Anécdotas de profesores
#1
Cita
Me ha venido a la cabeza hacer este post tras leer el tema del profesor de Santa Coloma. Empecé a contestar el mensaje, pero vi que me estaba yendo por las ramas, así que pensé que quizá fuese interesante comentar experiencias o recuerdos interesantes acerca de los profesores que fueron marcándonos a lo largo de nuestra carrera de estudiantes.
Estos hombres y mujeres establecieron en muchos casos los cimientos que nos hacen ser como somos hoy, así que creo que podría estar bien recordarlos (o bien soltar la frustración que nos hacían sentir XD). Si tenéis algunas anécdotas interesantes o recuerdos especialmente favorables (o desfavorables) compartidlos aquí. Smile



Yo he tenido profesores duros pero buenos, y profesores duros y además malos. También he tenido profesores malos con los que era facilísimo aprobar. Por ejemplo, uno de filosofía que directamente no hacía clases. Llegaba un día y soltaba "Dentro de un mes habrá un examen de los temas 12 y 13. Estudiad.", y a partir de ahí el resto de clases hasta que llegaba el examen consistían en básicamente el tipo entrando a clase sin saludar y sentándose a leer el periódico mientras nosotros supuestamente estudiábamos el temario (claro que nunca lo hacíamos, a mi al menos me resultaba especialmente difícil concentrarme en el estudio cuando estaba rodeado de compañeros de clase sin nada que hacer, así que lo dejaba para cuando llegaba a casa donde podía concentrarme mejor). Nadie se quejó mucho acerca de la actitud de este tipo, sin embargo, porque esforzarte al mínimo normalmente era ya suficiente para regalarte un 6.

En cuanto a profesores duros pero buenos, tuve un profesor de Castellano que era la hostia. Además lo tuvimos después de tres años con una profesora cuyas clases eran monótonas, tediosas y, además, la mujer era bastante pusilánime, de forma que nadie le hacía caso. Todo lo que no aprendí en mis tres primeros años de ESO los aprendí en un solo año con éste hombre, a fuerza y con empeño, pero de forma efectiva. Después lo volví a tener en bachillerato. Sus clases de análisis sintáctico en concreto eran especialmente infames porque muy a menudo la frase no cabía en la hoja ni aún poniéndola de lado, y además muchas de ellas eran como delirios de una mente torturada. Recuerdo que una vez llegó a clase y empezó a dictar la siguiente frase mientras miraba sonriendo de soslayo por la ventana: "La niña que llegaba tarde y corriendo a clase de Castellano esperaba que el apuesto y misericordioso profesor no emplease la vara de medir con ella mientras sus compañeros realizaban el análisis sintáctico." La niña en cuestión llegó unos minutos después jadeando, y no, no se empleó la vara de medir a pesar de que él la recibió con ella en la mano (imaginaos a Snape, pero con la cara más cuadrada y gafas de sol, porque sí, el tipo las llevaba a menudo en clase). Otras frases que tuvimos que analizar: "Los pájaros que mataron a la jirafa que cantaba 'Oh Sole Mio' y las hormigas a las que encerré en una jaula para leones resolvieron con exactitud el problema de matemáticas." y "Tras comprobar el nivel de sus alumnos, el profesor de Castellano se suicidó una tarde de Abril."

Y en cuanto a profesores duros y además MALOS... Pues parece que se habían puesto de acuerdo todos los del seminario de Catalán. No sé en el resto de institutos de la comunidad, pero en el mío Catalán era ampliamente considerado como "el jefe final de bachillerato". No importaba lo que estudiases, si aprobabas Catalán podías aprobar cualquier cosa. Estamos hablando de gente que no acostumbraba a sacar nada por debajo del 8 suspendiendo Catalán con un 3 o por ahí. En el caso más extremo, uno de los chavales de mi clase tenía un historial repleto de lo que podrían considerarse matrículas de honor si es que existiesen en esos niveles, y sin embargo el pobre sufrió una crisis de ansiedad al salir del examen de recuperación de Catalán. Hablamos de un examen de recuperación que englobaba varias clases y con más de 90 personas en el que solo aprobamos tres (yo entre ellos, porque usé mi técnica de la barbacoa... que básicamente consistía en forrar de chuletas el interior de la manga de la camisa). Parte de la culpa la tiene el hecho de que el idioma de por si, aunque no lo parezca, es bastante escabroso cuando se trata de profundizar en él, con tantas reglas como excepciones a las mismas, y algunas de ellas sin seguir patrón alguno de forma que prácticamente no te queda más que memorizar el diccionario entero. Añadiendo a esto que entre los profesores de Catalán se encontraba el individuo más indeseable de todo el instituto (afortunadamente solo lo tuve un año), y que, si bien sus colegas no eran necesariamente odiosos (era solamente ese tipo en concreto), también tenían graves problemas para hacer clases que motivasen a los alumnos.

