La goma MILAN cumple un centenario vendiendo 25 millones al año de su 430
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Triangulares, ovaladas, verdes, marrones... El catálogo de Milan es prolijo en Gomas, hasta 80, con diferentes composiciones y fabricadas en España desde hace un siglo. Sin embargo, no hay otra cosa como la clásica 430 blanca, con la que todos hemos corregido cuentas y faltas de ortografía alguna vez. Precio: 0,20 euros.

¿Por qué borra una goma? Quizá haya cavilado sobre el asunto cuando cualquier pensamiento cruzado era bienvenido en las largas sesiones de estudio. Si no, y antes de que teclee en Google, lo resumimos en un principio, el de adsorción, como lo lee, con d, bien escrita está, que si no la hubiéramos borrado...

La acción de borrar se basa en el proceso por el que las partículas de grafito del lápiz quedan retenidas en la superficie de la goma por las cargas electrostáticas que se generan al frotarla sobre el papel. Explicación técnica de un gesto que los niños siguen haciendo a diario y algunos adultos también, los que aún tomamos notas mina en mano y los relacionados con las bellas artes, el diseño..., que todo suele empezar con un boceto.

Este año se cumplen 100 desde que los españoles echamos mano de una MILAN para corregir, rectificar y entonar un aquí no ha pasado nada manuscrito. Tal que en 1918 comenzó Santiago Marcó Pomar a fabricarlas y hasta hoy, cuando la empresa con sede en Gerona está gestionada por la cuarta generación de la familia. Salvo la multiplicación de las gomas y los complementos de escritura (hasta 5.000 referencias informa la compañía) poco cambio verá. La icónica cuadratura del modelo 430 no ha variado, apenas una ligera modificación en la tipografía de un fenómeno como pocos: desde los años 30 es objeto de identificación entre la marca comercial y el propio producto, se fabrican 25 millones de unidades al año sólo de este modelo y se venden en 120 países (alrededor del 40% de la producción se queda en el mercado nacional).

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A la 430 se la conoce como goma "miga de pan" pues recoge la herencia de nuestros bisabuelos que compactaban las migajas a tal efecto. Pero no se equivoque, desde sus inicios se fabrica en un suave caucho sintético (posteriormente nacieron las de plástico) en principio para todo uso, aunque su efectividad depende de factores como el tipo de mina (mejor una blanda 2B o B), la presión en el trazo que ejerce el escribiente... En cualquier caso, bien conservada, aseguran desde MILAN que puede borrar de manera efectiva unos ocho años. ¡Cuánta reescritura es posible en ese tiempo! Que la goma alcance tal vida útil depende en buena medida de que no esté expuesta al sol y de que la guarde porque se reseca.

Si recuerda de sus tiempos de pupitre y caligrafía, es fundamental utilizarla en limpio. De hecho, si está sucia lo que hay que hacer es borrar en otra superficie y generar virutas (¿se acuerda?) porque si hay un principio de la física de una MILAN es que una buena goma tiene que gastarse para borrar. "En bellas artes hay quien las corta", apunta Carolina Álvarez, responsable de comunicación de la firma.

Cabe citar que sobre el escritorio hay otros diseños de éxito, desde la Nata (la 624 fue la primera a base de resina de plástico y envuelta en celofán rosa), hasta el afilaborra(con sacapuntas) que no falta en los estuches ahora. Todo un arsenal para arrepentirse sin dejar huella. Borrón y cuenta nueva.

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Malas con avaricia, pero clásicas
#3
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que ricas estaban y qué poco borraban.

¿porqué se llamaban Milán si se hacían en Gerona?
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