por los derechos de los gays, lesbianas, bisexuales y transgénero en Norteamérica en 1969.] eran más creativos: cantaban sobre su vello púbico y bailaban cancán formando hileras. Se burlaban de la policía y les denegaban su autoridad a través de la extravagancia. Se besaban y se magreaban. Su protesta se basaba en la libre expresión y eso humillaba totalmente a la policía neoyorkina┬╗.

Dice Robert que su esperanza es que los jugadores se aferren a esta idea, que decidan no salir del coche cuando la policía venga a arrestarles, obligarles a hacer el ridículo permaneciendo horas o días junto al coche detenido, despojarles de su autoridad demostrando lo absurdo de algunas de sus acciones, como payasos a sueldo de una ideología estúpida.

En los comentarios de la ficha de Stick Shift en Greenlight un tipo lanza su queja: ┬½Es por cosas como ésta por lo que la gente se ríe de los gays┬╗. Otro que no ha entendido nada.

Stick Shift está disponible para Windows, Mac y PC al precio que quieras aquí.

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Horrible.
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Hay gente pa tó Facepalm
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Y tengo que leer esta noticia precisamente ahora que tengo el coche en el taller, por mantenimiento.

A ver si cuando vaya a buscar el coche me lo encuentro con manchas blancas: "han sido las palomas" Sí, ya, las palomas...

Fuera coñas, una vez vi un video de un hombre que intentaba hacer el amor a un coche aparcado. Pero no se si debía a su parafilia o a que iba pedo. O ambas cosas.
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(07-07-2015 10:33)Linotype escribió:Fuera coñas, una vez vi un video de un hombre que intentaba hacer el amor a un coche aparcado. Pero no se si debía a su parafilia o a que iba pedo. O ambas cosas.

Al ver la noticia me acordé de un episodio┬ádel programa "Mi extraña adicción" que trataba de┬áun tipo que estaba enamorado de su coche.



#6
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Hay una parafilia que no recuerdo cómo se llama que es penetrar un coche a través de su tubo de escape. Si buscáis en internet, enseguida veréis un montón de casos.

A mí me parece bien que se exploren nuevos limites en este medio, por muy chocantes o absurdos que puedan ser. Yendo más allá del titular, se encuentran ideas interesantes en este artículo.


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