Luego también tuve profesores malos con los que aprobar era cuestión de pensar fuera de la caja. Una de las de historia en concreto era famosa por corregir exámenes con las fotos de los alumnos al lado, hojear los exámenes durante un minuto, y poner una nota según lo bien que le caías. De hecho fue filmada haciendo precisamente eso: Corregir exámenes sin mirarlos apenas y buscando la cara del alumno en el auca de clase. A pesar de que no hay pruebas reales de que efectivamente basaba su nota en lo bien que le caías, sí que tras haber estado tres años con ella empezaban a verse serios indicios de ello. Y no, no era según lo que aportabas en clase, porque había un tipo que básicamente se dedicaba a agasajarla en clase y hacerle la pelota, y empezó a sacar NOTAZAS. Este tipo llegó a soltar en medio de clase perlas como "Yo no sé mucho sobre historia del arte... pero sí sé que usted es un monumento." Y coló. Para mi fue como si todo el mundo se realentizase durante unos segundos por la impresión de lo que acababa de escuchar (y creo que no fui el único, pero en ese momento el chaval se sentaba a mi lado así que la onda expansiva del comentario me dio de lleno y casi tira todos mis papeles por la ventana), pero la cuestión es que funcionó... Hasta que llegó el último curso, donde el alumno y la profesora se enzarzaron en una discusión acerca de la fecha de un examen, que acabó con la profesora mencionando que "Pensaba que eras un chico correcto y aplicado... Pero veo que me equivoqué." A partir de ahí le suspendió todos los exámenes siguientes.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
                                  en la sombría Carcosa
 
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#2
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Curioso hilo. A mí esta época me queda tan lejos que tengo que hacer un gran esfuerzo de memoria para recordar que alguna vez fui un estudiante, cuando muchos de este foro aún no habían nacido.

De buenos, no sé por qué guardo un especial recuerdo del profesor de música de la EGB. Le llamábamos Harold Lloyd por su parecido físico y similares gafas redondas.

[Imagen: de5725c604fdb17b76e8251a5563611f.jpg]

El tío consiguió algo aparentemente tan difícil como iniciar en el gusto por la música clásica a niños de 8-10 años. Siempre entraba en la clase empujando una cadena musical sobre ruedas, en la que nos ponía discos de Mozart, Chopin, Beethoven, Vivaldi o quien tocara ese día, mientras nos narraba lo que la música intentaba transmitir, nos contaba las accidentadas vidas de sus autores, o nos explicaba teoría musical. Aún hoy os podría describir toda la narrativa de En un mercado persa, de Ketelbey, que tengo grabado a fuego. Siempre recordaré que, para ayudarnos a entender la diferencia entre corchea, negra y blanca, nos hacía recitar la partitura nombrando a esas notas como "luz, corro, caaa-sa" (alargando la a de casa). El día que se fue, toda la clase le dio una ovación y el tío se emocionó un poco. Me pregunto qué fue de él.


No malos, pero tocahuevos tuve varios en torno a 7º y 8º de EGB. Yo tenía mis problemas personales, y había dos o tres profesores (en especial recuerdo a la de matemáticas) que me venían una y otra vez con el rollo clásico de "yo no soy sólo tu profesor, también soy tu amigo, si tienes algún problema me lo puedes contar". Lo cual me jodía mucho porque no eran mis amigos ni mi nada y no tenía ganas de compartir nada con ellos. Básicamente me sentía interrogado por la Gestapo, y sabía que tenía que darles algo de información para que me dejaran en paz. Gilipollas.

