Yo depende de como me atiendan suelo dejar o no. El tema de si la dejo, es viendo si están puteados o no los currelas. El problema es que los sueldos deberían ser dignos para no tener que dejarlas. En mi curro nunca me podrán dejar propina. Aunque a veces si me han traído una caja de pastas o cosas así.

Mi pareja, que siempre ha currado en hostelería, ha tenido de todo. Desde jefes que pagan una mierda y ni aparecen, pero que a la hora de repartir el bote se han quedado con su parte de las propinas, cuando el cliente en teoría lo da por los camarer@s.

Estoy de acuerdo con todos, la verdad, es difícil no ver razón en cada opinión que se ha vertido aquí. No me parece ni medio bien que un empresario se aproveche de esta costumbre, no me parece bien obligar ni imponer un porcentaje fijo, me horroriza el caso de los que solo cobran de las propinas (ya sé un producto de turismo que jamás contrataré), etc. pero también las veo como un modo de agradecimiento que va más allá de cumplir con el trabajo, y en ese sentido no tengo problema. No me parece normal dar una propina para que no te escupan en la comida, pero sí me parece bien recompensar un trato especialmente bueno y agradable.

Eso sí, ante ambos extremos me quedo con la prohibición por encima de la obligación pero de largo. Esto último, además, hace que no pueda ser propina en ningún caso.

Antes he ofrecido una postura dura, impostando también el tono del mensaje para que quede chachiruli, pero también quería ofrecer un punto más benévolo, esta vez desde el lado de la aportación totalmente voluntaria: estar en un restaurante/mesón/taberna/lonja, cena de colegas desgarramantas, que nos dejen más tiempo y manga ancha ante nuestros desvaríos (dentro de unos límites, ni es plan de montar la escena, ni de molestar a la gente circundante), un trato cordial.........ahí es cuando siempre pones algo, aunque sean céntimos, o monedas de euro que te sobran, porque se lo merecen, aunque estén forrados y comprando oro en Sudáfrica, porque intentas transmitir con esa propina ese solaz y satisfacción que te han hecho sentir.

Con mi madre, hermano y sobrina, solemos ir a desayunar a un bar de barrio, de esos de desayuno a 2.50, con café, tostada con mantequilla y mermelada ,o bocatita o pinchazo de tortilla con todo, y zumo de naranja natural (en esas máquinas horribles que necesitan exprimir tres naranjas para llenarte un vaso), donde no creo que los dueños hagan verdadero dinero con ese pack. Pues aún nos ponen un zumo gratis para llenar el bibe de mi sobrina, y sin problemas a soltarles cada finde un pavo extra, porque el detalle vino de gratis y sin contraprestaciones. Sitios donde estás a gusto, que no siempre es necesario que ellos ofrezcan algo gratis primero, que ves y sabes que merecen más -la hostelería de barrio lumpen- y dejas cambios o céntimos sin problemas.

La obligación, la maldita obligación, o semi-obligación, como lo de Xeco para que no le pusieran jugo de cangrejo de montaña en su vaso de chianti callejero.

En los cruceros también van establecidas las propinas por adelantado y te las cobran sí o sí. 


Sobre el tema soy de vuestra misma opinión. Para lo único que sirven es para que el jefe las cuente como parte de la nómina en trabajos precarios o de semi-esclavitud.