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Versión completa: Brad Bird anima a los futuros directores de cine a no caer en narrativa de videojuego
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Brad Bird, director de Los Increíbles o Ratatouille, estuvo presente durante la Comic-Con de San Diego 2016 para el visionado del documental de The Giant’s Dream: The Making of the Iron Giant, donde se muestra el proceso creativo de las animaciones de Hollywood.

En este entorno, hubo tiempo para una ronda de preguntas. De entre el público, alguien le preguntó por consejos que Bird podría darle a los aspirantes a directores de cine, a lo que el director respondió que debían tener cuidado con las malas influencias de los videojuegos a la hora de contar una historia:

"Siento que los videojuegos representan una mala influencia para contar historias porque no dirigen bien los puntos de vista", respondió Bird. "La cámara simplemente flota alrededor. Esto está bien para cuando tienes que elegir los momentos adecuados, pero muchas veces parece que no hay ningún punto de vista, pero sí un montón de movimiento".

La principal diferencia, para Bird, entre el cine y los videojuegos es que el director es, precisamente, el que dirige los puntos de vista y señala qué es lo importante en cada momento. En los videojuegos, por el contrario, son los jugadores los que van a un lado y otro centrando su atención.

Para Bird, los videojuegos donde hay más conexión entre los jugadores y el entorno, es en los que cuentan con la perspectiva en primera persona.

"Se podría pensar que en los juegos de primera persona es donde hay más relación directa, porque los jugadores son los personajes", continuaba diciendo Bird. "Tienes que conocer al personaje, asignarle unos sentimientos y relacionarlos con los demás, acaba convirtiéndose en un lienzo en blanco en el que acabas proyectándote a ti mismo."

Fuente
Es fácil entender su punto de vista, no creo que sea para nada polémico. Ambos medios utilizan imágenes y sonido, pero tienen sus propias fortalezas que se pueden aprovechar para contar historias.

Un director de cine solo dispone de un par de horas, pero puede ajustar con precisión milimétrica cada plano, cada frase, cada pista musical. En cambio, un director de videojuegos crea un entorno más flexible, con diferentes respuestas ante diferentes estímulos, y una franja mucho mayor de tiempo para contar una historia.

Es natural que se distancien, aunque luego por el medio encontremos obras que parezcan querer cruzar la línea entre uno y otro medio (como recientemente Until Dawn y Hardcore Henry).
Estoy bastante de acuerdo con él, al igual que trasladar la narrativa del cine al videojuego de forma directa tampoco funciona, por mucho que Kojima se empeñe en ello por ejemplo.