Paralelamente a
Deus Ex: Human Revolution, el cual me está gustando en líneas generales, he decidido entrentarme a uno de mis temores, uno de los dos mayores
bluf que sentí en Nintendo 64:
Donkey Kong 64. En realidad lo empecé hace un par de días o tres. Nunca he sido capaz de terminarlo y juraría que sólo he llegado a ver los cuatro primeros mundos, hasta donde me dejó el tedio, pero he decidido intentar completarlo de una vez para ponerlo a parir como Dios manda, alcanzar el estatus de jugador de pelo en pecho.
Mi toma de contacto ha sido la habitual con N64: ¿por qué caparía Nintendo el jodido RGB de N64?
El framerate se mueve entre medio decente y espeluznante a ratos y cachos, con un popping que convierte en virguerías técnicas a los GTA de PS2 y perjudica mucho la exploración y búsqueda de unos objetos que no son visibles si no estás a dos palmos. En los escenarios más grandecitos destaca este fallo.
Lo siguiente que llama la atención es lo complicado del control, con combinaciones de botones constantes: golpes especiales, primera persona, desenfundar el arma, tocar un instrumento, lanzar granadas, desactivar habilidades... con lo fácil, sencillos y directos que son los DKC de SNES, menos mal que es lo que se ha recuperado en los últimos DK y no esta apuesta de N64. Y un timing, respuesta, animaciones o físicas que están muy por debajo de lo visto en Super Mario 64, cuando el framerate responde, que cuando éste cae, el control todavía lo hace más, cámara incluida.
El desarrollo ya lo sabéis, una exagerada recolección de ítems que empezó algo más moderada en Banjo-Kazooie, y eso que ya era considerable en comparación a otros plataformas, pero que ya con DK64 y Banjo-Tooie alcanzó un grado exagerado y abrumador, siendo el caso de DK64 más cargante porque lleva asociado el intercambio de personajes, con lo que los paseos, idas y venidas a los barriles de intercambio son constantes a lo largo de la aventura. Con sólo un par de personajes con distintas habilidades que poder intercambiar en cualquier momento, en plan Country, el ritmo y fluidez de juego habría ganado una barbaridad. De verdad, pasar de la trilogía DKC y su delicioso ritmo a esto en mi caso al menos supuso un bajón brutal.
Y como curiosidad, ¿soy yo o hay animaciones y sonidos sacados directamente de Banjo-Kazooie? Porque haces un salto-voltereta con Diddy y es que oigo a Kazooie.
En fin, lo he dejado enfrascado en el tercer mundo, la fábrica, con la moneda N64 de Jetpac conseguida y a un pelo de hacer lo propio con la recreativa de Donkey Kong original. Un gran guiño tanto a Ultimate y como a los inicios de DK.