En el FP que hice de electrónica (sí, aunque luego lo abandoné y más tarde acabé en la universidad) había un par de profesores de química que me daban pena. Donde yo estudiaba era un sitio un poco marginal, con chavales problemáticos, y estos profesores sencillamente no tenían cojones, con lo cual se dejaban mangonear por la chavalería que huele el miedo desde lejos. Hubo ocasiones en las que los humillaron vilmente mientras ellos miraban para otro lado tratando de disimular. A mí me producian una mezcla de pena y asco, que personas adultas se dejaran mangonear así por chavales de 15 o 16 años... Luego llegaría su venganza, claro, en forma de suspensos. Cada curso, el número de alumnos se reducía drásticamente.

Pero fue en la universidad del País Vasco, estudiando Bellas Artes, como conocía los que, con diferencia, fueron los más inútiles de todos. Auténticos parásitos del sistema que cobraban por hacer menos que lo mínimo. Imaginad un profesor de pintura que se pasaba la mayor parte de las clases encerrado en su oficina, contigua a la sala donde pintábamos, y a veces hasta se le podía oír roncar. También nos recordaba que tenía un libro publicado y que adquirirlo podía ayudarnos a mejorar la nota. Lo del libro es un clásico de la universidad, seguro que más gente puede contar la misma anécdota.

La mujer del anterior tenía un ego por las nubes y podía ser realmente ofensiva con los estudiantes, como quedarse mirando el trabajo de uno con cara de asco y luego preguntarle por qué eligió esa carrera cuando claramente no era lo suyo. 

O el profesor de imagen tecnológica, el día que nos iba a enseñar a usar las cámaras, se trabó el mismo tratando de entender cómo se usaban esas cámaras que, al parecer, no había tocado antes. Y, mientras intentaba aclararse, los minutos pasaban y los alumnos, poco a poco, fueron abandonando la clase, hasta dejarlo solo. 

Antes de terminar no quiero dejar de citar al profesor de arte moderno, que tenía dos clases con distinto nombre y en ambas impartía exactamente la misma lección. Un año tuve las dos (cosa de los créditos y la falta de opciones).

Y habrá más historias, pero ahora mismo no caigo. Mejor me voy a la cama, que ya es hora.
(Ultima edición: 17-07-2017 01:59 por Ricardo.)
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#3
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Buenisimo hilo.

La verdad que yo he siempre he tenido la suerte (o la desgracia) de caer en clases de profesores peculiares, tanto en el buen sentido como en el malo, asi que intentare no extenderme mucho porque esto daria para libro.

Ya desde muy pequeño empece a ir a un colegio de monjas. No puedo decir que fuera infeliz porque a fin de cuentas lo miraba todo desde la perspectiva de la infancia y alli hice grandes amistades que no olvidare en la vida, aun cuando ya hace muchos años que nos hemos distanciado, pero si que fueron años muy duros en cuanto a la relacion con los profesores. Eran los primeros 90's, pero el metodo de enseñanza de algunas de las profesoras (principalmente las monjas mas viejas, aunque tambien habia laicas y otras monjas que eran un amor) no se habia actualizado desde el franquismo y los pequeños castigos fisicos (tirones de oreja, tirones de pelo, reglazos etc) no eran infrecuentes, ademas del aun mas comun castigo psicologico. Recuerdo haber llegado un dia de preescolar llorando a clase porque no me queria separar de mi familia, algo imagino que normal a esa edad, y como la monja me puso de pie 10 minutos delante de todos mis compañeros mientras se reia de mi e incitaba al resto a que tambien se rieran de mi, al igual que tambien recuerdo a algunos compañeros castigados una hora de pie en calzoncillos por "jugar" a levantarle la falda a nuestras compañeras. De todos modos, como ya digo, la inocencia de la infancia, las amistades y el descanso de años con otros profesores mas normales me hicieron sobrellevar bien el tiempo que estuve alli.

Ya mas mayor, haciendo la ESO en el instituto, recuerdo que veia a mis profesores como una pequeña galeria de frikis porque eran todos mas raros que un perro verde, pero, a pesar de que fueron los años MUY locos, creo que me sirvieron para aprender bastante. Pero vamos, mismamente el director del instituto nos daba clase de Etica en cuarto a ultima hora de la mañana y lo mas normal es que no le apeteciese, asi que entraba por la puerta y nos decia que nos marchasemos, que el tenia ganas de fumarse un caliqueño (sic) y no de dar clase. Este mismo profesor nos dio clase de lengua en ese curso y el primer dia nos puso el primer parrafo de El Quijote pretendiendo que se lo analizasemos sintacticamente roto2 . En la primera evaluacion TODOS cateamos Lengua menos una compañera, asi que el examen de la segunda evaluacion nos pidio que lo corregimos nosotros mismos y le diesemos nuestra nota, con lo que el numero de suspensos paso de 19 a 0.

