Huérfano en el campo de batalla, Lobo fue criado como shinobi, siguiendo el código de hierro. Su deber es proteger a su señor Kuro, quien a pesar de ser todavía un niño posee un tremendo poder y responsabilidad. Y con este poder vienen problemas: La situación en el territorio de Ashina empeora, con un regente anciano y enfermo cuyos días están contados, y el ministerio de interior aprovechando esta oportunidad para hacerse con el poder. El señor Genichiro de Ashina no está dispuesto a ver como su tierra cae, y secuestra a Kuro para hacerse con su poder y devolver Ashina a su pasada gloria. De Lobo depende rescatar a Kuro de las manos del regente desesperado.

Lanzado en el 2019, Sekiro es un juego de acción oriental situado en el territorio japonés fictíceo de Ashina. Viniendo de manos de los caballeros de FromSoft, el juego suele ser incluido entre lo que se considera un Souls-like... A pesar de que en mi opinión ni se juega ni se siente como un Souls-like en absoluto. Ni siquiera es un RPG, más bien un juego de acción con un leve enfoque en el sigilo. Lo que sí tiene es un alto nivel de dificultad. De hecho, Sekiro es reconocido por ser particularmente difícil, incluso dentro del estándar de los Souls-likes y a menudo se lo considera "el más difícil de todos". Su subtítulo de "Las Sombras Mueren Dos Veces" engaña: En realidad mueren chorrocientas.
Su escabrosa curva de dificultad gira en torno a su sistema de combate, que puede ser "difícil de pillar" al principio. Uno esperaría que "el juego del ninja" girase en torno a agilidad y a esquivar, pero este no es el caso; Lobo PUEDE esquivar, y resulta útil en ciertas ocasiones, pero en general el esquive es algo mediocre. En vez de eso, Sekiro espera que bloquees y desvíos. Tanto tú como tu oponente tenéis una barra de "postura" que se llena cuando recibes o bloqueas ataques. Llena la del enemigo y quedará expuesto a un ataque mortal que lo matará de inmediato (o, en el caso de los jefes, eliminará de golpe una de sus barras de vida). Alternativamente también puedes cargártelo reduciendo su vida a cero, claro.
El desvío también funciona de forma distinta a otros juegos. No existe un botón de "parry" en si, en vez de eso tienes que bloquear en el momento justo. Esto hace que sea menos arriesgado que en otros juegos ya que si lo haces demasiado pronto al menos estarás bloqueando cuando recibas el ataque. Además, estos desvíos no aturden al enemigo; en vez de eso sirven para aumentar su barra de postura en vez de la tuya. El combate en Sekiro puede ser comparado a un juego de ritmo en el que estás bloqueando al ritmo de tu enemigo y contraatacando cuando ves una apertura. Y esto también requiere familiarizarte mucho más con tus enemigos que en otros juegos.
El sistema perdona poco. Tanto es así que existe incluso una mecánica de resurrección. La primera vez que mueres puedes revivir en el acto con la mitad de tu vida, y puedes recuperar esa resurrección realizando ataques mortales. Pero si mueres sin tener la resurrección lista, pierdes la mitad de tu dinero y puntos de experiencia necesarios para llegar al siguiente nivel (nunca bajas de nivel por esto, y de hecho ni siquiera son "niveles" propiamente dichos sino puntos con los que comprar habilidades). Para meter sal en la herida, cuanto más mueres, más NPCs se ven infectados por la plaga de la Fiebre del Dragón. No pueden morir por ello, pero te hace sentir mal por ser malo.
Prácticamente todos los enemigos golpean como camiones e incluso los peleles básicos pueden machacarte si los subestimas. Si más de un enemigo te ataca a la vez puedes estar metido en un lio, porque tienes pocas respuestas para combates grupales. Lo que sí tienes son medios para evitarlos. Mencioné que el juego tiene un enfoque secundario en el sigilo, y es que, a pesar de ser opcional, las cosas son mucho más fáciles si logras eliminar algunos enemigos con ataques letales desde las sombras en vez de meterte en medio del fregado blandiendo la espada como un loco. El juego promueve el uso de los elementos de tu entorno para ello.
El gancho lanzable es una herramienta excelente tanto para el movimiento como para la supervivencia, ya que puedes usarlo para salir por patas si la cosa se pone fea. De hecho, a veces es mejor ser descubierto y saltar a los tejados, porque esto hará que los enemigos rompan su formación mientras te buscan, dejándolos más expuestos. También tienes otras herramientas secundarias, como shurikens para eliminar enemigos débiles a distancia, petardos para aturdir al rival, o un paraguas de hierro que puede ser usado como escudo. Además, también puedes comprar pasivas y técnicas nuevas usando los ya mencionados "niveles de experiencia".
Pero Lobo no se vuelve más fuerte ganando experiencia, solo desbloquea nuevas opciones. Para aumentar tu poder de ataque debes derrotar a jefes, y para mejorar tu vida debes recoger cuentas de oración, que por lo general se obtienen de sub-jefes o en lugares ocultos. Adicionalmente, si encuentras unas semillas puedes mejorar tu calabaza, que es el objeto curativo principal del juego, haciendo que lo puedas usar más veces entre puntos de guardado. Pero más allá de elegir que técnicas desbloqueas y mejoras, no existe un sistema de "builds" en Sekiro. No hay stats ni distintos tipos de arma: Lobo es un personaje ya definido con su propia forma de combatir.
El juego se ve increíble. Ciertas zonas como el Templo Senpo o el Palacio del Manantial son espectáculos visuales. La música también está más presente que en otros juegos de FromSoft, donde a menudo era reservada para los jefes. Aquí, en el momento en el que cualquier enemigo te ve, la música de combate de la zona empieza a sonar. Y en cuanto a historia, también está más presente que en otros juegos de FromSoft, con más escenas donde personajes hablan y un mayor enfoque en la trama, a pesar de seguir escondiendo muchos detalles de trasfondo. Serás capaz de entender lo que está pasando sin ellos, pero siguen estando ahí para los que disfruten del tema.
Seré franco, este juego me aterrorizaba. Siempre he sido malo con los "parries" en todos los juegos en los que existen, y saber que Sekiro se basaba en ellos me hizo creer que mi tiempo con él iba a ser miserable. Y la verdad es que el juego hace un trabajo algo cuestionable en lo que a enseñar al jugador se refiere (el NPC que sirve como entrenador es un pelele que no te prepara en absoluto para combates reales). Esta brutal primera impresión es probablemente la razón por la que muchos abandonan el juego bastante rápido. Yo mismo sentí estos dolores de crecimiento, pero una vez empecé a pillarle el truco y entender como funcionaba todo, se le dio la vuelta a la tortilla.
De hecho, es posible que Sekiro sea mi juego de FromSoft favorito hasta ahora. Y esto me ha sorprendido, viendo como tenía serias dudas de si el juego me iba a gustar o no. Lo encontré muchísimo más interesante que Dark Souls 3, que me pareció derivativo y carente de identidad. La forma con la que el juego te invita a tomar una ruta sigilosa sin ser tremendamente anal sobre ello permite que experimentes distintas formas de afrontar un área determinada, y el combate rápido y trepidante se siente increíble cuando por fin logras entenderlo. Sekiro intimida, pero merece la pena enfrentarse a él porque es precioso, memorable y único.