"Metroidvania". Esa palabra que muchos jugadores utilizan para definir esa mezcla de géneros que tanto nos gusta a muchos, y que viene como anillo al dedo para definir rápidamente al título que nos ofrece Ansimuz Games. Elliot Quest se nos presenta como una aventura con altas dosis de exploración y un ligero componente rolero. El Pixel Art está muy de moda últimamente y a la aventura del joven Elliot no le sienta nada mal. un vaje de lo más variado y repleto de peligros y lugares hostiles. Elliot Quest no viene para inventar o descubrir nada, pero su carta de presentación puede dejar un gran sabor de boca en cualquier jugador que guste del famoso y particular estilo "Metroidvania".




La premisa inicial que nos presente Elliot Quest es bastante socorrida en no pocos juegos de aventura: emprender un viaje en búsqueda de nuestra amada. Pero no todo se recude a eso. Aparentemente, Elliot está enfermo, aunque debe tratarse de una enfermedad muy extraña, o al menos yo no lo definiría como enfermedad, porque los síntomas no son muy frecuentes; Elliot no puede morir. ¿Cómo se da cuenta? Básicamente, porque en las primeras secuencias intuimos que intenta poner fin a su vida, tal vez debido a la impotencia de ver que su esposa ha sido arrancada de sus brazos, tal vez. Entre diversas visiones quizá algo carentes de sentido común, Elliot se ve con fuerzas para seguir adelante, acompañado de su siempre fiel arco, y dispuesto a emprender un viaje hasta lo más recóndito del continente en el que se sucede el juego. Y además, el tiempo corre en nuestra cuenta, porque me olvidé comentar uno de los efectos de esa "enfermedad" que el bueno de Elliot sufre; está maldito, y si no logra conectar con los Guardianes de la isla, se transformará en demonio. No sé si eso es peor que morir, pero en cualquier caso no vamos a dejar que el miedo se apodere de nuestro protagonista.

Uno de los aspectos que debo confesar que me sorprendió fue ver que, a diferencia de otros muchos juegos, el arma principal es un arco en lugar de un arma de melee, como suele ser habitual. El control es bastante simple y fácil de dominar. Además, es totalmente compatible con todo tipo de controladores, yo personalmente he usado el Xbox 360 Official Controller y me haido de maravilla. Con la cruceta movemos a Elliot, con A saltamos, mientras que con X atacamos con nuestra arma principal y con Y usamos el objeto secundario seleccionado, al más puro estilo de las clásicas entregas de la aclamada saga The Legend of Zelda. También hay que destacar que si optáis por jugarlo con teclado es bastante cómodo debido a la sencillez del sistema de control. Damos un par de saltos, disparamos unas cuantas flechas para hacernos con el control y nos metemos de lleno en el viaje que nos espera. No será fácil, pero con la experiencia que la mayoría de jugadores tenemos con un estilo de juego tan clásico y querido seguro que nos lo pasamos en grande.

El formato de Elliot Quest nos recuerda inevitablemente a The Legend of Zelda II: Adventure of Link debido a que nos desplazamos en pantallas de scroll lateral en 2D, en los lugares a los que accedemos previamente en el mapamundi. Mapamundi que no está nada mal y consta de un buen puñado de lugares de todo tipo. No sólo tenemos mazmorras que explorar, sino que a menudo deberemos cruzar pequeñas intersecciones en las que nos esperan enemigos y algún que otro secreto... No siempre agradable. Hemos mencionado las mazmorras, las cuales, cómo no, posiblemente sean lo mejor del juego. Conforme progresamos en la historia, las mazmorras se van tornando más complejas y exigentes, repletas de variados y peligrosos enemigos, trampas y otros obstáculos que deberemos superar si queremos lograr abrirnos camibo a través de ellas. Algunas están más inspiradas que otras, pero por lo general rayan todas a un nivel más que aceptable.


También nos veremos obligados a deambular por otras zonas con cierto aire de mazmorra y hasta con algún jefe final (hay un total de dieciséis) que nos pondrá en un serio aprieto si nos los tomamos a broma. El diseño de niveles tanto en las mazmorras como en estas zonas no menos desafiantes no está nada mal y nos harán explorar grandes laberintos, haciéndonos uso de nuestro mapa, en el caso de que lo hayamos encontrado. Por poner un ejemplo de los constantes guiños a The Legend of Zelda, cuando derrotamos a un jefe final obtenemos un corazón que aumenta permanentemente nuestra vitalidad. Y la cosa no queda ahí puesto que tenemos mecánicas tales como destruir bloques de hormigón gracias al uso de bombas y hasta abrir puertas bloqueadas encendiendo antorchas con el hechizo de fuego. Que cada uno interprete estas mecánicas del modo que prefiera, ¿Guiño? ¿Plagio? El caso es que lo que ofrece no es nada nuevo, pero lo hace realmente bien, eso es incuestionable.

