Vale, esta semana será rapidita. Solo un par de juegos que comentar.
Primero, siguiendo con
The Wonderful 101.
Estoy a punto de acabarlo, solo me queda la última misión. Y sigo sin saber que opinar realmente sobre este juego. Tan pronto puede parecerme divertidísimo, y un par de minutos después puede hacérseme extremadamente frustrante. Creo que nunca he jugado a un juego que se me haya hecho tan montaña rusa como éste. Y está claro que la causa de esto es el hecho de que el juego intenta hacer mil y una cosas a la vez, está constantemente cambiando sus propias reglas y lanzándote bolas curvas. Y a veces funciona, pero otras no.
Por ejemplo, ya comenté en la entrada anterior lo absolutamente flipante que fue el jefe final de la primera misión (el Ghidorah pirateado ese). He de decir que ninguno de los jefes posteriores me ha parecido tan memorable como el primero. SIN EMBARGO, el jefe de la misión 5 merece una mención especial. Empiezas en medio de un volcán luchando contra un robot enorme contra el que, de hecho, ya has luchado varias veces. Una cosa lleva a otra, y al final acabas metiéndote tú dentro del robot y controlándolo durante un rato, hasta que de pronto OTRO robot más grande aparece y debes derrotarlo a puñetazos... En un combate que es una clarísima referencia a
Punch-Out (incluso tiene la mecánica de martillear el botón cuando el otro cae para recuperar energía). Esto fue una divertida sorpresa que me hizo sonreir como un idiota durante todo el combate, pero también es un claro ejemplo de a lo que me refiero cuando digo que al juego le encanta pegarle tirones a la alfombra de debajo de tus pies. Llegados a ese punto estás jugando a un juego completamente diferente al que estabas jugando minutos antes, y lo haces luchando contra un jefe, nada menos, sin oportunidad previa para practicar ni acostumbrarte.
Y esto es una sección que funciona. En cambio, en la misión siguiente, la 6, hay una sección en la que de pronto estás controlando un submarino y tienes que atravesar lo que vendría a ser un nivel de
Gradius en vista isométrica. Bastante más simple en concepto, pero la posición de la cámara hace que sea más difícil de lo que debería controlar bien las distancias, y hay una parte en la que si no abres una puerta a tiempo te pilla el scroll y mueres, situándote el juego justo delante de la puerta de marras después, y dándote muy poco tiempo para abrirla. Creo que morí unas 4 o 5 veces en bucle en ese sitio. Luego más tarde tras el jefe final de esa misma misión hay un momento en el que tienes que escapar con una nave por una cueva de hielo, con pilares que te quitan como un tercio de vida si chocas con ellos. Es una sección corta, pero no me gustó nada.
Otra forma que el juego tiene de pillarte por sorpresa es con su contraataque, que solo funciona con ataques determinados, y no hay un indicador universal que te avise de si el ataque es bloqueable o no. Esto es bastante frustrante porque si un ataque rompe tu contraataque no solo recibes daño sino que además eres penalizado perdiendo a algunos de tus seguidores, que quedan aturdidos durante un tiempo a no ser que corras a por ellos y los recojas. Muchas veces soy reacio a usar el contraataque por miedo a que el juego decida arbitrariamente que ese ataque no se podía bloquear. Algunos tienen sentido y los ves venir. El juego te marca muchos de los imbloqueables con energía de color azul... Pero no todos.
Doy gracias a que el juego tiene vidas ilimitadas, o de lo contrario no podría disfrutar de todos sus disparates porque ya lo habría tirado por la ventana.
Siguiendo algo más con
Apotheon, que va a cuentagotas.
Superada la zona de Atenea. El lugar consistía en una especie de tres niveles circulares que iban rotando concéntricamente. Difícil de explicar, y bastante tedioso de navegar, todo sea dicho. El único objetivo aquí es llegar a las tres puertas y superar las tres pruebas de obstáculos que hay detrás. Una vez haces esto se te abre el área final donde puedes llegar hasta Atenea.
Aunque en realidad no hay jefe. La zona final consiste en otra zona que debes atravesar, aunque ésta está plagada de enemigos, y tienes que usar unas bolsitas de polvo para invocar a esqueletos que te ayuden a atravesar el sitio. Si logras llegar al final Atenea te da su poder divino sin oponer resistencia, diciendo que espera que se la recuerde por ser una diosa dignificada.
... Lo cual es irónico si uno piensa que en niveles de hijoputismo olímpico, Atenea era una de las peores.
No, en serio, me toca algo la moral que siempre se la pinte como una diosa digna y sosegada. Esta es la misma tía que tiene la genial idea de entrar a una competición de belleza contra AFRODITA (la diosa que, recordemos, es la jodida encarnación de la belleza en sí), y cuando inevitablemente pierde (porque es que es OBVIO), le escuece tanto que acaba promoviendo el genocidio masivo contra la ciudad del juez de la competición simplemente por despecho. Luego escucha que una tía es la mejor tejedora del mundo, se molesta por esto, la reta a una competición, PIERDE, y de nuevo reacciona convirtiéndola en araña por el cabreo. Y más tarde descubre que han violado a una de sus sacerdotisas en su templo y reacciona convirtiéndola en monstruo y luego mandando a un tío a que la decapite.
Atenea estaba completamente chiflada. Nadie me va a convencer de lo contrario. Joder, que al menos Ares era un psicópata honesto.
Pero bueno, mirando el mapa del juego, parece que después de los tres dioses del Acrópolis lo único que queda es Zeus... Y no sé si algo más al final, pero si realmente hubiese alguien más detrás se lo sacarían bastante de la manga, la verdad.
Para la semana que viene, acaba
The Wonderful 101 y empieza lo que en cierta forma podría considerarse como la respuesta de SEGA a
Fire Emblem. También acabará
Apotheon, y ya sé que otro juego empezará en su lugar... Pero no creo que sea hasta la otra semana que sigue. Como digo, no estoy teniendo tiempo de jugar a muchas cosas que no sean en la Switch.