zothenr
10-03-2017 17:53
No se detiene el tira y afloja entre ZeniMax y Oculus con motivo del supuesto robo de tecnología por parte de los segundos para sus gafas de realidad virtual y, en esta ocasión, ha sido el mismísimo John Carmack quien ataca a la empresa de la que es filial Bethesda Softworks.
Concretamente lo ha hecho a través de una demanda por las que les pide 22,5 millones de dólares a ZeniMax en concepto de adeudo puesto que, recordemos, antes de firmar por Oculus trabajaba para éstos. Según se puede leer en el texto, ZeniMax pagó 150 millones de dólares para comprar id Software, el estudio del creador de DOOM, y "ahora ocho años después de la venta no han efectuado el último plazo del pago", ni tampoco le dejan convertir la cantidad adeudada en acciones, cerca de la mitad de los 45,1 millones de dólares que le correspondían como máximo accionista de aquel equipo.
La información la tiene el portal Dallas News, y viene a alimentar una polémica entre todas las partes de la que uno de los últimos episodios se vivió durante el pasado febrero con el franco descontento del propio Carmack en cuanto a la última sentencia judicial que les obliga a pagar 500 millones de dólares a su antigua empresa.
Fuente
Concretamente lo ha hecho a través de una demanda por las que les pide 22,5 millones de dólares a ZeniMax en concepto de adeudo puesto que, recordemos, antes de firmar por Oculus trabajaba para éstos. Según se puede leer en el texto, ZeniMax pagó 150 millones de dólares para comprar id Software, el estudio del creador de DOOM, y "ahora ocho años después de la venta no han efectuado el último plazo del pago", ni tampoco le dejan convertir la cantidad adeudada en acciones, cerca de la mitad de los 45,1 millones de dólares que le correspondían como máximo accionista de aquel equipo.
La información la tiene el portal Dallas News, y viene a alimentar una polémica entre todas las partes de la que uno de los últimos episodios se vivió durante el pasado febrero con el franco descontento del propio Carmack en cuanto a la última sentencia judicial que les obliga a pagar 500 millones de dólares a su antigua empresa.
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