No es la primera vez que Blizzard echa mano de su ejército de abogados robot ninja con corbata para decapitar sin piedad este tipo de iniciativas levantadas por fans de World of Warcraft. En abril de 2016 la compañía tumbó Nostalrius, un servidor legacy que buscaba emular la experiencia de juego que podía disfrutarse en World of Warcraft entre 2004 y 2006, e invitó al equipo a reunirse con ellos para discutir el asunto de un servicio legacy oficial. Esa reunión jamás llegó a producirse y ese servicio tampoco parece que se haya puesto en marcha, así que los autores de Nostalrius decidieron seguir adelante con un heredero espiritual llamado Project Elysium y que de momento lleva seis meses en pie pese a la prohibición de Blizzard de crear servidores no oficiales de sus juegos.

Quien no ha escapado al hachazo legal de Blizzard, y quizá de la manera más cruel posible, es el responsable de Felmyst, un servidor legacy pensado para emular el primer pack de expansión de World of Warcraft, Burning Crusade, que la compañía lanzó a principios de 2007. El principal ideólogo de Felmyst es un tal gummyfiftytwo, que la semana pasada anunció a bombo y platillo en Reddit —tráiler incluido— la inauguración del servidor que, decía, «podría suponer un nuevo estándar en la emulación de Warcraft» y en el que llevaba cuatro años trabajando.

Y esos cuatro años se han ido por el sumidero en cuestión de cinco horas.

Explica el pobre gummyfiftytwo que la misma tarde del día en que Felmyst inició su andadura recibió en su carta la temida carta exigiendo un cease and desist por parte de Blizzard a través de Mitchell Silberberg and Knupp LLP, una firma legal que suelen trabajar en este tipo de asuntos. Al parecer la idea de limitar el aforo a solo 3.000 jugadores para crear una comunidad pequeña y escapar al radar de Blizzard dejó de ser su escudo al generar bastante interés público, y el hecho de haberlo promocionado en Reddit puede haber sido el gran error del propio gummyfiftytwo que le ha costado la viabilidad del proyecto.

Al parecer el año pasado, cuando Blizzard empezó a ponerse más en serio a cerrar servidores privados, Gummy ya era consciente de que su apuesta era muy arriesgada, pero dice que con la distrofia muscular que padece y que le impide buscar empleo decidió que valía la pena seguir trabajando en ello tras varios años ya invertidos y con la sensación de tener un propósito. Su enfermedad y su dependencia de terceras personas para la vida diaria es también la razón de que le sea imposible mover el servidor a otro país y operarlo desde allí. Al final esta historia de realización personal ha tenido un final mucho más abrupto y triste de lo que se esperaba.

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