Ahi, tambien en la ESO, tenia otro profesor que nos daba Matematicas, Tecnologia y alguna otra asignatura, pero lo mas normal es que sus clases fueran un monologo en el que nuestro mal comportamiento provocaba que nos contase batallitas sobre su vida, su familia, politica, historia, economia o cualquier otra cosa que se le ocurriese, ya que, bajo su perspectiva, lo importante no es que saliesemos de clase sabiendo muchas matematicas, sino siendo personas. Realmente tengo que reconocer que, aunque en el momento lo tomasemos por un viejo loco, con el paso de los años me he dado cuenta de que fuimos unos privilegiados, ya que muchas de sus clases eran una gran leccion que nos daba alguien que en verdad nos hablaba desde la sabiduria y la autenticidad que solo puede otorgar la experiencia de haber tenido que enfrentarse en la vida a determinadas situaciones. Y su vida, aquella que muchas veces nos contaba en vez de enseñarnos matematicas, no habia sido para nada sencilla. 

Al salir de la ESO, ya con 18 años y un par de repeticiones encima de la chepa por culpa de los años locos, me meti en Bachillerato, pero lo acabe dejando. De rebote acabe en un FP de Informatica, que acabe dejando para volver de nuevo a Bachillerato mas tarde, y ahi me encontre un par de profesores personaje: el primero se llamaba Daniel, apenas rondaria los treinta y se ponia como una moto cada vez que lo llamabamos "Dani" porque decia que no era nuestro amigo y que su nombre era Daniel. Esto solo funcionaba en el instituto, ya que no fueron pocas veces las que nos lo encontramos cocidisimo por ahi de marcha y en ese estado estaba mucho mas receptivo a que lo llamasemos "Dani" y hasta a aceptarnos la invitacion a algun copazo. Jamas me olvidare del dia que nos estaba enseñando a testear fuentes de alimentacion y por hacerse el chulo se llevo un calambrazo de la hostia y de paso dejo a todo el instituto sin electricidad  qmeparto

El otro fenomeno nos daba FOL. Basicamente la clase se limitaba a ver como el fulano nos contaba la evolucion de sus inversiones, los coches que se compraba y las juergas que se corria con su amigo del alma: Flavio Briatore (sic)

Al salir de ahi, como ya digo, acabe volviendo al Bachillerato algunos años mas tarde y de ahi a la Universidad, donde tambien me he encontrado profesores rotodosianos a patadas, aunque creo que en ese ambito lo extraño es encontrarte con gente cuerda  roto2
(Ultima edición: 17-07-2017 02:17 por Tas.)
#4
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(17-07-2017 01:53)Ricardo escribió:En el FP que hice de electrónica (sí, aunque luego lo abandoné y más tarde acabé en la universidad) había un par de profesores de química que me daban pena. Donde yo estudiaba era un sitio un poco marginal, con chavales problemáticos, y estos profesores sencillamente no tenían cojones, con lo cual se dejaban mangonear por la chavalería que huele el miedo desde lejos. Hubo ocasiones en las que los humillaron vilmente mientras ellos miraban para otro lado tratando de disimular. A mí me producian una mezcla de pena y asco, que personas adultas se dejaran mangonear así por chavales de 15 o 16 años... Luego llegaría su venganza, claro, en forma de suspensos. Cada curso, el número de alumnos se reducía drásticamente.

Pero fue en la universidad del País Vasco, estudiando Bellas Artes, como conocía los que, con diferencia, fueron los más inútiles de todos. Auténticos parásitos del sistema que cobraban por hacer menos que lo mínimo. Imaginad un profesor de pintura que se pasaba la mayor parte de las clases encerrado en su oficina, contigua a la sala donde pintábamos, y a veces hasta se le podía oír roncar. También nos recordaba que tenía un libro publicado y que adquirirlo podía ayudarnos a mejorar la nota. Lo del libro es un clásico de la universidad, seguro que más gente puede contar la misma anécdota.

