La Asociación Española de Empresas Productoras y Desarrolladoras de Videojuegos y Software de Entretenimiento (DEV) ha publicado en su web el informe Las 3D de la Financiación de Videojuegos, un texto que quiere dar información a los profesionales del desarrollo sobre «los mecanismos de financiación disponibles en el mercado y los requerimientos en términos de calidad de los proyectos y de excelencia en su gestión para poder acceder a ellos». Está disponible en la web de DEV.

Este libro, presentado al mismo tiempo que la última edición del Libro Blanco del Desarrollo Español de Videojuegos (también disponible en su web), hace hincapié en la importancia de conseguir que un estudio sea un proyecto viable, que en cristiano viene a ser conseguir viruta para pagar sueldos, hacer frente con éxito a la creación y publicación de videojuegos y ampliar el techo de crecimiento del estudio. Alrededor de esas tres des a las que hace referencia el título (Detectar, Destinar y Devolver) gira el contenido, en el que se explican distintas maneras de financiar y rentabilizar un videojuego sin arruinarte por el camino.


Es un libro relativamente crudo y poco atractivo, pero que parece relevante en una industria como la española, en la que la inmensa mayoría de estudios invierten capital propio sin muchas expectativas de recuperarlo a corto o medio plazo. Este asunto fue uno de los más debatidos en la presentación del Libro Blanco, donde se habló sobre el peligro de una industria en la que el número de estudios es elevado (450 legalmente constituidos como empresa, según datos del Libro Blanco) pero la capacidad para absorber a toda la gente que recibe formación especializada en videojuegos es muy baja.

«A pesar de que la industria española del videojuego se está consolidando como una de las más dinámicas en el ámbito de los contenidos digitales y de contar con excelentes oportunidades de negocio», explica DEV, «las empresas que conforman el sector encuentran serias dificultades estructurales a la hora de encontrar financiación para sus proyectos. Muchas de estas dificultades tienen su fundamento en el desconocimiento y en la falta de comunicación entre la demanda (los estudios de desarrollo de videojuegos) y la oferta (las entidades de financiación públicas y privadas)». Este nuevo informe quiere poner fin a ese desconocimiento.

También quiere ser un puente entre las desarrolladoras y las entidades de financiación, que no terminan de confiar en la industria del videojuego por las «grandes incógnitas» que les generan «las estructuras de costes, los procesos de producción y sobre todo los modelos de negocio y explotación de los videojuegos». El informe también quiere servir para orientar en esa dirección.
Me resulta estimulante ver a DEV reconociendo que los casos de éxito españoles son anecdóticos a pesar de su indudable importancia, y reconocer esa «tendencia general que se desvía mucho de lo que pasa en países donde existe una industria del videojuego fuerte». He podido leer en profundidad este informe y lo cierto es que es un documento de referencia muy útil, especialmente para la comunidad profesional.

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