15-12-2011 21:02
El artículo es de Relaño (si, el que se metió la cagada con lo de "la maldición estereoscópica" de la 3DS) pero no os fijéis en quien lo ha escrito...simplemente leedlo, creo que refleja una FIEL realidad.
Cita:Está siendo sin duda la noticia del mes, y yo incluso me atrevería a decir que del año, todo dependiendo de la importancia que las personas e intereses implicados tengan para el receptor de lo que ya más que una noticia se está transformando en toda una crónica de una muerte anunciada. Se publican vídeos, declaraciones e incluso dilatados documentales al respecto; y se debate largo y tendido desde todos los canales habidos y por haber, incluido por supuesto el del podcast de esta casa. Resumido en pocas líneas, los hechos son los siguientes: Hideo Kojima, uno de los desarrolladores más afamados de la historia del videojuego, salta a la palestra durante la conferencia que Microsoft dio durante el E3 de 2009 para anunciar el que sería siguiente proyecto de su estudio: Metal Gear Rising, una suerte de spin-off de su afamada saga Metal Gear en el que tomaríamos el rol de Raiden en una aventura hack ÔÇÖn slash cuya principal característica destacable sería la de cortar cualquier cosa con la katana de nuestro protagonista, con el añadido de que dicha arma podría ser blandida desde cualquier ángulo que se nos ocurriera. Tras el anuncio llegó la presentación de un teaser tráiler en el que Raiden loncheaba a placer desde melones maduros hasta soldados enemigos, así como la satisfacción por parte de Microsoft de que con ese título al fin caería la última gran exclusiva third party que le quedaba a Sony. Unas risas finales, un ÔÇ£hasta luegoÔÇØ, y todos contentos.
El tiempo pasó. Las semanas se convirtieron en meses, y los meses en años sin que el proyecto volviera a hacer acto de presencia. No es que no sucediera nada durante este arco de tres años, ni muchísimo menos. Kojima, el cual dejó el proyecto Rising en manos de su estudio para concentrarse en algo que llevaba años aplazando (eso que únicamente conocemos como ÔÇ£Project OgreÔÇØ), al tiempo que dirigía el destino de un título menor dentro de su afamada franquicia (Metal Gear Solid: Peace Walker para PSP), acabó con la moral por los suelos cuando, tras más de un año de trabajo dedicado a su deseado Proyecto Ogro, tuvo que ver como Konami lo cancelaba al tiempo que instaba al creativo a olvidarse de cualquier cosa que no fuera la de seguir desarrollando nuevas entregas de Metal Gear. Por si este varapalo no fuera suficiente, el que no acabara decidiendo cometer seppuku frente a las oficinas de Konami tras regresar alicaído a Kojima Productions para darse cuenta de que Metal Gear Rising no iba a ningún lado ya fue todo un milagro.
A nivel personal, no me ha sorprendido nada el destino finalmente corrido por el ya conocido como Metal Gear Rising Revengeance (pasar a manos de otro estudio: Platinum Games). Todo el mundo sabe que la Konami de hoy día ya no es ni siquiera una mera sombra de la Konami de antaño, pero también se han ido dejando caer suficientes pistas a lo largo del tiempo como para darnos cuenta de que Kojima Productions está conformada por un grupo de desarrolladores que no saben ni atarse los cordones de los zapatos a no ser que Hideo Kojima en persona esté encima de ellos en todo momento. Ello no sería un problema demasiado grave si el pobre Hideo no llevara años queriendo librarse de la pesada losa que Metal Gear ha supuesto para su creatividad; y a buen seguro que cada vez se siente más frustrado al ver que, de no tomar las riendas como director, ningún Metal Gear desarrollado por Kojima Productions puede acabar viendo la luz del día por la simple y llana razón de que los miembros de su equipo son incapaces de hacer algo por sí mismos.
Si echamos un vistazo al envidiable currículum de este genio nipón, acabaremos llegando a la conclusión de que lleva más de 17 años sin poder desempeñar fuera de la saga Metal Gear el trabajo que a él más le gusta acometer en un videojuego (escribir y dirigir). Ha entrado en otros proyectos como productor (Zone of the Enders, por ejemplo), e incluso diseñador (Botkai); pero Kojima, como él mismo ha repetido en innumerables ocasiones, es un contador de historias; historias que él mismo gusta dirigir para así volcar además todo el conocimiento y respeto por el séptimo arte que atesora en sus entrañas. Es ahí donde puede desarrollar al máximo todo su talento; es lo que más tiempo le exige; y es eso en lo que le gusta concentrarse en exclusiva cuando se mete de cabeza en un proyecto. Sin embargo, lleva años intentando centrar dichos esfuerzos en otras parcelas. Como creativo, Kojima desea generar constantemente cosas nuevas (no hay más que revisar los primeros años de su currículum para comprobarlo), todo para incluir en ellas ideas radicalmente distintas a lo que había hecho hasta entonces. Sin embargo, y por muy paradójico que pueda parecer, ha sido su éxito como guionista y director el que ha supuesto su mayor frustración. El primer Metal Gear Solid se convirtió en uno de los éxitos más sonados de la historia del videojuego, y desde las altas esferas de Konami no hacían más que exigir que Kojima siguiera creando secuelas de dicho título, cuando su deseo no era otro que hacer borrón y cuenta nueva. Enfrascarse en otro proyecto; contar otras historias; dirigir nuevos desarrollos.