Respecto al primer párrafo, yo también tuve uno de esos. El de matemáticas de bachillerato. Era un hombre simpático que explicaba bien y en realidad como profesor era decente... Excepto por el hecho de que era bastante pusilánime. Los chavales no se reían de él, pero interrumpían la clase constantemente para contarle chistes, salirse por tangentes, incluso hacerle recitar poemas. Había una en concreto que a mi me daban ganas de meterle un zapatazo en toda la boca cada vez que tocaban matemáticas.

Y respecto a lo segundo... Joer, al menos el nuestro de filosofía entraba a clase. Se ponía a leer el periódico, sí, pero dentro de clase al menos. XD
De hecho, acabo de acordarme del que es posiblemente el momento más surrealista de toda mi estancia en bachillerato, y fue protagonizado por éste hombre. Teníamos un examen tipo test de filosofía. A medida que íbamos acabando el examen, se lo íbamos entregando en la mesa y él los iba corrigiendo. Y a medida que acababa de corregir, el tipo nos iba llamando para entregarnos las notas.
Aparentemente, una de las preguntas en concreto se nos atragantó a varios alumnos. Hubieron ciertas protestas a medida que las notas iban llegando, especialmente en lo referente a esa pregunta. Las protestas fueron tantas que el profesor acabó diciendo que "No entiendo como podéis intentar discutirme esto cuando está claro que la respuesta es la 'C'." Tened en cuenta que esto lo soltó cuando aún había gente haciendo el examen.
Y claro, "misteriosamente" empezaron a llegarle exámenes con la respuesta 'C' marcada, con lo cual el tipo se vanaglorió diciendo "¿Véis? Aquí hay gente que lo ha estudiado bien y ha puesto la respuesta correcta.", a lo cual uno de los alumnos protestó diciendo "Pero eso es porque dijiste la respuesta en voz alta en medio de clase y lo han copiado."
Y entonces el profesor se pone de pie exclamando "¿Copiar? ¿¿Copiar?? ¿¿HABÉIS COPIADO??", e inmediatamente agarra los exámenes de TODOS los alumnos y los rompe. "Recuperación para la clase siguiente." Y se fue sin decir media palabra más.
Sin duda la hora de filosofía más fructífera a la que he tenido el placer de asistir.


(17-07-2017 02:10)Tas escribió:Ahi, tambien en la ESO, tenia otro profesor que nos daba Matematicas, Tecnologia y alguna otra asignatura, pero lo mas normal es que sus clases fueran un monologo en el que nuestro mal comportamiento provocaba que nos contase batallitas sobre su vida, su familia, politica, historia, economia o cualquier otra cosa que se le ocurriese, ya que, bajo su perspectiva, lo importante no es que saliesemos de clase sabiendo muchas matematicas, sino siendo personas. Realmente tengo que reconocer que, aunque en el momento lo tomasemos por un viejo loco, con el paso de los años me he dado cuenta de que fuimos unos privilegiados, ya que muchas de sus clases eran una gran leccion que nos daba alguien que en verdad nos hablaba desde la sabiduria y la autenticidad que solo puede otorgar la experiencia de haber tenido que enfrentarse en la vida a determinadas situaciones. Y su vida, aquella que muchas veces nos contaba en vez de enseñarnos matematicas, no habia sido para nada sencilla. 

Yo también tuve uno de estos, aunque mi opinión al respecto de mi caso en concreto no es precisamente positiva. De hecho, tengo una opinión bastante negativa acerca de la gran mayoría de mis profesores de bachillerato, a diferencia de los de la ESO, FP superior y universidad. Pero bueno, en mi caso el "abuelo de las batallitas" era el profe de historia.
Sus clases eran algo traicioneras debido a que uno no podía confiar mucho en él. Básicamente, su forma de impartir docencia consistía en que nosotros teníamos que leer el temario en casa, y luego en clase lo comentábamos. Suena como una forma posible de hacer clase. El problema era que el tipo tendía a enrollarse e irse por las ramas, y al final durante todas las clases antes del examen solo tocábamos uno o dos puntos, dejando todos los demás en el tintero. Estuvimos todo un mes hablando de los Reinos de Taifas (que según él eran comparables al Corte Inglés, aunque también lo era el sistema feudal y muchas otras cosas). Prácticamente no pudimos hablar de otra cosa. Los Reinos de Taifas abarcaron digamos que 7 de las 8 horas de historia que teníamos antes de prepararnos para el examen. Pero todo estaba bien, porque según él, "Lo que se hablaba en clase era lo que iba a aparecer en la prueba.", así que sabíamos que teníamos que estudiar los dichosos reinos a saco, al menos.