Elliot Quest también contiene un ligero componente rolero gracias a la mejora de los atributos de Elliot, los cuales podemos aumentar si reunimos los puntos de experiencia requeridos. Ganamos XP derrotando enemigos y se van sumando a una barra amarilla en la esquina inferior izquierda de la pantalla, al llenarse podremos ascender un nivel y otorgar un punto de mejora, como puede ser el aumento de la vitalidad que recuperamos al consumir items de curación, el alcance de los disparos de nuestro arco y otras categorías. Mejorar a Elliot ofrece una mejora muy notoria en nuestra aventura. Eso sí, para añadir reto al asunto, si somos derrotados sin haber usado la experiencia tras llenar la citada barra, perderemos de golpe toda la XP acumulada, ¿Os suena de algo eso? A mi sí, me recuerda bastante a las almas de Dark Souls, otro juego bastante aclamado. Realmente, Elliot quest recuerda muchísimo a varios títulos populares.

Entre superar las mazmorras, usar las nuevas habilidades y objetos en lugares previamente bloqueados y combatir para sumar experiencia y aumentar las características de Elliot, esta aventura puede darnos aproximadamente unas 10-12 horas y siempre habrá algo por hacer gracias a los muchos lugares que visitaremos. Además, el juego resulta bastante adictivo y la acertada curva de dificultad, sumada al peligro de perder nuestra experiencia si perecemos en nuestro viaje nos ofrece una constante sensación de reto y nos obligará a calcular cada salto, ajustar cada disparo y no dormirnos en los laureles contemplando el paisaje. Elliot Quest cuenta con un apartado jugable sencillo, directo pero no por ello discreto, sino todo lo contrario. Una grata sorpresa en estos últimos días de este 2014 que tanto hemos disfrutado con el mando en la mano. Insisto, no veremos nada que no esté inventado y que posiblemente hayamos visto en muchos juegos, pero ¿Qué más da? Lo que importa es que estamos ante un juego divertidísimo, ameno y a su vez desafiante.




Basta ver una imagen para saber todo lo que nos puede deparar Elliot ques a nivel técnico. Entra fácil por los ojos de cualquier jugador que guste del estilo Pixel Art, y visualmente se hace bastante variado gracias al considerable elenco de entornos por los que viajamos a los mandos de Elliot en su periplo. Bosques, cavernas, desiertos, castillos... La ambientación es bastante acertada y, por lo general, podríamos decir que Elliot Quest es bastante solvente a nivel visual, sin ningún tipo de alarde, pero muy resultón. En el aspecto musical, acertada no, lo siguiente, selección de temas para cada emplazamiento y situación. El juego consta de algunas de esas melodías épicas y pegadizas que seguro que seguiréis tatareando después de apagar el juego.




Elliot Quest es un juego muy recomendable para cualquiera que guste de juegos de aventura y exploración, que busquen desafíos y que no desesperen a la hora de practicar el ensayo y error tan habitual en juegos de este tipo. Como dije en la introducción al análisis, el título de Ansimuz Games no viene intentando descubrir nada que no esté inventado, pero tiene muy claro lo que pretende ser y lo cierto es que gracias a su buen hacer lo consigue con bastante solvencia. Tan clásico como directo, Elliot quest es un juego totalmente adictivo que asegura horas de diversión y seguro que transmite ese gusanillo de explorar la próxima pantalla cuando un enemigo u obstáculo se resiste en una pantalla anterior. Sencillo en su fórmula pero exigente a la hora de dominarlo, con una curva de dificultad bastante ajustada y una banda sonora que acompaña en todo momento, Elliot Quest es una grata sorpresa. Un imprescindible para cualquier fan de sagas como Zelda, Metroid o Castlevania gracias a su desarrollo, claramente influenciado por estas sagas tan legendarias y rayando a un buen nivel en todos sus apartados. Mi nota final es un 8.


El abanico de alternativas es prácticamente inabarcable. Mención aparte a las sagas en las que se inspira y citadas anteriormente en varias ocasiones, vayamos con algunos títulos de corte similar y buenos niveles de calidad que nos han llegado hace relativamente poco: La Mulana, Shovel Knight, SteamWorld Dig, Nihilumbra, Rogue Legacy, Dust: An Elysyan Tail... Cualqiera de estos títulos y sus posibles alternativas puede ser recomendable si Elliot Quest os ha convencido. Si por algún motivo no los has probado aún, nunca es tarde -de hecho es una obligación- para disfrutar de pesos pesados de nuestro querido mundillo como Metroid, Super Metroid o cualquier entrega clásica de la saga Castlevania, y comprenderás rápidamente por qué el citado estilo "Metroidvania" gusta tanto a los jugadores. Otro título que es imposible obviar cuando hablamos de Elliot Quest es The Legend of Zelda II: Adventure of Link. Es cierto que no es precisamente el mejor exponente de la saga, pero sí que comparten un formato bastante similar en cuanto a desarrollo a través de mapamundi con zonas de scroll lateral tanto para ciudades, mazmorras y combates aleatorios. Aunque, por suerte, Elliot Quest añade otras muchas mecánicas de todos los grandes juegos mencionados un poco más arriba. Como dijimos al principio, el abanico de alternativas es muy extenso, y volviendo de nuevo -lamento insistir tanto- al término "Metroidvania" y lo que entendemos por él, cualquiera de esos títulos que consideréis como tal pasa a ser automáticamente una alternativa válida.