Que Kojima ya no tenía interés por contar nada nuevo en la saga Metal Gear quedó más que claro en Metal Gear Solid 2, título en el que tanto guión como dirección daban unos bandazos nada habituales en la obra del creativo japonés. Su esperanza, ya desde MGS2, no había sido otra que la de dejar los trastos de guionista y director en manos de otros desarrolladores, para lograr así contar con el tiempo que le permitiera embarcarse en nuevos proyectos. Pero en todas y cada una de las ocasiones en las que aseguró tener la intención de dejar a un lado la saga Metal Gear acabó dándose con un palmo de narices, ya que los creativos en los que delegaba acababan demostrando no estar a la altura de las circunstancias, viéndose obligado a coger las riendas para que la cosa no acabara en desastre. Afortunadamente, y tal y como tanto MGS3 como la última entrega numerada de la franquicia han demostrado, Kojima supo reconducir su creación más famosa hasta dirigirla con mano firme hacia un destino aún más glorioso. Según sus declaraciones, recogidas en un documental de 25 minutos de duración (ahí es nada) en el que básicamente los miembros de Kojima Productions entonan el mea culpa y pasan el testigo a los chicos de Platinum Games, tras acabar Metal Gear Solid 4 llevó a cabo un nuevo (y con una clara intención de definitivo) intento de desligarse de la saga de Solid Snake. Había contado la última historia de la franquicia, dejando bien atados incluso los enrevesados cabos que MGS2 dejó sueltos, pero Konami obviamente quería más. Así que el creativo nipón intentó por millonésima vez trasladar el proyecto a su equipo. Pero todo un señor Metal Gear Solid 5 era demasiado para ellos, le dijeron; no podían hacerlo sin Kojima al frente. Debido a ello, aquel MGS5 ambientado en la Segunda Guerra Mundial se convirtió en Metal Gear Rising, un proyecto mucho menos complejo que el equipo interno de Kojima Productions dijo poder sacar adelante sin que el propio Hideo se viera obligado a estar encima de ellosÔǪ Y ya todos sabemos cómo ha acabado el asunto.
Fueron muchas las cosas que sentí cuando Kojima, tratándose para mí de la mayor personalidad que ha parido el ocio interactivo, saltó a la palestra en el ya pasado VGA con gesto abatido, intentando arrancar de su garganta alguna frase coherente mientras lo único que salían de sus labios eran apagados balbuceos. Y son muchas más las cosas que he sentido tras ver el tan traído y llevado documental de 25 largos minutos. El rostro de Kojima durante dicho vídeo es en muchos casos un auténtico poema, reflejando frustración, pesadumbre, desánimo y, lo más preocupante de todo, resignación. ÔÇ£Si los aficionados así lo quieren, habrá Metal Gear Solid 5, y yo estaré al frenteÔÇØ, ha dejado caer en otra de sus recientes declaraciones, dejando entrever en dichas palabras la resignación a la que me acabo de referir. Que Platinum Games hará un buen trabajo con Metal Gear Rising: Revengeance no me cabe la menor duda (no espero menos de aquellos que ya han parido juegazos como Mad World o Bayonetta); pero también estoy convencido de que Kojima siente una perceptible frustración al ver que la franquicia que el alumbró y llevó a los altares ha caído en unas manos que no son ni las suyas ni las que él había creído capaces de sacar adelante la franquicia.
Kojima debería haber abandonado las filas de Konami muchos años atrás, para así obtener la libertad creativa que lleva anhelando desde que finalizó el primer Metal Gear Solid. ¿Por qué no lo ha hecho? ¿Por qué no lo hace ahora que su camino se ha cruzado con el de Platinum Games? Estoy seguro de que este estudio de desarrollo nipón le recibiría con los brazos abiertos, y jamás le impondría nada ni le diría qué tiene que hacer a continuación. Quizá sea una cuestión de dinero, o quizá sea simplemente que Metal Gear es demasiado importante para él como para verlo convertido en otra más entre las innumerables licencias y sagas históricas que Konami ha echado completamente a perder con el paso del tiempo. Sea como fuere, de momento el próximo trabajo de Kojima como director y escritor será Metal Gear Solid 5. Estoy seguro de que será un juego soberbio que no hará sino que me refrende en mi afirmación de que Kojima es un genio de la narración. Sin embargo, no puedo evitar pensar que la industria del videojuego está perdiendo mucho al ser ya tantos los proyectos lejos de Metal Gear que este creativo se ve incapaz de sacar adelante. Lo que sí está claro para mí es que cada uno de los integrantes de Kojima Productions deberían ser fulminantemente despedidos. Si no han tenido los arrestos para sacar adelante el proyecto que su jefe les había encomendado (Metal Gear Rising), sinceramente no sé qué puede esperarse de ellos a partir de ahora.