Como no podía ser de otra forma, los Reinos de Taifas no aparecieron en el examen.

Tampoco lo hizo el Corte Inglés.
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#5
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Otro que bendice el hilo.

En mi caso, tristemente, me pasé la ESO de parranda, aunque posteriormente la redirigí. Mi instituto era el típico donde se reunían los chungos del barrio, de hecho de mi clase habría que hacer una lista y filtrar por los que están en la cárcel, los que han muerto a corta edad y los que hemos salido como personas normales. En fin, que entre la edad de flipado, un entorno... "regular" y tal, pues eso era un cachondeo.

Pues había uno que era brutal cómo se presentó:

LLega con un cinturón de altavoces, en plan kamizake pero con varios mini altavoces en vez de bombas. Pinganillo en la boca y "PROBANDO" a voces que resonaba en todo el puto edificio. No tiene otra cosa que hacer que llegar al centro con peor fama en mucha distancia a la redonda y gritar a los cuatro vientos "Hola, me llamo y tal y vengo del centro tal porque me pegaban palizas por suspender exámenes y me tuve que venir aquí".

Aprobó a toda la clase con un 10 y desapareció.
#6
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El Hermano Diego me daba inglés en octavo de EGB

Primer punto. Hablaba inglés cosa no tan normal en España. 
Era hermano Marista pero de otra generación que los curillas malolientes y fachas, que teníamos en otras asignaturas.
Había estado de misiones tenía mundo y hablaba con soltura y muy buena pronunciación. 

Nos explicaba lecciones en inglés, nos hacia exámenes orales aunque eran bastante divertidos y no apretaba mucho, era exigente pero con mucha mano izquierda y debatíamos en clase en inglés.  Los viernes teníamos canciones, y la tarea para el fin de semana era traducir canciones.

Tengo un recuerdo muy bueno de aquel profesor, que disfrutaba dando clase y que solo una vez le vi enfadado con alguien.
[Imagen: 50701731706_49f21af0b6_o.jpg]
#7
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Estudiando el ciclo hace 4 años, 1º de DAM. Profesor de bases de datos, un tipo bastante peculiar, incluso bohemio podríamos decir. Una de esas personas tan tranquilas que, como suele decir mi padre, no inventó la pólvora. Siempre está en la parra, le llamabas para cualquier duda y ni se daba cuenta etc etc.

En clase yo me dedicaba a tirar de hemeroteca simpsoniana cuando tocaba hacer ejercicios prácticos y había que pensar en nombres para personas y rellenar algunos campos en tabla. Sin embargo un día me sentí inspirado y recordé al gran grupo Manolo Kabezabolo y los ke se van del bolo, y me dije, "venga, esto lo meto yo como nombre en la tabla esta de mierda de proveedores que estamos creando." Allá que lo pongo raudo y veloz y me echo unas buenas risas con la ristra de nombres que son mis proveedores.
En cierto ejercicio práctico me entró una duda técnica y tuve que llamar al profesor de marras. Le hago la pregunta, se pone a mirar mis datos en la consola del mysql y me dice: "Anda, Manolo Kabezabolo, a estos les he visto yo en concierto". Acto seguido se marcha sin contestarme a la pregunta, y de nuevo risas y carcajadas con los compañeros de al lado.
Es que es el último tío que esperarías encontrar en un concierto de punk.
#8
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En un curso de informática de estos del INEM, los profesores eran un matrimonio bastante enrrollado que nos dejaba hacer literalmente lo que nos diese la gana, aquello era un cachondeo

Nos daban la teoria y los ejercicios que teniamos que hacer, pero la mayoria pasaba de hacerlo y se ponia a sus cosas, muchisimas veces algunos de los alumnos llevaban cosas como bizcochos o sandwiches para todos y nos poniamos allí a desayunar o nos ibamos a un bar a echar un café, en algunas ocasiones incluso dabamos las clases bebiendo litronas mientras, un show

Vamos, que eso más que un curso parecia una reunión de colegas, uno de los mejores cursos de mi vida


Edit: tambien en clase de informática, esta vez en bachillerato, el profesor era bastante gamer y solía jugar habitualmente al Counter strike y al Half Life. Entonces un dia va y le da por instalar dichos juegos en todos los ordenadores de la clase y casi todos los dias dábamos la clase normal, cuando acababa de darla y si sobraba un rato nos poniamos todos juntos a echar unas partidas en multijugador, el profesor incluido, el cual era un máquina que siempre nos reventaba a todos X-D
(Ultima edición: 17-07-2017 18:53 por sonicsaiyan.)
[Imagen: 5Kh4fak.png]
#9
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Tuve un profesor de filosofia que para aprobar unicamente pedia asistencia. Una vez, nos retó a hacer un avión de papel que llegara mas lejos que el suyo, si lo haciamos nos ponia un 10 y no teniamos que ir más. Fue imposible ganarle.

