Casi se me olvida hacer el resumen de esta semana. Allá va.
Siguiendo con
Digimon Story: Cyber Sleuth. La historia parece que por fin está llegando a alguna parte.
Como el juego todavía es relativamente nuevo dentro de lo que cabe, pondré las cosas en spoilers.
Y a mi todo esto ya me está bien. Si tengo algo que decir en contra del juego es que, bajo mi punto de vista, la historia ha tardado demasiado en arrancar. Aunque quizá también sea verdad que la forma excesivamente lenta con la que lo estoy jugando y que lo estoy dejando como secundario frente a todo lo demás también haga que me parezca más lento de lo que realmente es. A saber.
Respecto a la Digipedia, descubrí que hay varios Digimones que no se pueden obtener hasta que te pases el segundo juego de la pareja, Hacker's Memory. Esto hace que no me vaya a molestar en intentar completarla, teniendo en cuenta que no tengo intención de jugar a Hacker's Memory inmediatamente después de éste y pienso dejarlo para más tarde.
Divinity II: Ego Draconis marcha algo más rápido ahora mismo.
Una cosa que me hace mucha gracia es que la caballera dragón que llevas dentro y va hablándote todo el rato intenta redirigirte todo el rato a la misión principal, y poco a poco puedes notar que está perdiendo la paciencia. A medida que iba completando los sidequests del Valle Quebrado, la tipa no podía dejar de mencionar que tenía que ir al Templo de Maxos. Le devuelvo una pertenencia a un NPC y la tipa me suelta en la cabeza "Tareas así no son importantes en comparación con tu destino. Debes ir al Templo de Maxos cuanto antes.", mato a un demonio que alguien ha invocado por error usando un libro y me dice "Existen muchos libros con poder que no debe ser menospreciado. Seguro que las enseñanzas del Templo de Maxos pueden enseñarte más sobre ello.", mato un troll y dice "Los trolls son criaturas malolientes y despreciables. ¿Sabes donde no creo que haya ningún troll? En el Templo de Maxos".
Al final me apiadé un poco de la pobre y fui al dichoso templo. Dentro te hacen pasar unas cuantas pruebas hasta que al final te enfrentas contra una especie de tío que se transforma en dragón. Necesitas encontrar los ingredientes de un hechizo para revertir su transformación y poder matarlo. La gracia es que el tío hace más daño cuando es humano que cuando es dragón, pero bueno...
Después de eso el juego te teletransporta a la otra punta del mapa, a la Isla del Centinela, un lugar con una torre enorme con un vórtice de caos en la cúspide que inspira toda la confianza del mundo. Lo he dejado ahí por ahora. Creo que volveré al Valle Quebrado a completar algún sidequest que me queda pendiente antes de seguir con la historia.
Finalmente, he probado la restauración de Ishgard en
FFXIV.
Ishgard era el reino alrededor del que giraba la historia de la primera expansión del juego,
Heavensward. El reino estaba en una guerra constante contra los dragones, desde hace más que los propios habitantes podían recordar, y la trama de la expansión consistía en desentrañar los orígenes de la guerra e intentar hacerla llegar a un fin. Ishgard nunca llega a caer bajo el asalto de la horda de Nidhogg, pero gran parte de la ciudad estaba hecha polvo debido a años de guerra sin tregua. Dos expansiones más tarde han introducido una actividad que consiste en ayudar con las tareas de reconstrucción.
Aparentemente, todos los jugadores estamos usando oficios de recolección y crafteo para obtener materiales que nos piden los NPCs, y a medida que vamos entregando las cosas se va llenando una barra que indica el estado de reparación. Creo que vamos por la segunda fase. Una vez el barrio haya sido reconstruido lo convertirán en una zona para que los jugadores puedan comprar casas. Quizá esto ayude a aliviar un poco el exageradamente competitivo mercado del hogar en
FFXIV, porque hoy es prácticamente imposible encontrar una casa libre decente.
Las tareas de restauración no acaban de convencerme, sin embargo. Consisten en fabricar objetos que solo puedes crear mediante unos materiales especiales que se obtienen en La Diadema, una instancia libre en la que los jugadores van exclusivamente para obtener estos objetos especiales. El problema, claro está, es que si eres crafter ya de por sí tenías problemas horribles con el espacio de tu inventario. Solo fantaba que de pronto hayan salido un montón de otros materiales que solo sirven para esta actividad. Yo tuve que comprar un nuevo mayordomo (NPCs que sirven como bancos de objetos) para poder seguir adelante.
¿Vale la pena participar en la restauración? Pues si tu intención es subir de nivel las clases de crafteo... SI, ABSOLUTAMENTE. La cantidad de experiencia que obtienes por cada objeto de pedido es absurdamente alta, y aunque la Diadema es algo tostón también hay que tener en cuenta que además de las inyecciones de experiencia obtienes una moneda especial que luego puedes intercambiar por objetos únicos, y cada X entregas te dan un rasca y gana en el que también pueden salirte cosas interesantes, incluyendo una montura que es un gorila que te lleva como si te estuviese secuestrando.
Tengo un nuevo objetivo en la vida y nadie va a detenerme.