33bits

La primera frase con que se describe Element a sí mismo es: ┬½un juego de estrategia espacial en tiempo real para aquella gente que no tiene tiempo de jugar a juegos de estrategia espacial en tiempo real┬╗. Es de una honestidad brutal pero también es el futuro de los videojuegos en término de publicidad: el número de adultos que juegan sigue creciendo y el capitalismo salvaje y la Puta Vida en general son dos agujeros negros, por no salirme del tema espacial, que se tragan el tiempo de uno. Así que quizá las propuestas que utilizan como reclamo la inmediatez más rabiosa en géneros que habitualmente suelen exigir muchas horas de implicación no sea una apuesta en absoluto descabellada.

Element es justamente eso: elemental, casi minimalista. La idea, parece, es que esa virtud no empañe la mecánica de juego, que la estrategia planetaria de gestión de recursos siga siendo profunda de algún modo. Y por gestión quiero decir explotación inmisericorde y ajena a toda moderación: se trata de escapar de un sistema solar en plena fase de extinción saltando de planeta en planeta, colonizando, extrayendo de sus minas hasta el último gramo de material valioso y repeliendo y matando a los nativos, comprensiblemente cabreados con el hecho de que les estemos robando su mandanga.

Es algo así como un juego de imperialismo extremo y exprés, una idea vertiginosa pensada para acelerar un género que suele pecar más de exceso que de carencia.

Fuente