Al año siguiente, en bachillerato, el mismo, dijo que las cosas cambiaban y era el tipico que se pasa la hora hablando y tu ya si esos coges los apuntes que quieras. No aprobó casi nadie.

Tambien por esas fechas tenia una profesora de valenciano muy culé e independentista, pese a que no era ni catalana. Ahora todo me da igual pero en la epoca era mucho de "España una y no 51" ( y como yo casi todos) y por llevarle la contraria nos tenia enfilados. Y aunque cueste de creer, era TAN culé que si perdia el Barcelona venia tan cabreada que apenas daba clase y a los del Madrid nos mandaba a tomar por culo. Suena a me tiene mania pero si no comulgabas te cateaba.

Otra de informática se ponia a hablar toda la hora con una estudiante de OT, sin explicar nada. Otro profesor tenia problemas mentales severos y serios, pero ahi estaba. Otro se ponia tan nervioso que fue un milagro que no cruzara mas de una cara a alguno, aunque dió momentos impagables amenazando a alumnos y tirandoles mesas.

En el colegio por suerte todos mis maestros fueron geniales y guardo de todos un gran recuerdo. Los del instituto en cambio solo daban para anecdotas.
#10
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En el instituto suspendí física por defender en un problema de atracción gravitatoria que 1/(1/4) da como resultado 4, mientras que la profesora aseguraba que eso daba de resultado 1/4. Un problema similar cayó en selectividad y física fue mi nota más alta (junto con inglés). Pensándolo en frío, creo que puede ser parte de mi obsesión por la ciencia e industria aeroespacial.

Tuve un par de profesores en la facultad que en las clases mostraban una mala uva exagerada, pero después fuera de ellas eran una maravilla de persona, daba gusto pasar por el despacho a tutorías. Uno de ellos, en una clase, salió corriendo detrás de un alumno a grito pelado y luego nos dijo que si sabía lo que le convenía iría al despacho a hablar con él. El otro era muy dado a tirar sillas, mesas e incluso pizarras por el aire. Llegabas a clase según lo veías estampando una silla contra la ventana y no sabías si quedarte o salir corriendo.

Salí del último examen de la carrera pensando que no lo había clavado, pero que aprobado estaba de muy largo. Cuando salieron las notas vi que tenía un 1.7, así que obviamente fui a revisión. Además de un problema cuya puntuación le habían sumado a otro alumno, tenía el otro sin corregir. Cuando se lo hago ver al profesor, lo mira y lo lee lentamente, asintiendo constántemente. Finalmente levanta la mirada y me dice "el planteamiento de la solución está muy bien y lo has explicado perfectamente, se ve que entiendes la materia y sabes como atacar los problemas, pero no puedo dártelo por válido porque has dado los resultados con números enteros en lugar de decimales". Tenía que rellenar una tabla enorme con distintos valores, no me cabía en la hoja si metía decimales. Salí del despacho con un 4.5, que terminó siendo un 5 después de hablar la gente del departamento. A día de hoy sigo defendiendo que ese examen estaba para mínimo un siete, pero ya poco importa.

Ese mismo profesor me daba programación para cálculo numérico. En las calificaciones me dijo "no sé qué tiene que hacer tu programa más allá de los esbozos iniciales que te di a principio de curso". El tío estuvo todo el mes previo al fin del semestre de baja y no respondió ni uno sólo de los correos que le había estado enviando sobre la asignatura, hoy sigo sin saber qué quería él que hiciese mi programa.

Esta es una de las cosas que minaron mi paciencia con el profesorado y me llevaron a abandonar el grado y quedarme con mi "título antiguo". Un profesor se pasó media clase dibujando en la pizarra las teclas que había que pulsar en la calculadora para hacer una serie de cálculos. El mismo tipo, cuando un par de alumnos queríamos acudir a una tutoría, empezó a huir por los pasillos.

