Una lluvia de caramelos sobre el Berlín bloqueado
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[Imagen: 15575937747238.jpg]
Berlineses observan el aterrizaje de un avión en el aeropuerto de Tempelhof, en 1948. Bundesarchiv

Todo comenzó en 1948. Berlín había quedado aislado respecto a otras zonas de la República Federal y Stalin estaba dispuesto ampliar su influencia a los sectores en manos de franceses, estadounidense y británicos. Preocupado por la estrepitosa derrota sufrida por el partido comunista en las elecciones de octubre de 1946, Stalin trazó una estrategia que consistió en cerrar el suministro de provisiones para que todos los berlineses se vieran obligados a solicitar tarjetas de racionamiento en los distritos controlados por Moscú.


Calefacción y comida a cambio de adhesión a la causa. El 30 de marzo de 1948, el vicegobernador soviético anunció el corte ferroviario. El 5 de abril, un caza soviético embistió a un avión de pasajeros británicos durante su aterrizaje. Quince personas perdieron la vida. Los vuelos de carga cesaron. El 20 de junio, las potencias aliadas decidieron llevar a cabo una reformar monetaria para estabilizar la economía en la República Federal. Era más de lo que Stalin estaba dispuesto a tolerar. Ofreció relajar los controles a cambio de parar esa reforma. Los aliados rechazaron el chantaje y el dictador convirtió Berlín en lo que ya era, una isla en el océano soviético con dos millones de rehenes sin comestibles para sobrevivir mucho tiempo y sin carbón o madera para calentarse.
La 'Operación Vittles' comenzó el 26 de junio de 1948. La descabellada pero decisiva idea de abastecer a la ciudad por aire que planteó el oficial británico Rex. N. Waite se hacía realidad.

El gobernador militar estadounidense Lucius D. Clay consideró inviable la propuesta de Waite, pero la situación era extrema y el alcalde de Berlín Occidental, Ernst Reuter, apremiaba. Clay consultó con el general Willian H. Turner, el 'padre' del puente aéreo a los aliados chinos en su lucha contra Japón a través del Himalaya. El abastecimiento a Berlín era aún más difícil, pero Turner aseguró podía transportar lo que fuera a cualquier lugar del mundo.
Los aliados pusieron sus aviones al servicio de Turner, que estableció tres bases de carga y despegue. Unos 300 aparatos en uso permanente. Cada 90 segundos aterrizaba uno en el aeropuerto de Tempelhof, en Berlín Occidental. Esa secuencia obligaba a los pilotos a realizar una sola maniobra de aterrizaje. Si fallaban, regresaban a la base con la carga.

Un piloto estadounidense se convirtió pronto en héroe. Fue Gail Halvorsen, más conocido como 'Uncle Wackelflüge'. El piloto movía las alas de su avión, un C-54, al iniciar el descenso en pista, para alertar a los niños de su cargamento. Halvorsen colgaba chocolates y chucherías en pequeños paracaídas que él mismo construyó, idea que los otros pilotos secundaron. Así, toneladas de chocolate y caramelos caían del cielo sobre las montañas de escombros que era Berlín. El entusiasmo por los pilotos del puente aéreo crecía, a medida que aumentaba el rechazo a los soviéticos. Ante aquella humillación, Stalin decidió unilateralmente levantar el bloqueo el 12 de mayo de 1949.

El 'Luftbrüke' a Berlín ha pasado a la Historia como una de las mayores y más arriesgadas operaciones humanitarias de todos los tiempos. En 322 días se realizaron 280.000 vuelos que transportaron más de dos millones de toneladas de productos de primera necesidad.
Eso arrojaba una media de 9.000 toneladas de provisiones diarias, incluido madera y carbón para las calefacciones. Miles de idas y venidas que sumaron 175 millones de kilómetros o el equivalente a 4.367 veces la vuelta al mundo.

Unos 87 pilotos -39 británicos, 31 estadounidenses y ocho alemanes- murieron prestando servicio en el puente aéreo humanitario a Berlín que, por precaución, se mantuvo hasta el mes de agosto. En total participaron 57.000 personas y entre ellos pilotos de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. La operación costó miles de millones, monto que los alemanes occidentales asumieron, aunque en una mínima parte, a través de un impuesto para "las víctimas en situación de urgencia en Berlín", el 'Notopfer Berlín'.

El aeropuerto de Tempelhof, construido en 1923 y remodelado posteriormente por los nazis, se cerro en 2008. Hoy, cuando se cumplen 70 años del final del 'Luftbrücke', ha vuelto a abrir las puertas para una fiesta con presencia 'Rosinenbomber' de los tipos DC3, C47, DC4 y JU 52. Hasta 40 históricos "aviones bombarderos de golosinas" sobrevolando, por última vez, el cielo de un Berlín unificado.

https://www.elmundo.es/internacional/2019/05/12/5cd6ff79fc6c83be238b4750.html


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