Y esta última es anécdota de profesores de rebote. Mi escuela apareció en las noticias por tener una asignatura con un 0.8% de aprobados. En el titular no se nombraba la asignatura pero habiendo pasado por ahí sabía a cuál se referían. Obviamente, no me equivoqué. Es cierto que se debe en parte importante al pasotismo de mucha gente entre el alumnado, pero la nefasta preparación como docentes de los profesores del centro debe también tenerse en cuenta.
(Ultima edición: 17-07-2017 19:09 por AcAnchoa.)
[Imagen: 32742_s.gif]
#11
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Por alargar un poco lo que escribí la otra noche, os cuento anécdotas de cómo los alumnos humillaban a los profesores en aquel instituto de FP.

Una vez en clase de química, pusieron un poster de una revista porno en la persiana de una ventana. Cada vez que el profesor miraba para otro lado, un chaval bajaba la persiana y toda la clase aclamaba. Luego la subía rápidamente antes de que este se girara y lo viera. Y así una vez y otra. Lo más lamentable fue que resultaba obvio que el profesor sabía que pasaba algo, pero no quería mirar por miedo. Porque era un acobardado y prefería pretender que no pasaba nada y seguía dando su clase, ignorando las ocasionales aclamaciones.

A una profesora de mates la llamaban en privado "la pelleja" por ser vieja y delgada, tenía una piel muy arrugada. Pero era una buena persona, no tenía nada en contra suya. Un día, un alumno "gracioso" empezó a llamarla pelleja a la cara delante de toda la clase, en mitad de una conversación normal. Algo así como: "Perdona, pelleja, ¿cuándo has dicho que es el examen?". Y así una y otra vez, mientras ella, como el profesor del ejemplo anterior, fingía que todo era normal.

Pero el "bromazo" gordo aún estaba por llegar. Un día, antes de que empezara la clase de matemáticas, bajaron todas las persianas hasta abajo y un chaval se posicionó junto a los interruptores de la luz. Así que ella entró, cerró la puerta, el chaval apagó las luces y de pronto se hizo la oscuridad más absoluta. Pues al amparo de aquella negrura, todos empezaron a gritarle e increparle de todo, desde hija de la gran puta a te vamos a matar, o violar etc. La probre mujer salió de la clase corriendo y llorando. Luego vino el director a echar la bronca pertinente.

Esas son las más llamativas que recuerdo ahora mismo, pero las faltas de respeto estaban a la orden del día, cosas como contestar de malas maneras, burlarse del profesor, irse de clase (a veces a través de la ventana) o estampar una naranja en la pizarra eran lo más normal del mundo.
[Imagen: saboteur2_animated_med_by_ricardo73-dch7lj3.gif]
#12
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Acabo de acordarme de que una vez, al tipo este de filosofía del que ya he hablado, unos chavales le metieron un tío de fuera del instituto en clase para que hiciera un examen a ver si se daba cuenta.

No se dio cuenta, por supuesto. Repartió los exámenes y se puso a leer el periódico, como siempre. Al acabar le recogió el examen como si fuese un alumno más.

Sí se dio cuenta inmediatamente, sin embargo, el profesor de matemáticas de que también hablé en mi mensaje anterior, cuya clase empezaba inmediatamente después. Y lo echó de clase al momento. Creo que fue uno de los únicos momentos donde vimos al hombre enfadado de verdad.


Y en cuanto a alias de profesores, teníamos unos cuantos. En el peor de los casos uno se olvidaba del nombre real del profesor. Había una a la que llamábamos "La Úrsula", porque básicamente solo le faltaban los tentáculos para ser una fotocopia, y me avergüenza decir que creo que en ningún momento logré recordar cual era su verdadero nombre.

Creo que mi peor etapa estudiantil fue bachillerato. Esos años fueron bastante malos porque empecé a encontrarme con serios problemas a la hora de estudiar. Me costaba ponerme, nunca hacía los deberes, y era un estudiante pésimo. 
Al llegar a los módulos de FP y posteriormente cursar la universidad, sin embargo, las cosas empezaron a ir mejor. No sé exactamente lo que pasó pero de alguna forma logré darle la vuelta al chip.
Las canciones que las Híades han de entonar,
donde flamean los andrajos del Rey,
deben morir sin haberse escuchado
                                  en la sombría Carcosa
 
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